Bolsonaro despide al jefe de la Policía Federal y Sergio Moro está a un paso de renunciar
El presidente de Brasil Jair Bolsonaro despidió al director general de la Policía Federal (PF), en un movimiento que puede activar la salida del gobierno de Sergio Moro, ministro de Justicia y Seguridad Pública.
El desvinculamiento de Mauricio Valeixo, mano derecha de Moro, fue publicada esta mañana en el Boletín Oficial. La posibilidad de que Valeixo saliera generó ayer una crisis entre el ultraderechista y el exjuez del Lava Jato. En una reunión privada en el palacio del Planalto, Moro le manifestó a Bolsonaro que si cambiaba al jefe de la PF abandonaría el gobierno.
En medio de una gran incertidumbre sobre su continuidad, los asesores de Moro anunciaron a primera mañana que el exjuez de Curitiba hará un pronunciamiento a las 11.
Valeixo, hombre de extrema confianza de Moro, había comandado la Superintendencia de la PF en el estado de Paraná durante la operación Lava Jato y allí se convirtió en un aliado de Moro, que lo indicó para liderar la fuerza cuando llegó al ministerio.
En el decreto publicado hoy, no aparecen nombre substitutos para la directoría de la PF.
Turbulencias
Con la salida del exministro de Salud Luiz Henrique Mandetta todavía fresca, la eventual renuncia de Moro, el político más popular de Brasil según las encuestas, amenaza con incrementar las turbulencias.
Las rispideces entre Bolsonaro y Moro no son nuevas. La posibilidad de que el exjuez de Curitiba deje el gobierno surge por segunda vez este año.
En enero, el presidente había amenazado con desdoblar el Ministerio de Justicia y Seguridad Pública, vaciando la cartera de Moro. A través de aliados, el ministro había dejado claro que si ese proyecto se concretaba, su renuncia sería un hecho.
La crisis por la salida de Mandetta enfrentó a Moro con el presidente. El ministro de Justicia defendió al médico cuando estaba siendo vapuleado públicamente por Bolsonaro días antes del despido.
En 2018, el exjuez del Lava Jato dejó su carrera como magistrado para asumir el papel de “superministro” en el gobierno de Bolsonaro, según él, para dar empuje desde el Ejecutivo a la lucha contra el crimen organizado y la corrupción. Su propia figura reforzó la imagen del ultraderechista, como una garantía en sí del presunto compromiso contra el crimen. Pero rápidamente la autonomía de Moro quedó cuestionada y en poco más de un año acumuló derrotas y frenos a sus proyectos.
De continuar en el gobierno, la figura del exjuez de Curitiba quedará todavía más desdibujada.
El año pasado la filtración de conversaciones privadas entre Moro y fiscales del Lava Jato, en un capítulo conocido como “Vaza Jato”, comprometió su papel como juez anticorrupción en la gran causa que llevó a Luiz Inacio Lula da Silva a prisión. Sin embargo, en las encuestas no sintió el golpe a su popularidad. Para muchos analistas, por su imagen, Moro aparece como un candidato natural a la presidencia brasileña en 2022: una aventura que podrá alimentarse si decide sale hoy del gobierno.
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