Antisemitismo en línea: Neonazis de 13 años planeaban atentados en las redes
En los salones de chat de Telegram, un grupo de usuarios discute las mejores estrategias para hacer estallar la “guerra de razas”. Forman parte de un grupúsculo neonazi de pocas decenas de miembros llamado Feuerkrieg Division (FKD, algo así como la División de Guerra de Fuego) y se comunican a través de la plataforma de mensajería y de chats de juegos online.
Los nazis del nuevo milenio discuten a través del teclado y las pantallas de sus computadoras la posibilidad de llevar a cabo un atentado contra una sinagoga en la ciudad estadounidense de Las Vegas y un ataque con explosivos contra la cadena noticiosa CNN.
Hay que tomarlos en serio porque están conectados con otros grupos que ya concretaron algunos de sus planes, como por ejemplo los Atomwaffen Division, considerados responsables de al menos ocho asesinatos.
Por suerte, las fuerzas de seguridad lograron encontrar al líder de los FKD, quien en los chats a veces utiliza el nombre de usuario HeilHitler8814 y otras se hace llamar “Commander”, el comandante.
Después de varios meses de investigaciones, la policía detectó que “Commander” vive en una localidad de Estonia, el país báltico encerrado entre Rusia, Finlandia y Letonia. Cuando llegaron a la casa para arrestarlo descubrieron que el líder neonazi vive todavía con sus padres.
Es que “Commander” tiene apenas 13 años.
Al ser menor de 14, la policía de Estonia no puede detenerlo. Se tiene que contentar con pedirle a sus padres que lo reprendan y que le hagan prometer que ya no esparcirá el odio y el racismo por internet, que se va a portar bien.
“Esta persona no puede ser procesada bajo la ley penal y en su lugar se deben usar otros métodos legales para eliminar el riesgo” que puede representar el menor reconoció, cuando se destapó el caso, un vocero de los servicios de Seguridad Interior de Estonia, Harrys Puusepp.
En declaraciones a la prensa, el portavoz dijo que “la cooperación entre varias autoridades, y especialmente los padres, es importante para alejar a un niño del extremismo violento”.
“Commander”, el niño de 13 años, se habrá llevado entonces un tirón de orejas por haber alentado a sus seguidores en varios lugares del mundo, entre ellos Estados Unidos, a llevar a cabo atentados terroristas.
“Estamos viendo gente cada vez más joven involucrarse en crímenes y, de hecho, cometerlos”, alertó Rick Eaton, uno de los investigadores principales del Centro Simon Wiesenthal.
En una entrevista por correo electrónico con Perfil, Eaton recordó que Stephan Balliet, acusado de haber llevado adelante el ataque de octubre del 2019 contra una sinagoga en Alemania, que dejó dos muertos en Yom Kippur, y Dylann Roof, el supremacista blanco que mató nueve personas en una iglesia afroamericana en Carolina del Sur, en Estados Unidos, en junio del 2015, eran ambos veinteañeros.
Los atacantes de la escuela Columbine High, Eric Harris y Dylan Klebold, protagonistas de la célebre matanza de abril de 1999, durante la cual asesinaron a trece personas, tenían respectivamente 18 y 17 años de edad.
“¿Me preocupa que alguien de menos de 16 años haga lo mismo?”, se pregunta Eaton. “La respuesta simple es: sí”, se responde.
El experto del Centro Wiesenthal teme que, “con la sofisticación de los jóvenes online, el creciente volumen de material de odio y el acceso a las armas”, episodios semejantes a manos de menores “son muy posibles”.
Al igual que los Atomwaffen y otros grupos neonazis similares, los FKD adoran a personajes como Roof, Robert Bowers (el atacante de la sinagoga de Pittsburgh que mató a once personas en octubre del 2018), Brenton Harrison (el autor de la matanza de marzo del 2019 en una mezquita en Nueva Zelanda, con 51 víctimas mortales) o el clásico Timothy McVeigh, el hombre que hizo explotar la oficina federal en la ciudad de Oklahoma en abril de 1995 -matando a 168 personas- y ejecutado en junio del 2001 a los 33 años.
Sus convicciones ideológicas también reconocen una misma raíz, en la que se confunden el racismo, el antisemitismo, el odio a los negros y una buena dosis de misticismo y ocultismo, un mejunje que ya había afectado los cerebros de sectores radicales del nazismo original.
A falta de un poderoso ejército y de enormes recursos económicos estatales como los que sostuvieron el ascenso de Hitler, estos nuevos racistas “free lance” apuestan a hacer explotar una “guerra de razas” desatando el caos a través de resonantes atentados terroristas como los que recientemente sacudieron Pittsburgh o Christchurch.
Según los investigadores que siguen de cerca a estos grupos, su principal ideólogo orgánico es James Mason, un estadounidense de 67 años con una larga militancia neonazi que arrancó en los ’60 y que publicó en 1992 un libro llamado “Siege”, adonde juntó varios ensayos racistas que había editado en un newsletter del mismo nombre durante los años anteriores.
En “Siege” -que no se consigue en Amazon ni en librerías normales- aparecen también artículos en favor de Charles Manson, el líder del culto responsable de al menos nueve muertos, incluyendo el bizarro asesinato de la actriz Sharon Tate en 1969.
Mason, quien mantuvo una relación de “amistad” y de trabajo conjunto con Manson en el grupo Universal Order, es -entre otras cosas- un negacionista del Holocausto que alguna vez escribió que aquellos “con antecedentes similares a los míos en el Movimiento Nacional Socialista de Estados Unidos, estarán entre los primeros en admitir tristemente que fue una lástima que Hitler no haya matado al menos a seis millones de judíos” durante la Segunda Guerra Mundial.
Este propagandista neonazi es señalado como uno de los principales “asesores” del grupo Atomwaffen Division. De hecho, en algunas capturas de pantalla de los chats de los militantes de la FKD en Telegram se puede ver a un joven posando orgullosamente con un ejemplar de “Siege”.
Las capturas fueron publicadas por la publicación online alternativa Unicorn Riot, que dio a conocer también fragmentos de conversaciones entre “Commander” y algunos de sus seguidores. En las conversaciones divulgadas por la revista, “Commander” enumera, por ejemplo, a Hitler, Mason, Benito Mussolini y George Lincoln Rockwell (otro viejo nazi estadounidense, asesinado en 1967) entre “los escritores que nos inspiran”.
También mantiene discusiones sobre cómo definir adecuadamente sus posiciones ideológicas, en conversaciones que, si no fueran peligrosas, serían cómicas.
“Soy una mezcla de Paganismo Indo-Ario y Hitlerismo Esotérico”, le dice “Commander” a su compadre “Luther”, quien lo había calificado, al parecer erróneamente, de seguidor de la filosofía Odinista, una creencia relacionada con las religiones de los antiguos germanos. Unicorn Riot dijo que consiguió las capturas de pantalla a través de un “infiltrado” en la FKD “que prefiere mantenerse en el anonimato”.
La publicación señaló que, “si bien la FKD afirmó recientemente que se disolvió, el grupo continúa organizándose en chats online, buscando reconvertirse y promoviendo su misión de llevar a cabo actos violentos al servicio de su sueño de una insurgencia nazi apocalíptica”.
“De alguna manera, la FKD representa las tendencias más descentralizadas y peligrosas del neonazismo insurgente contemporáneo”, advirtió Unicorn Riot, que recordó el reciente arresto de uno de sus miembros.
Se trata de Conor Climo, un ex guardia de seguridad estadounidense que se declaró culpable de planear un ataque contra una sinagoga y un bar LGBTQ en Las Vegas. Climo, de 24 años, considerado un supremacista blanco y declarado seguidor de la FKD, puede ser condenados a tres años de prisión, según indicó la prensa norteamericana.
Las fuerzas de seguridad revelaron que Climo tuvo la mala idea de contarle a alguien que estaba buscando los mejores blancos para sus atentados. Ese alguien era un informante del FBI.
¿Cómo es posible que un “comandante” hitlerista esotérico en Estonia pueda dar órdenes o alentar a un supremacista blanco en Estados Unidos para que lleve a cabo ataques mortales contra judíos, homosexuales o afroamericanos?
En la actualidad, “la mayor parte de la exposición y el adoctrinamiento en la ideología extremista ocurre en los espacios virtuales”, dice Oren Segal, vicepresidente del Centro sobre Extremismo de la Anti-Defamation League (ADL), una reconocida organización judía anti-racismo con base en Nueva York.
“Los grupos extremistas que han sido desplazados o prohibidos de sitios de internet más populares acuden en masa a plataformas en línea menos reguladas” del tipo Gab o Telegram, cada vez más encriptados, dijo Segal a Perfil en un correo electrónico.
En esos espacios más o menos seguros, los jóvenes extremistas puede difundir y compartir a gusto material racista y, de paso, fomentan relaciones virtuales, añadió.
Los intercambios entre los miembros de estos grupos no se quedan solamente en discursos inflamatorios. Esas ideas, remarcó Segal, “se traducen en acciones en el mundo real”, llevados a cabo por “individuos que están motivados” para seguir adelante, “arremeter contra aquellos que perciben como sus enemigos y buscando un cambio social” en sintonía con su filosofía racial.
En general, dice por su lado Eaton, del Centro Wiesenthal, “estos grupos aprendieron a mantener sus actividades operativas en silencio y la naturaleza encriptada de Telegram y otras redes los ayuda” en ese sentido.
“Desafortunadamente -se lamenta Eaton-, el volumen de actividades de estos grupos en esas redes sociales está creciendo rápido”. A muchas de estas organizaciones ya las corrieron de Facebook o Twitter, por ejemplo, pero enseguida se vuelcan a otras plataformas, en especial aquellas favoritas de los más jóvenes, señala el investigador.
Es sabido que las redes sociales pueden ser -y lo son a menudo- ambientes propicios para la difusión del odio y el miedo. Muchas veces, dice Eaton, “la ira de estos grupos está basada en información falsa, pero ellos actúan igual”.
Habrá que esperar que el papá y la mamá del “Commander” lo mantengan a raya y lejos de la computadora.
Fuente: Perfil.
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