“Lo que mata es día a día, cuando te despertás, no saber cuándo vas a volver a casa”
Finalmente Silvia Neiman, quien se encontraba varada en Quito, la capital de Ecuador, hace más de un mes, logró regresar a su hogar en un vuelo de repatriación.
Según explicó a Radio Jai, a mediados de abril les informaron que podrían viajar en avión junto a otros repatriados hacia la Argentina. Sin embargo, varios de los argentinos con los que habían desarrollado fuertes vínculos durante aquel período no tuvieron la misma suerte y aún permanecen en Quito.
Al llegar al aeropuerto, explicó Neiman, las autoridades los estaban esperando con estrictos pasos a seguir: “Directamente el Gobierno de la Ciudad nos dio la posibilidad a los que eramos de (Buenos Aires) Capital, de pasar la cuarentena en un hotel”, y así lo hicieron.
Silvia Neiman dijo que la vuelta a casa “fue muy emotiva, porque nos fuimos el 28 de febrero y íbamos a pasar por tres países diferentes, Panamá, Ecuador y Colombia, y obviamente cuando avisan de la pandemia, nuestra decisión fue volver a casa. Ahí comienza toda la historia porque nos damos cuenta de que no podemos volver. Estuvimos más de 60 días afuera del país”.
Sin embargo su historia es bastante más compleja que eso, pues estar varado en un país dolarizado y sin ningún allegado cercano, puede ser un desafío económico inabordable para la mayoría de los argentinos. Neiman explicó: “Nosotros participábamos de un curso donde gracias a D-s conocimos gente totalmente solidaria. Primero estábamos en un Airbnb (un tipo de alojamiento que se modera por Internet y funciona como un alquiler temporal), y después nos íbamos a Colombia. Cuando nos dejan (varados) en Ecuador, sabíamos que se estaban cerrando las puertas de los hoteles y de los Airbnbs para los extranjeros, tuvieras o no plata: No querían turistas en los edificios. Nosotros tuvimos la gran suerte de que el señor que nos alquilaba, se encariñó con nosotros y nos permitió quedarnos en el edificio. Obviamente sin poder tocar las zonas comunes a todos”.
“Para poder afrontar la economía que se les vendría, le pedimos una reducción del dinero (de alquiler) porque no contábamos con la plata para quedarnos un mes y medio en un Airbnb, porque no lo teníamos planificado. Después hicimos una vaquita (reunión de fondos) con Marcelo, con toda la plata que nos quedaba hasta que nos volviéramos, que no sabíamos cuándo iba a ser, y dijimos ‘vamos a gastar tanto por semana en comida’ y la verdad, que ahí si uno se vuelve a acostumbrar a la época de mochilero. Comíamos arroz, habríamos alguna lata. Solamente se compraban cosas de comida y la hacíamos durar muchísimo”, dijo Neiman.
Pero su vida en Ecuador no fue solamente supervivencia, recibió un maravilloso trato por parte de la comunidad judía ecuatoriana, la cual le dio un enorme apoyo durante toda su estadía en la capital.
“De repente yo tenía diez familias, desde la esposa del rabino hasta alguien de Jabad, los directivos de la comunidad, el Presidente de la comunidad, el Director de la comunidad, tenía de repente en mi whatsapp como quince contactos y participé de todos los Shabatot online con ellos. Es mi nueva familia, es hermosisimo lo que viví”, dijo Silvia Neiman.
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