La Unión Europea tiene un respiro mientras la ultraderecha desaprovecha la pandemia
Por: Ezequiel Naidich.
Habiendo pasado cerca de 3 meses de la llegada del COVID-19 a Europa, vemos una lenta tendencia creciente en cuanto a solidaridad y cooperación europea. Lejos está la Unión de acordar respuestas unificadas en materia de salud, fronteras, o en relajación de las medidas de aislamiento social, pero han logrado avanzar en grandes programas de recuperación, habiendo ya invertido 750.000 millones de Euros.
Pero por el otro lado, el populismo de ultraderecha Europa no ha logrado tomar provecho de las circunstancias. Luego de observar las grandes manifestaciones contra el aislamiento obligatorio en Brasil y Estados Unidos, las protestas en Europa han sido mínimas. Una es que la ultraderecha ha perdido su gran bandera, controles fronterizos y contra la inmigración, aplicados ambos por gobiernos de todo el espectro político, desde los socialistas en España hasta la derecha en Polonia.
Además, el discurso populista divide la sociedad entre el pueblo honesto y la elite corrupta, ubicando a quien sea el enemigo de turno en el último campo, pero justamente el enemigo ‘invisible’ del Corona es difícil de catalogar como ‘elite’. Y el coronavirus no conoce fronteras. Esta vez no es fácil decir que son los inmigrantes sirios los culpables de la crisis. Es más, es desde Europa que ha llegado el virus a África y Medio Oriente.
El segundo gran problema ha sido la falta de coherencia de la ultraderecha respecto al coronavirus, llevando a que estos partidos busquen cualquier discurso opositor, aunque sea poco popular en sus países e incluso teniendo que cambiar de discurso en el tiempo. Otros apelaron al euroescepticismo, criticando a la Unión Europea de haber fallado en responder a la pandemia, cuando ellos eran importantes detractores de la expansión de la actividad de la Unión a áreas como salud.
Esto le da un respiro a la organización que, con tímidos progresos, aún le cuesta ordenarse y tomar el liderazgo de la respuesta contra la crisis sanitaria y económica de forma coordinada. Pero si Bruselas sigue sin avanzar en el desarrollo de un programa coordinado contra los varios problemas económicos que surgirán, principalmente el desempleo, estos partidos populistas, u otros nuevos o menos conocidos, como el fascista Hermanos de Italia, tendrán mucha base desde donde crecer nuevamente.
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