Israel debe socorrer de inmediato a las comunidades judías del mundo
El coronavirus ha puesto en jaque a las comunidades judías en el mundo. La cuarentena y el consiguiente párate en la actividad económica han llevado a las instituciones de todos los niveles y países en una situación insostenible.
Los ingresos disminuyeron drásticamente cuando no desaparecieron, y los costos operativos continúan al mismo ritmo.
Escuelas, comedores populares, instituciones de beneficencia, sinagogas, clubes deportivos, hogares de ancianos, medios de comunicación, etc. se ven a las puertas del colapso por falta de fondos. Los aportantes sean padres, socios, donantes, anunciantes han desaparecido y nadie puede prever cuándo y cómo regresarán.
Desde la creación del Estado de Israel hace 72 años, las comunidades judías han apoyado política y económicamente a Israel con importantes donaciones. Es hora que Israel, hoy, una de las economías más fuertes del mundo, haga lo que corresponde sin demora.
Alguno dirá que Israel debe preocuparse por sus ciudadanos que también han sido afectados por la pandemia con una severa crisis económica y de desempleo. Sin duda debe hacerlo.
Hablamos de magnitudes completamente diferentes. Un fondo de entre U$500.000.000 U$1.000.000 no harán una diferencia sustancial en el PBI de la robusta economía israelí y si pueden ser la salvación o no, de cientos de instituciones judías en la diáspora.
Con todo respeto la iniciativa de la sojnut de dar préstamos sin interés, un engorroso proceso burocrático o las declaraciones de la ministra Tzipi Hotovely a cargo del ministerio de asuntos de la diáspora, que declara que quieren ayudar, pero no conocen las necesidades de las comunidades, con lo cual están estudiando el tema, son una burla frente a la urgencia de la situación.
Israel debería administrar un fondo de emergencia que le garantice a las comunidades y sobre todo a los profesionales que trabajan en ellas, por lo menos tres meses de flujo de recursos garantizados mientras se buscan las soluciones a mediano plazo.
Por su parte las comunidades deberían con prontitud establecer comités multidisciplinarios de emergencia que permitan una evaluación cuantitativa precisa y abarcativa de la crisis. Desarrollar un Master Plan de contingencia que sirva de guía para una acción coherente y estratégica de corto y mediano plazo.
La problemática es inédita y la respuesta debe ser inédita. Una decisión ejecutiva del más alto nivel del Estado. Sino es inmediata y la burocracia y política ingresan, es posible que lleguen con el remedio cuando el paciente ya esté muerto.
Es hora de ver si los grandes discursos respecto a la importancia que Israel le otorga a las comunidades diaspóricas va acompañada por una acción de rescate imprescindible y moralmente justa.
Miguel Steuermann
Director general
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