¿Qué es Lag Ba’omer?
Lag Ba’omer celebra la sorprendente victoria contra el Imperio Romano de Bar Kojbá, el gran líder militar judío – una victoria que otorgó casi 3 años de independencia nacional al pueblo judío (132-135 e.c.). Semejante hito concluyó en una matanza masiva del pueblo judío en la antigüedad, y al Exilio de la mayoría de los Hijos de Israel de áreas completas de su Tierra ancestral. Se trató de una lucha iniciada en las colinas de Judea y que llegó tan lejos como hasta Beit Sheán, en la Alta Galilea. Esta Gran Rebelión le costó a los romanos 2 legiones completas de las 12 que movilizaron a la Tierra de Israel – un número exorbitante de tropas, a las que sumaron la conducción del mejor general romano de la época, Julius Severus, traído especialmente desde la lejana Britania y de Hadrianus Quintus Lollius Urbicus, antiguo Governador de Germania para lograr su cometido.
El resultado final tuvo consecuencias dramáticas para el destino del pueblo judío: el emperador Adriano emitió un decreto de expulsión final de los judíos de Judea. Por primera vez en la historia – incluyendo las tremendas destrucciones de los dos Templos de Jerusalem, 586 a.e.c. y 70 e.c. – los hijos de Israel perdían el derecho de habitar, aun como súbditos, en su heredad milenaria, histórica. El pueblo judío había sido confinado a una espera que sería, también, milenaria: el retorno a su vida nacional en la Tierra de Israel.
El pueblo judío retornó una y otra vez a la Tierra de Israel durante esos siglos de expulsión – quién hubiera imaginado que se trataría de 17 y medio de muy largos, extremadamente dolorosos siglos… La caída de Bar Kojvá frente al Imperio Romano inició el período del Exilio del pueblo judío, el establecimiento de múltiples diásporas, y la consecuente dependencia a la voluntad de quienes las dominaban – tantas veces, con consecuencias nefastas. Los Hijos de Israel pasaron de ser un pueblo guerrero y soberano, con etapas de mayor o menor fortaleza y mayor o menor independencia… a una pléyade de comunidades con apenas derecho a la vida, con una marcada indefensión y una extrema desprotección.
Cuando la Europa Cristiana hizo de la acusación de deicidio una parte integral de su teología, la demonización del pueblo judío se estableció como política de Estado, y el antisemitismo fue parte de presupuestos religiosos y también políticos. Si los judíos eran los asesinos de Dios mismo, tenían la capacidad de realizar el mal más extremo – lo que creó una permanente andanada de nuevas acusaciones y una enseñanza sistemática de odio hacia el mismo pueblo del que Jesús había nacido, al que perteneció y honró.
La creación del Estado de Israel produjo un cambio radical en el estado de indefensión del pueblo judío. Con una-guerra-cada-década desde su creación, y otras muchas, muchas acciones militares entre los grandes enfrentamientos; aún con el dolor de decenas de miles de caídos, y cientos de miles de heridos, Medinat Israel le devolvió a los Hijos de Israel su capacidad de establecer su propio norte, decidir por sí mismo y acabar con amenazas genocidas. La mitad del pueblo judío que vive hoy en el Estado Judío sabe de sufrimiento, sacrificio y dolor, pero disfruta de su independencia recuperada y de la fortaleza reestablecida; hizo del “Nunca más” una realidad de vida independiente y feliz.
Muy diferente es el presente de las comunidades judías en la diáspora. Pasada ya la vergüenza de Occidente por sus crímenes durante la Shoá, el antisemitismo en el mundo ha crecido exponencialmente en estos últimos años. El odio contra el pueblo judío ha sabido “mutar” algunos de sus tradicionales odios en otras racionalizaciones aggiornadas a los aires de la época, logrando golpear – figurativa y literalmente – con su garra asesina con fuerza redoblada. Tres grandes “corrientes” la nutren, habiendo algunas “recuperado” incluso el grado de bon ton – tan común antes del Holocausto. En su compilación de fuentes sobre la situación del antisemitismo en el último año, como parte de un estudio solicitado por la Organización Sionista Mundial, Eli Nachum describe las 3 corrientes que promueven el odio contra el pueblo judío y que han sido responsables de consecuentes actos criminales: la izquierda radical, la derecha radical y el Islam radical-político – el Islamismo.
“La izquierda radical: el pasado colonialista que ha perseguido a Europa, el control israelí sobre Cisjordania desde 1967 y el establecimiento de muchos judíos en posiciones clave en la economía y la política del continente, también ha despertado fuertemente a la izquierda radical contra Israel, en muchos casos bajo una postura pseudo-académica. Los profesores explican repetidamente que Israel es una fuente de violencia, asesino de niños… el delito más grave de la historia moderna. No hay crítica política, sino campañas de mentiras.
La extrema derecha: si bien el antisemitismo en Europa en los últimos años ha crecido desde el Islamismo y izquierda radical, este año (2019) la extrema derecha ha vuelto al escenario de la acción asesina. Los dos ataques dirigidos a musulmanes y judíos, llevados a cabo en una mezquita en Christchurch, Nueva Zelanda y en una sinagoga en Halle, Alemania, han tienen su origen en la extrema derecha. En Alemania, donde se produjeron cientos de incidentes antisemitas este año, la mayoría fueron llevados a cabo por activistas de extrema derecha.
El Islam radical-político – el Islamismo: en los países árabes, la educación sistemática al odio a los judíos ‘tuvo éxito’ – e incluso si fueron discontinuadas, las percepciones negativas fueron absorbidas. Hoy, el odio proviene principalmente del pueblo mismo, y es muy frecuentemente difundida en programas de televisión y series. Los viejos versos del Corán son interpretados una y otra vez retratando a los judíos bajo una luz negativa, describiéndolos principalmente como los enemigos más declarados del Islam”.
El antisemitismo ha retornado a la práctica no sólo dentro de los regímenes más oscuros islamistas, sino en las calles de las grandes y pequeñas ciudades de Occidente, asesinando y propiciando sisíficas cuotas de odio racionalizados en viejas y nuevas teorías conspirativas donde los judíos somos – una vez más – “la razón de todos los males del mundo” – desde la derecha militante, la izquierda fascista y el Islamismo terrorista. El contraste entre los judíos de las diásporas y los que vivimos en el Estado de Israel en temas de inseguridad e indefensión / seguridad y fortaleza, se ha profundizado y hasta se hace crítico en algunas de las comunidades judías del mundo. La seguridad de los judíos en los países de Occidente, que parecía haber sido finalmente garantizada después de la Shoá, vuelve a ser razón de verdadera y justificada preocupación – con la impotencia de gobiernos de buenos líderes, y la hipocresía de los malos, unos y otros repudiando sincera o falsamente el brutal incremento de ataques a transeúntes, destrucción de propiedades, profanación de sinagogas y cementerios, asesinados – y toneladas de odio en las redes sociales.
En estos días en los que recordamos la pequeña victoria de Bar Kojvá en Lag BaÓmer y la tragedia de su derrota final, valoramos el extraordinario logro de la independencia nacional recuperada en nuestra tierra histórica – en nuestra heredad. Redoblamos asimismo nuestros esfuerzos para denunciar el odio antisemita, atacando a sus bases y demandando del mismo Occidente que se enfermó de odio contra el pueblo judío en su acusación de deicidio que asuma sus responsabilidades y lo extirpe de sus filas, protegiendo a las comunidades judías que tanto han hecho por el desarrollo y el progreso de cada una de las sociedades en las que viven y crecen.
Que el espíritu de Lag BaÓmer nos inspire para continuar con la construcción optimista de nuestro futuro nacional, que nos inste a proteger la vida judía por doquier… y que las luces de nuestras fogatas de Lag BaÓmer iluminen nuestro presente de gloria y nuestro promisorio futuro aquí, en Medinat Israel.
¡LAG BAÓMER SAMÉAJ!
¡JAZAK VE’EMATZ!
RABINO CARLOS A. TAPIERO
Vice-Director General & Director de Educación
UNIÓN MUNDIAL MACABI
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