“La violencia generada desde la propia Presidencia de la República es muy grande”
Dialogamos con el periodista Gustavo Guershon quien desde Porto Alegre, Brasil, nos brindó un panorama de la situación de ese país en relación con la pandemia del coronavirus.
“Todo lo días, cuando llega el final del día, los brasileros nos vemos deparados con cifras que son difíciles de creer.
De ayer para hoy hubo 1156 muertos, que ya son más de 31.000. Hay estadísticas de instituciones internacionales que dan cuenta que en Brasil pueden llegar a morir más de 120 mil personas y que todavía no estamos en el ápice de la curva”, expresó.
Guershon se refirió Jair Bolsonaro y a su particular forma de gobernar, de la siguiente manera: “El Presidente parece que está gobernando otro país o que está muy preocupado con sus casos en la justicia, con los teléfonos que les pincharon, los datos que revelaron, y con su familia y sus hijos que están también acusados. Está más preocupado con la lucha con el Supremo Tribunal Federal, si lo acusan o no lo, las marchas antidemocráticas, que en resolver los problemas de la salud, al punto tal, que Brasil sigue teniendo un ministro de salud interino, que es un militar que llegó para ocupar el lugar de dos ministros que renunciaron. Al mismo tiempo que aumenta el número de muertos, muchas ciudades están reabriendo, es el caso de San Pablo, una de las ciudades más habitadas de Brasil, que ya registró más de seis mil muertos, está paulatinamente reabriendo su su comercio. También Rio de Janeiro en el día de ayer abrió la posibilidad de que los cariocas puedan salir a hacer deporte, pero no los dejan quedarse en la playa”
El tema de la posibilidad del sistema de salud de satisfacer la demanda ante semejante cantidad de casos es sensible. “En muchos lugares, la capacidad de camas en las terapias intensivas ya está arriba del 90%. Para que los médicos no queden presionados con a quién curan, aquí el CREMERS (sindicato de médicos) ha bajado una orden que dice que si la persona tiene más de 75 años o es obesa y no se la puede trasladar de una cama para otra, dentro del hospital, entonces hay que elegir a otro paciente para que sobreviva”, expuso Guershon.
En el estado de Rio Grande do Sul la situación es menos complicada.“Gracias a D-ios en el Sur, el lugar de donde les estoy hablando, la situación está más controlada y eso se debe a las medidas rigurosas que han adoptado tanto el intendente de Porto Alegre como el gobernador de Río Grande del Sur, pero en otros lugares donde no hubo aislamiento social, hoy las consecuencias son catastróficas y la tendencia es que los números no paren de crecer. Ya hay más de medio millón de personas infectadas” indicó.
“Es algo medio loco pero así como el número de muertos e infectados aumenta, la Bolsa de valores está subiendo, el dólar está bajando porque hay una reactivación económica, pero mismo así el desempleo que se espera es muy grande.
El gobierno está dando ayuda de aproximadamente 100 dólares por mes para las familias más carentes pero es una ayuda que va a llegar por tres meses. También hay una ley provisoria por la cual, si tu patrón te cortó el salario, entonces el gobierno da una parte para que puedan mantenerse con lo básico. Trabajadores estatales tendrán sus sueldos congelados hasta 2021, y esa fue otra de las medidas tomadas”, explicó Guershon.
“Hay una violencia urbana gigante por parte de aquellos apoyadores de Jair Bolsonaro que salen a manifestarse contra aquellos que no quieren que se cierren las instituciones democráticas, como los Tribunales de justicia y el Parlamento. Si la policía no va a intervenir, vamos a tener que lamentar muertos, porque la violencia generada desde la propia Presidencia de la República está siendo muy grande”, lamentó.
“En relación con las comunidades judías, las más afectadas son las de Rio de Janeiro y San Pablo donde están registrando un número importante de muertos. Como saben, los sepelios han cambiado completamente, apenas los familiares próximos pueden ir hasta el cementerio, no hay velatorio y los momentos de shivá son virtuales.
Económicamente, las comunidades están paradas, salvo las comunidades más fuertes que tienen una reserva. La gente dejó de pagar sus cuotas de adhesión y obviamente al no haber movimiento, no hay donativos. Nos estamos reinventando, y el último fin de semana hicimos una actividad de Shavuot con todas las sinagogas liberales de Brasil donde por primera vez estuvimos todas juntas”, concluyó el periodista y rabino.
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