El irónico nuevo obstáculo para la anexión
Por: Ezequiel Naidich
Mientras los países árabes y la Unión Europea se manifiestan contra la anexión, es poco probable que puedan actuar para frenar a Israel. Pero surgió un nuevo gran obstáculo para el proceso de aplicación de soberanía en Judea y Samaria. E irónicamente, son los Estados Unidos.
En enero, cuando Donald Trump oficializó el Plan Paz para la Prosperidad, que habilitaría a Israel a anexar parte de los territorios, el presidente norteamericano gobernaba una pujante economía y el coronavirus parecía demasiado lejano. Pero esos tiempos son cosa del pasado. Estados Unidos hoy cuenta con 2 millones de casos y 114 mil fallecidos, liderando la lista de los países más afectados. Y estas cifras son en gran parte causados por la irresponsabilidad de esta administración. El desempleo alcanzó el 14%, 19% en algunas semanas de mayo. Y por si algo faltaba, varias protestas aparecieron por todo el país a raíz del asesinato de George Floyd en manos de la policía trayendo nuevamente la violencia policial y el racismo estructural al foco de la política norteamericana.
En este contexto, Jared Kushner, yerno y asesor de Trump y responsable del “proceso de paz” en Medio Oriente, le pidió a Netanyahu que retrasara la anexión. Según el funcionario, tal medida unilateral avivaría las llamas en Estados Unidos. Trump tiene suficiente con lo que lidiar domésticamente.
Si bien el presidente no está refiriéndose al tema de la anexión en este momento, lo lógico sería que pidiese la demora, al menos hasta controlar los problemas en casa. Pero Trump no acciona siempre racionalmente. Hace una semana, cuando masivas protestas pacíficas circundaban a la Casa Blanca, el presidente envío a la policía a dispersarlos con gases lacrimógenos y balas de goma para que él pudiese llegar a la Iglesia Episcopal St. John donde se sacó fotos con la biblia en mano. Al igual que este simbólico evento tenía por objetivo reavivar el apoyo de su base, los cristianos evangélicos, que cayó del 80 al 75% aproximadamente, el presidente podría dar una luz verde más fuerte para el proceso de anexión con el mismo fin.
Pero cómo decía, es muy temprano para saberlo. Las protestas continúan en Estados Unidos, e incluso ocurrió una protesta del Black Lives Matter de evangelistas. Trump está tan enfocado en los problemas domésticos que Rusia y China están aprovechando el vacío de poder para avanzar intereses propios, en Libia y Siria el primero, en Taiwan el segundo. Por otro lado, la Alemania, Naciones Unidas, Rusia, Egipto y Jordania activamente piden a Netanyahu demorar, al menos, la medida unilateral, argumentando que es el peor momento para tomar acciones que dañan la estabilidad del Medio Oriente.
De todas formas, incluso si Trump prefiriese que la anexión se demorase, está claro que no se opondría. Y en Israel están viendo como las chances de Trump para ser reelecto disminuyen constantemente, dejando claro que la ventana de oportunidad para realizar tal acción puede cerrarse en noviembre. Israel nunca había tenido una administración norteamericana tan complaciente con el estado judío, y no está claro que lo vuelva a tener. Un gobierno de Joe Biden probablemente sea bastante más duro con Israel, en momentos en los que los demócratas quieren diferenciarse lo más posible del actual presidente republicano.
Aún así, Netanyahu podría logar sostener una buena relación con un presidente demócrata como Biden, más allá de ciertas dificultades. Hasta podría llegar a conseguir que los demócratas no castiguen a Israel severamente si llega a realizar la anexión en frente suyo. Pero no ahora. En este momento, si Jerusalem avanza con la aplicación de soberanía sobre el Valle del Jordán en medio de protestas incendiarias en unos Estados Unidos plagados de Covid y desempleo, en medio de una muy divisiva campaña electoral, Israel podría terminar siendo considerado por gran parte del público norteamericano como un traidor, como ese amigo que apuñaló por la espalda a América en un difícil momento, realizando sus intereses a costa de su aliado aprovechando que nadie lo está mirando.
Es por eso que hoy, el gran obstáculo de la anexión son los Estados Unidos.
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