La lucha de la comunidad judía de Perú: “Tratamos de unir a todas las kehilot”

Perú es el segundo país de Latinoamérica, después de Brasil, con más casos de coronavirus. Con casi 250 mil infectados y más de 7 mil muertos. La cuarentena también fue una de las primeras en la región, empezó el 16 de marzo y el gobierno fue de los primeros en ponerse firmes con las medidas restrictivas de la circulación de la gente. Alejandro Abramovich, director de Hebraica Perú, analiza la situación que se vive en el país y en la comunidad judía peruana.

En Perú hay una comunidad muy chica de aproximadamente 2500 judíos en la ciudad de lima. “Estamos todos muy unidos dentro de las 3 principales comunidades que tiene la kehilá. Es muy contenedora, porque si bien esta pegando duro la crisis económica, de alguna manera entre todos estamos ayudando y colaborando”.

La informalidad del comercio y las diferencias en las clases sociales de la vida peruana, hace que sea muy difícil sostener una vida en cuarentena ya que muchos salen a la calle a buscar su sustento o tienen que salir a trabajar y eso es lo que disparo exponencialmente la enfermedad.

“Hebraica es el club que tiene la comunidad, está un poco alejado del centro de la vida judía que se encuentra en un barrio llamado San Isidro, donde está el colegio y las sinagogas. El club está a unos 20 kilómetros y esto nos hizo no poder concurrir. Además se cerró al público el 16 de marzo”, explicó Abramovich y agregó: “Enseguida cambiamos a la modalidad online, entendimos que nuestro deber es estar cerca de nuestros asociados. Poder llevarles un instante de salud física y mental, de entretenimiento, de acompañar a los chicos, nos es importante. Así fuimos planificando una grilla de propuestas que van desde clases de yoga hasta clases de cocina o ciclos de charlas, todo lo que podemos hacer cuidando a nuestros socios y acompañándolos”. También contó que trabajan en contacto permanente con el resto de las kehilot de lima haciendo actividades. “Tratamos de unir a todas las kehilot de Perú y Hebraica llega a todos”.

Con respecto a la situación económica explica que “hay gente que la está pasando mal” y agregó: “Quiero destacar la dirigencia general de la comunidad y principalmente de los dirigentes de Hebraica por la sensibilidad con la que manejaron el caso tratando de entender la situación estamos viviendo. No es tiempo de apurar sino de esperar”.

El club, durante los primeros 3 meses, no insistió a nadie con su cuota y después empezaron a ver cómo era la situación de la gente.

El estado en Perú supo poner medidas paliativas contra la crisis, desde el pago de un porcentaje de los sueldos, hasta créditos muy blandos. “Con todo lo que uno escucha de la pandemia ve que el plano económico es el menos desarrollado, el más complicado de poner en marcha”, se lamentó. Pero se enorgullece de cómo todos los espacios de educación informal, como todos los madrijim y rabinos, rápidamente se adaptaron a esta nueva realidad con creatividad.

Con respecto a cómo ve el futuro dijo: “Lamentablemente los clubes estamos en la última fase ya que nos entienden como una parte recreativa y de entretenimiento. En cambio, los deportes federados o de alta competencia ya tienen luz verde para iniciar su actividad. Estamos revisando abrir el tenis y el golf, que son actividades individuales que ya empiezan a flexibilizase”.

En Perú esperan la fase 4 para septiembre.

“Acá empieza a jugar qué tipo de actividad tenes como institución, en dónde estas ubicado, y Hebraica está en una zona que tiene muchos casos de COVID-19. Estamos con muchas ansias de volver a empezar, extrañamos los abrazos, el vernos, compartir momentos, que los chicos puedan ir de la mano en un juego”. Y finaliza: “Que la gente extrañe lo que antes tenía tan a mano y era natural, repotencia y revaloriza lo que nosotros somos como institución”.

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