No sólo hay que serlo, sino parecerlo

A esta altura de los hechos nadie podría afirmar que el “oportuno” asesinato de Fabián Gutiérrez, ex secretario privado y hombre de confianza “arrepentido” de Néstor y Cristina Kirchner se trate de un crimen político. Tampoco que se trate de un crimen más.

Deseable sería que los políticos de la oposición y oficialismo encontrarán maneras responsables y superadoras de buscar sus pequeños réditos en aras de la reconstrucción de un tejido social tan dañado por sus habituales acciones miserables y que condenan a la política a un descrédito creciente por parte de la ciudadanía. Es verdad que los que detentan el poder tienen una responsabilidad mayor,  y deben bregar por proporcionar los mecanismos institucionales que permitan una transparencia irrefutable.

Es interesante como muchas veces la distancia geográfica, cultural e incluso el desconocimiento de las divisiones políticas y grietas de un país, permiten a los que viven en otras latitudes formular las preguntas necesarias. Recibimos llamados, consultas, videos de todo tipo. La noticia como tantas veces trascendió las fronteras argentinas que con sobrados motivos y antecedentes desconfían de las investigaciones o las no investigaciones que se llevan a cabo en el país. Atentados terroristas impunes y encubiertos, voladura de fábricas de armas, asesinatos de fiscales y una larguísima zaga que acompaña a la historia reciente y no tan reciente de la nación.

Recordemos que Gutiérrez fue un hombre del riñón de los Kirchner, hombre de máxima confianza y que pensando como la mayoría que sus ex patrones (Néstor muerto) y Cristina (supuestamente muerta política) habían perdido el aura de poder y protección, que, entre otras cosas, lo transformó a él en un multimillonario inexplicable, les dio la espalda a sus padrinos.  Gutiérrez apostó y negoció delatar y traicionar al clan en lo que se dio a conocer como una supuesta asociación ilícita de corrupción de los ex presidentes y actual vicepresidenta. Causa, que como es habitual en el país, lleva años abierta y sin definición. En realidad, esa es la definición.

Cualquiera que sigue con algo de atención los hechos, llegará a la conclusión que es mal negocio ser cercano a los hombres del poder, todos mueren jóvenes y envueltos en escándalos por denuncias de corrupción. Tal el caso del “socio” operativo de Gutiérrez, Daniel Muñoz, otro secretario privado de los Kirchner que falleció hace cuatro años de cáncer y que habría comprado en Estados Unidos propiedades por U$70.000.000 del dinero de los ilícitos.  De paso también Muñoz y su familia pasaron a ser parte del grupo de los arrepentidos.

Quienes no viven en la Argentina, e incluso los que vivimos en ella, poco conocemos de la Patagonia fuera de las hermosas fotos de una belleza natural única. Esa provincia de Rio gallegos con su capital Santa Cruz y su pequeña ciudad de El Calafate, son lugar en el mundo de los Kirchner. La provincia cuenta con un poco más de 300.000 habitantes de los cuales 100.000 residen en su capital y tan solo 17.000 en El Calafate. Es gobernada desde hace una eternidad por los Kirchner, en sus distintas versiones. En la actualidad y desde que regresó a los pagos, por Alicia Kirchner, la hermana de Néstor.

Volvamos al título de esta editorial y su primer planteo. A esta altura nadie puede afirmar que se trate de un crimen con connotaciones políticas, ahora que atraviesa la política no hay duda. Seguramente no aporta a la transparencia que en la investigación judicial sea llevada por la justicia local tan cercana siempre al poder de turno, que la fiscal que interviene sea la hija de la gobernadora y sobrina de la vicepresidenta. Pueblo chico.

Hay casos que por su resonancia no deben ser investigados como la muerte o el asesinato de un ciudadano común. Hay muchas maneras jurídicas para que un juez o los intervinientes se declaren incompetentes o se inhiban de actuar en un caso. ¿Será Justicia? Hasta la fecha la señora de los ojos vendados viene aplazada en decenas de materias.

En política no sólo hay que serlo, sino parecerlo.

Buenos Aires 7 de julio del 2020

14 de Tammuz del 5780

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