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El Ángel de Budapest

El pasado mes de junio se cumplieron 40 años de la muerte de Ángel Sanz Briz, quien servía en la embajada de España en Hungría como agregado comercial y luego como embajador de la misión diplomática durante los trágicos años de la Segunda Guerra Mundial. Briz fue apodado el ‘Ángel de Budapest’, ya que durante su gestión al frente de la embajada española ayudó a salvar a más de 5.000 judíos de la muerte.
En el año 1942, con 32 años, Sanz Briz fue enviado a Budapest. Siendo España un país no beligerante, utilizó su inmunidad diplomática para emitir pasaportes, cartas de protección y hasta alquiló una red de viviendas para convertirlas en legaciones españolas a fin de utilizar dicha prerrogativa para albergar y proteger a familias judías perseguidas, y de hacerle llegar alimentos. Todo ello lo hizo por cuenta propia, con independencia del gobierno de Franco.
En un comienzo, se amparó en una ley española de 1924, según la cual los descendientes de los deportados de España tienen derecho a la ciudadanía española. Por tanto, los judíos que alegaban origen sefardí podían acceder a dichos pasaportes. Luego, ante la situación desesperante, amplió la entrega de documentos a cualquier judío perseguido haciéndolo pasar por sefardí. Asimismo instó al representante de la Cruz Roja Internacional a que colocara letreros españoles en hospitales, orfanatos y clínicas de maternidad, para proteger a los judíos que se encontraban allí.
A partir de marzo de 1944, ante la desconfianza de Hitler en los dirigentes húngaros, los alemanes pusieron en marcha un plan de ocupación del país. Crearon un nuevo gobierno títere a cargo de Döme Sztojay, quien colaboró con Adolf Eichmann, jefe de la Unidad de Acción Especial, para enviar a los campos de exterminio a 550.000 judíos.
Sanz Briz envió una carta al gobierno de su país informando de las disposiciones antisemitas promulgadas en el país; entre otras, informó sobre las severas restricciones en su vida diaria que tenían los judíos, las prohibiciones en el uso de los medios públicos de transporte, la obligación de entregar al Estado las joyas, oro y plata, y demás enseres hogareños como, la radio, la bicicleta, y hasta los esquíes, y cerca de 500.000 judíos fueron expulsados de sus casas. También Sanz Briz informó a su gobierno que los judíos eran confinados a pabellones especiales mientras esperaban el turno de su deportación, y que se los envía a campos de exterminio en donde se los asesina por medio de gas.
El 18 de noviembre de 1944 Sanz Briz suscribió el ‘Documento de protesta de las Legaciones Neutrales por crueldades contra los judíos’, era un manifiesto firmado junto al sueco Raoul Wallengerg, y los representantes del Vaticano y Suiza, en el que se crea una carta de protección para entregar a los judíos que lo soliciten. El documento acreditaba que su titular se encontraba bajo protección de los países neutrales.
Miles de judíos se amontonaron en las legaciones sueca, suiza, vaticana y española. La embajada española alojó a sus protegidos en las once casas que había alquilado bajo la inmunidad diplomática de considerarse territorio español. Ante la inminente caída de Budapest en manos del Ejército Rojo, el gobierno español le ordenó abandonar la embajada y trasladarse a Suiza, ya que temía represalias por parte del ejército soviético debido a la ayuda de España a los alemanes en el frente oriental
Previo a su retiro, siguió bregando y tratando de salvar a los perseguidos: buscaba rescatar a familias sefardíes en las estaciones de tren desde donde salían los deportados y en las inhumanas ‘marchas de la muerte’. Cuando fue transferido a Suiza, quedó a cargo de la tarea de rescate Gregorio Perlasca, un ciudadano español honorario, quien continuó con su incansable labor de rescatar judíos hasta el 16 de enero de 1945, en que los soviéticos entraron en Budapest. Se estima que de los 5200 judíos que pudo salvar Briz, sólo 200 eran realmente de origen sefardí,
Después de la guerra, Briz continuó con su tarea diplomática en diversos e importantes destinos. En 1976 fue enviado como embajador al Vaticano, donde falleció en 1980. El ‘Ángel del Budapest’ fue múltiplemente galardonado, sus amigos y colegas lo recuerdan como un hombre excepcional, que no hablaba ni presumía sobre lo que hizo en Hungría, solo se refería al tema a través de anécdotas sueltas.
Es interesante señalar que en el año 1966 el Instituto Yad Vashem de Israel nombró a Sanz Briz como ‘Justo de la Humanidad’, pero el gobierno de Franco no le permitió recibir la distinción y durante años mantuvo la historia en secreto. El gobierno español de entonces no mantenía relaciones diplomáticas con Israel, y desarrollaba una política de amistad y trato fluido con los países árabes; además, en la España del Generalísimo no se hablaba de la Shoá. Póstumamente, en 1991, la acreditación de Yad Vashem se hizo efectiva.

Por Yehuda Krell

Reproducción autorizada por Radio Jai citando la fuente.

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