Haim Mizrahi y Dina Braja, el matrimonio que planta raíces judías en Iguazú
Haim Mizrahi y Dina Braja, es un matrimonio judío observante que hace 11 años que vive en Iguazú. Llegaron provenientes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) y decidieron radicarse en la ciudad de las Cataratas con el objetivo de instalar la semilla del judaísmo observante. “Nos gusta mucho Iguazú. Conocíamos el lugar cuando estuvimos como turistas”. Cuando tomamos la decisión de irnos de Buenos Aires, resolvimos instalarnos en esta ciudad”; dijeron.
Iguazú, es una localidad ubicada en la denominada Triple Frontera, con lo que ello implica, sin otras familias ortodoxas. Tal vez haya familias cuyos ancestros hayan profesado la religión judía, pero en la actualidad no se encuentran descendientes que siguieran con esa tradición.
Haim Miszrahi y Dina Braja vivían en Once, pleno barrio caracterizado como la zona comercial y de residencia de quienes profesan esta religión y forma de vida. Flores y Once son los barrios que caracterizan el accionar del pueblo judío en la ciudad de Buenos Aires.
Dina es argentina, mientras que su esposo Haim es israelí. Vivían en Israel y llegaron a la Argentina con el objetivo de cuidar al papá de Dina que se encontraba enfermo. “Como dije, vivimos mucho tiempo en el barrio de Once. Reconozco que fue difícil instalarnos en Puerto Iguazú porque como judíos se nos hizo difícil practicar los preceptos judaicos, como el de conseguir comida Kasher” (supervisada por rabinos), dijo la mujer.
“No obstante, la decisión estaba tomada. Ni bien mi padre falleció, decidimos instalarnos en esta ciudad que habíamos conocido cuando vinimos por turismo”.
Haim sostuvo que “a Iguazú llegan cientos de turistas judíos, provenientes de Israel y de otras partes del mundo, por eso pensamos en instalar un albergue para recibir a quienes deseen, aunque sea que por un período corto de tiempo, puedan cumplir los preceptos judaicos, como el de comer comida Kasher o celebrar el Shabat (resguardar el sábado), inclusive celebrar con nosotros distintas festividades como Pesaj (Pascuas judías) o Rosh Hashaná (Año Nuevo).
Dina destacó que quienes deseen celebrar el shabat junto con ellos no pagan ni la comida ni la estadía. “Sólo les cobramos a quienes deseen pasar la semana entre el domingo y el viernes. Los días de Shabat no se cobra”.
Con respecto a la comida Kasher, aclaran que no comen ni pollo ni carne “porque tememos que no sean alimentos realmente supervisados por un rabino, por eso comemos pescados y verduras. No mezclamos la carne con los lácteos”.
“Mi marido trabajó en un frigorífico y no se pueden matar 500 vacas por día y hacer el rirtual corespondiente para que la carne de ese animal se transforme en Kasher”.
Como en casa
Haim y Dina como padres de cinco hijos, desean que quienes se alojen en su residencia se sientan como en su casa. “Cuando comenzamos a recibir a jóvenes que provenían desde Israel, el objetivo fue que se sientan como en su casa”; dijo Dina Braja.
Debido a inversiones que tienen, al principio recibían a los turistas en forma gratuita en su departamento ubicado en el centro de la ciudad de las Cataratas. Con el correr de los años instalaron el hostel en uno de los barrios de Iguazú.
“No solo recibimos contingentes de personas que profesan el judaísmo, sino también de otras religiones que desean durante su estadía llevar adelante los preceptos judaicos. Inclusive hay gente que se hospeda en otros hoteles y decide compartir con nosotros parte del día”.
La vida diaria
Este matrimonio de judíos observantes dice, que la vida diaria les permite practicar los preceptos judaicos sin problemas. “Nos tomamos el tiempo para estudiar y para llevar adelante el judaísmo observante”.
“Nos levantamos y además de realizar las tareas cotidianas de la casa y el hostel, nos tomamos el tiempo para cumplir con el tema religioso y estudiarla Torá” (libro sagrado de la religión judía).
Ante la pregunta si se consideran judíos ortodoxos la respuesta fue contundente: “Somos judíos”.
Respecto a aquellas personas que se consideran judíos pero que no practican todos los preceptos judaicos como ser comer comida Kasher o trabajan en Shabat, Haim y Dina dijeron “es un tema de cada una de las personas. Si desean venir a nuestra casa deberán aceptar nuestras reglas”.
“Nosotros damos la comida gratis y como damos de comer solo solicitamos que respeten nuestros rezos antes de cada alimento, tradiciones, etcétera. Solo cobramos el alojamiento no la comida”.
La Triple Frontera
Haim Misrahi y Dina Braja saben que en residen en una ciudad ubicada en la denominada Triple Frontera. Un lugar para muchos peligroso debido a las supuestas células terroristas que estarían instaladas principalmente en Foz de Iguazú. “Nunca tuvimos problema alguno. Personalmente cruzo (antes del cierre de la frontera) varias veces a la semana tanto a Foz de Iguazú como a Ciudad del Este”; dijo Haim.
“Hablo el árabe en forma fluida y eso me permite a la vez poder dialogar re bien con los comerciantes que en su mayoría son de origen musulmán. Además, muchos me confunden como si fuera musulmán”.
Haim y Dina tuvieron contacto con familias judías que residen en Ciudad del Este y en Foz de Iguazú. “Son pocas, pero mantuvimos contacto personalmente”.
“Es difícil vivir en Iguazú, pero nos gusta. Creemos que estamos dejando las bases de un judaísmo que está presente en este lugar de la Argentina”.
Haina y Dina son conscientes que viven en una zona denominada peligrosa “pero queremos aclarar que nunca tuvimos problema alguno y nunca fuimos discriminados. Somos felices de poder plantar las bases del judaísmo en esta bendita ciudad”.
Dejar las cataratas
Hann Misrahi y Dina Braja, este matrimonio judío observante comienza a pensar en dejar la tierra donde hace 11 años sembraron la semilla del judaísmo. “Estamos pensando seriamente en ir hacia otro lugar donde haya más vida judía”; dijo Hann.
¿A Buenos Aires? “No”, dijo su mujer Dina.
Ambos piensan en que desearían cuando dejen este mundo ser enterrados en un cementerio judío con los rituales de esa religión. “Ese es nuestro problema hoy en Iguazú. Queremos que nuestros cuerpos descansen en un cementerio judíos, ya somos grandes y tenemos que pensar en ello”, dijo Hann Mizrahi.
“Es cierto que nos preocupa mucho nuestra continuidad judaica. Sabemos que en algún momento deberemos dejar este hermoso lugar, principalmente cuando seamos más grandes porque deseamos que el día que ocurra tengamos un entierro en un cementerio judío y, acá no hay”; sostuvo Dina Braja.
Por Alejandro Fabián Spivak (Colaborador)
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