La catástrofe muestra su horrenda cara: La responsabilidad se esconde
Desde el martes de esta semana, se han escrito ríos de mensajes y comentarios sobre la devastación que sufrió Beirut con una explosión que ya ha dejado varios centenares de muertos, miles de heridos, muchos de ellos muy graves, y una ciudad devastada con no menos de 300.000 personas sin hogar. Por ello, no cabe reiterar lo que se ha dicho y repetido hasta ahora, y quizás sí intentar ver algún otro ángulo de este desastre que es muy significativo para Medio Oriente: sucede en un país que está pasando una de sus peores crisis tanto en lo político, como en lo económico y social, agravado más aún por la pandemia. Sucede en un país que estuvo ocupado por Siria muchos años, que ahora está ocupado por Hezbollah, y tan ocupado, que el Primer Ministro es un miembro del movimiento terrorista. Sucede, además en un país que vivió una guerra civil muy cruenta donde chiitas y sunitas acorralaron a la minoría cristiana, asesinada en el devenir de los años sin piedad. Líbano hoy es refugio no sólo de Hezbollah como ocupante político y militar, sino hace tiempo un Estado fallido, donde la corrupción más absoluta impera en todos los estratos de la vida diaria.
Y precisamente la corrupción fue la mecha que prendió la bestial explosión de hace dos días. La población no tenía idea que en un hangar del puerto había 2.750 toneladas de nitrato de amonio. Este material, que se puede usar en la agropecuaria pero que fundamentalmente se utiliza para hacer bombas de gran porte que causan enorme daño, no puede estar descuidado en un depósito por seis años si no fuera porque la mezcla de corrupción y desidia lo hubiera permitido. Muchas autoridades libanesas sabían que ese material estaba en el hangar 12. Hoy habrá que ver quién o quienes explican por qué hay miles entre muertos y heridos y por qué Beirut está devastada, ya que el puerto no está aislado, sino que es una zona muy poblada y llena de comercios de todo tipo.
La carga llegó a Líbano en setiembre de 2013 en un barco de un propietario ruso y con bandera de Moldavia, que iba de Georgia a Mozambique. El barco tenía problemas mecánicos y fue obligado a quedarse en Beirut.
Las autoridades libanesas no lo dejaron zarpar en esas condiciones, y el barco fue abandonado por su tripulación y por su empresa. Allí ya hay un espacio vacío de información, porque ¿qué quiere decir abandonado?.¿Dónde fueron los tripulantes?. La carga fue bajada del barco y almacenada en el hangar 12. ¿Quién autorizó la descarga? Más interrogantes. Meses después, el 27 de junio de 2014, el Director de Aduanas envía una carta cuyo destino y arribo se desconoce, diciendo que esa carga debía ser trasladada. Hay registro de cinco cartas más enviadas vaya a saberse a qué autoridades, insistiendo en el tema: diciembre de 2014, mayo de 2015, mayo de 2016, octubre de 2016, octubre de 2017. Las autoridades aduaneras pedían una de dos cosas: o se la entregaba al ejército o se la vendía a un privado.
Todas las cartas fueron enviadas a jueces. El Estado libanés debe saber qué jueces recibieron 6 cartas entre 2014 y 2017, señalándoles un tema grave, y no respondieron. ¿Desidia, corrupción, o ambas?
Una de las cartas fue dirigida a la Compañía Libanesa de Explosivos y en ella se decía: ”En vista del serio peligro que significa tener este material en un hangar en condiciones climáticas inadecuadas, reiteramos el pedido de que el mismo sea retirado inmediatamente para preservar la seguridad del puerto y de todos los que allí trabajan”. Cero respuesta.
La carta del 27 de octubre de 2017 fue escrita por Badri Daher, nombrado entonces como nuevo Administrador de Aduanas. Le escribió a un Juez y le reiteró su temor por lo peligroso del material y por el riesgo que estaban corriendo todos los trabajadores del puerto. Casi tres años después, y sin respuestas para los responsables del puerto, las 2.750 toneladas de nitrato de amonio estallaron con toda su potencia, y los reclamos quedaron cortos, porque no sólo pagaron los trabajadores del puerto sino miles más, más una destrucción impresionante de edificios.
La tragedia destruyó también la estructura delictiva que permitía a través de una fuerte cadena de corrupción, entrar mercadería sin declarar, o declarando otras cantidades. Los estimativos rondan los billones de dólares que se manejaron de esa forma. Nadie quería saber del nitrato de amonio porque todos estaban ocupados en maniobras que les llevaba todo el tiempo. Hoy, voló todo.
Hace 15 años también hubo una explosión en Líbano. El 14 de febrero de 2005, el ex primer ministro Rafik Hariri murió en un atentado en Beirut que causó 22 muertos y más de 220 heridos.
La oposición atribuyó a las “autoridades libanesas y sirias la responsabilidad” del atentado y pidió la retirada de las tropas sirias que llevaban 29 años en el país. Damasco denunció un “acto criminal” pero el 26 de abril, los últimos soldados sirios abandonaron Líbano.
Una comisión de investigación de la ONU concluyó en dos informes que había “pruebas convergentes” sobre la implicación de los servicios de inteligencia sirios y libaneses. El 30 de mayo de 2007, el Consejo de Seguridad de la ONU creó un tribunal internacional para juzgar a los asesinos de Hariri. El 10 de junio entró en vigor la resolución 1757 del Consejo de Seguridad de la ONU sobre la creación del tribunal.
A finales de junio de 2011, el Tribunal entregó una acusación y cuatro órdenes de arresto al fiscal general en Beirut. El ministro del Interior confirmó más tarde los nombres de cuatro sospechosos, todos ellos miembros de Hezbolla: Mustafá Badredin, Salim Ayash, Asad Sabra y Husein Oneisi. El 2 de julio la cabeza de Hezbollah,Hasán Nasralá descartó su arresto. “Rechazamos el tribunal internacional a sueldo de Israel”. En octubre de 2013, el Tribunal acusó a un quinto miembro de Hezbolá, Hasan Habib Merhi. El 16 de enero de 2014, se abrió el juicio de cuatro miembros de Hezbolá en Leidschendam, en las afueras de La Haya, en ausencia de los acusados.
El fallo debía darse en La Haya mañana viernes 7 de agosto. Sin embargo, el Tribunal anunció que por ahora, posterga la audiencia una semana. Hoy, no sabemos por qué voló Beirut hace dos días. Y 15 años después sabemos que Rafik Hariri no ha logrado justicia todavía. Y si la lograra, será “en ausencia”. Hasta aquí, hechos. ¿Opinar? ¿En serio?.
Por Eduardo Kohn
Reproducción autorizada por Radio Jai citando la fuente.
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