Elecciones presidenciales en Bielorrusia: ¿Oportunidad para la democracia?

El domingo 9 de agosto, se celebrarán elecciones presidenciales en Bielorrusia, una de las quince ex repúblicas que formaron la Unión Soviética hasta 1991. Desde 1994, gobierna con mano de hierro Alexander Lukashenko, que es considerado por los gobiernos de Europa occidental y central como la última dictadura del continente. Con un fuerte tinte étnico nacionalista, transformado en un satélite de Rusia, continuó con un régimen autoritario que no difiere en mucho del pasado soviético, pero con elecciones que son amañadas y manipuladas.

En julio, la comisión electoral vetó dos candidatos fuertes de la oposición: Victor Babaryko y Valery Tsepkalo, lo que provocó una fuerte reacción de la ciudadanía que salió a protestar en las calles de las principales ciudades del país. Pero la consecuencia no buscada fue la de fortalecer a la única candidata permitida para competir, Svetlana Tijanovskaya, la mujer de un bloguero disidente detenido.

Los actos de Svetlana Tijanovskaya son los que más personas han convocado en la breve historia independiente de Bielorrusia. Lukashenko, confiado en un entramado de corrupción, opresión y grandes ganancias para su círculo más cercano, aspira a un sexto mandato consecutivo como presidente. Pero la crisis económica y sanitaria del Covid-19 ha golpeado fuertemente a este país de diez millones de habitantes. Este mandatario, que recuerda en mucho a su par –y aliado- Nicolás Maduro, con sus declaraciones absurdas y sus conductas caprichosas.

¿Hay posibilidad de una verdadera transición hacia un sistema democrático en Bielorrusia? Si bien Alexander Lukashenko tiene un aparato consolidado de manipulación de la comunicación y de fraude electoral, será clave la participación electoral y cuánto llegue a ser el caudal de votos que pueda sumar Tijanovskaya. Quizás en 2020 podamos ver la caída de este régimen autoritario en Europa, una ráfaga inesperada de oxígeno en plena pandemia.

Por Ricardo Lopez Gottig.

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