Empresa israelí podría estar cerca de un nuevo medicamento contra el coronavirus
La empresa farmacéutica israelí RedHill podría ofrecer pronto un nuevo medicamento antiviral y antiinflamatorio contra el coronavirus a pacientes de todo el mundo.
El tratamiento, basado en un compuesto químico llamado Opaganib, ya ha mostrado resultados muy prometedores en el uso compasivo llevado a cabo en el Centro Médico Shaarei Zedek de Jerusalem, como afirmó Gilead Raday, Director de Operaciones de RedHill, al Jerusalem Post.
Ahora, dos nuevos estudios llevados a cabo en los Estados Unidos y en varios países del mundo, podrían proporcionar pronto los datos adicionales necesarios para la autorización de emergencia, los mismos que recibió el renombrado Remdesivir.
Con sede en Israel, Redhill Biopharma se estableció en el 2009 y figura en el Nasdaq. La mayoría de sus actividades se centran en los Estados Unidos y se especializan en medicamentos gastrointestinales, tanto de desarrollo propio como adquiridos.
Sin embargo, entre la gama de productos de la empresa, el Opaganib presentaba efectos antivirales mucho antes de que apareciera la COVID-19.
“Incluso antes de que estallara la pandemia, ya habíamos notado que esta nueva entidad química era capaz de dirigirse a un componente muy singular de las células que participa en múltiples actividades, actividades con implicaciones oncológicas, pero también con funciones antivirales”, señaló Raday. “Los virus necesitan este elemento para replicarse dentro de la célula y el Opaganib demostró ser eficaz para inhibirlo”.
La investigación sobre el potencial del compuesto se llevó a cabo en relación con la pandemia del Ébola.
“Surgieron fuertes evidencias de que el Opaganib proporcionó la inhibición de la replicación del virus. Sin embargo, cuando obtuvimos esos datos, la epidemia había remitido, por lo que no continuamos con el proceso”, recordó.
Otras pruebas mostraron que el producto parecía relevante contra el virus de la gripe y otros virus cercanos al coronavirus.
Por lo tanto, cuando surgió la COVID-19, RedHill ya era consciente de su potencial.
“Estamos muy preparados para utilizar este compuesto y evaluarlo rápidamente”, mencionó Raday. “Nos estamos desarrollando muy rápida y actualmente estamos entre los productos más avanzados en la lucha contra la COVID-19: el nuestro está a la cabeza entre los productos de investigación que han demostrado seguridad en gran medida y eficacia contra el virus”.
“Es importante destacar que este producto no solo tiene efectos antivirales sino también antiinflamatorios, lo que es muy relevante para esta enfermedad”, añadió.
El opaganib mostró resultados muy prometedores en los pacientes hospitalizados en Shaarei Zedek.
“El uso compasivo proporcionó un respaldo clínico muy alentador a todos los datos que teníamos anteriormente”, señaló Raday. “Los investigadores compararon el impacto de la administración de Opaganib a los pacientes hospitalizados en condiciones severas que requerían suplementos de oxígeno con el resultado de los pacientes en condiciones similares que no recibieron el tratamiento. Descubrieron que, si bien un tercio de estos últimos progresaron hasta requerir ventilación mecánica, ninguno de los primeros lo hizo. Además, los pacientes que recibieron el tratamiento mejoraron mucho más rápido y tuvieron una mejor respuesta inflamatoria”.
Redhill también está llevando a cabo un pequeño estudio de control aleatorio en los Estados Unidos que involucra a unos 40 pacientes.
“Esperamos que ayude a confirmar lo que vimos del uso compasivo, aunque sea demasiado pequeño para tener significado estadístico. El objetivo es tener los datos tan pronto como a finales de septiembre”, indicó el gerente.
“Paralelamente, hemos diseñado un estudio mundial riguroso en países donde la epidemia todavía está en su punto máximo”, añadió. “Esperamos completarlo para finales de año para tener la prueba estadística final requerida para recibir la autorización de emergencia, como la que tiene Remdesivir”.
Actualmente se reclutan hasta 270 pacientes en varios países, incluyendo Brasil y Rusia.
Una vez que el reclutamiento se ha completado, el estudio implica dos semanas de tratamiento, con una píldora que se toma por vía oral dos veces al día por la mañana y por la noche – seguido de un mes de observación para ver cómo responde cada paciente.
“El hecho de que la píldora se tome por vía oral es importante porque, si bien en este momento estamos observando a los pacientes hospitalizados, si obtenemos buenos resultados podríamos ampliar su uso a los que se encuentran en condiciones más leves, incluso antes de que lleguen al hospital”, concluyó Raday.
Con información de Jerusalem Post.
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