Un arquitecto diseñó un monumento en honor a los albaneses que salvaron judíos en el Holocausto

Stephen Jacobs es reconocido en el mundo de la arquitectura de Nueva York por sus creaciones multimillonarias y recientemente trabajó en un proyecto muy diferente: diseñó un monumento al Holocausto en la capital de Albania.

Fue inaugurado en julio en la entrada del Gran Parque de Tirana. El monumento presenta tres placas de piedra, en albanés, inglés y hebreo, que destacan las historias de los albaneses que salvaron a judíos durante la Segunda Guerra Mundial.

Jacobs, de 81 años, aceptó trabajar en el monumento después de enterarse de que Albania era el único país de Europa que tenía más judíos después de la Segunda Guerra Mundial que antes. Además de no entregar ningún judío a los nazis, a cientos de judíos que huían de otros países se les ofreció refugio en el país de mayoría musulmana. “Pensé que esta era una historia muy importante que necesitaba ser contada”, dijo.

Su motivación va más allá de querer resaltar la valentía de los albaneses durante la guerra. El propio Jacobs es un sobreviviente del Holocausto que pasó un tiempo en un campo de concentración nazi cuando era niño. “Para mí, esto no se trata simplemente de diseñar. Esta es una especie de experiencia personal”, dijo.

Nacido como Stefan Jakubowicz en la ciudad polaca de Lodz, Jacobs y su familia secular se mudarían a Piotrków, una ciudad que se convirtió en el hogar del primer gueto de los nazis. El gueto, que albergaba a 25 mil personas, fue destruido en 1942.

Jacobs y su familia, sus padres, hermano mayor, abuelo y tres tías, finalmente fueron enviados a campos de concentración, él tenía solo 5 años en ese momento. Jacobs fue enviado a Buchenwald donde logró sobrevivir gracias a la suerte y la ayuda de una resistencia clandestina que trabajó para salvar a los niños. Pasaba sus días en la zapatería, lo que le permitía salir de la lista diaria, donde los guardias probablemente lo hubieran matado debido a su juventud. Más tarde se escondió en la sala de tuberculosis del hospital del campo, donde su padre trabajaba como ordenanza.

“Tengo recuerdos fugaces. Tengo recuerdos que no son cronológicos, particularmente las últimas semanas porque fue un momento muy traumático y peligroso porque estaban tratando de liquidar el campamento”, dijo Jacobs.

Milagrosamente, toda la familia inmediata de Jacobs sobrevivió a la guerra y se fueron a Suiza, donde vivieron durante tres años. En 1948 se trasladaron a Estados Unidos y se instalaron en el barrio Washington Heights de la ciudad de Nueva York. Jacobs se convertiría en un destacado arquitecto de Nueva York, fundando su propia firma y haciendo equipo con su esposa, diseñadora de interiores, Andi Pepper.

El arquitecto diseñó dos monumentos conmemorativos del Holocausto en Europa. Al diseñarlos, la prioridad de Jacobs es asegurarse de que los visitantes se vayan con una mayor comprensión del Holocausto. Al igual que el memorial de Tirana, el de Buchenwald es relativamente sencillo y presenta placas con información sobre el campo y los lugares desde donde fueron deportados los reclusos. “Los memoriales del Holocausto tienden a ser uno de los dos extremos. Suelen ser el heroico monumento al estilo soviético, la heroica resistencia al fascismo, o tan totalmente abstracto que el espectador lego necesita una explicación de qué es lo que está viendo”, dijo.

“Y sentí que ninguna de estas instrucciones era apropiada. Lo más significativo de un memorial del Holocausto, sobre todo porque estamos haciendo esto para las generaciones futuras, es decirle a la gente exactamente lo que sucedió aquí”.

Jacobs dijo que poder diseñar monumentos conmemorativos del Holocausto es catártico para él, pero eso no significa que haya perdonado a Alemania por su pasado. “No se trata de perdonar”, recordó haber respondido. “Para mí, se trata de un cierre. Todo tiene que llegar a su fin, y por eso es tan importante para mí hacer esto a nivel personal”.

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