Un padre debió circuncidar a su hijo en medio del coronavirus
Elisheva y Noam Fogel, una pareja judía de Nueva Zelanda tuvo a su hijo dos días antes de que las autoridades prohibieron las entradas y salidas de la isla por la pandemia de coronavirus. Es por eso que ahora, cinco meses después, no pudieron pedir a un mohel que fuera a su casa para realizar el brit milá debido al cierre del país y a la falta de personas encargadas de realizar este ritual.
Los padres se vieron obligados a posponer la circuncisión de su hijo una y otra vez. La semana pasada, el padre Noam asumió la tarea y realizó la circuncisión bajo la estrecha supervisión de un médico y un rabino. Antes del procedimiento, la familia consultó con diferentes mohelim certificados de todo el mundo y de Israel.
Hace unos dos años, la pareja Fogel partió desde Israel con su hija Neve, de dos años, a Nueva Zelanda, para servir como emisarios de la Agencia Judía y del movimiento Bnei Akiva en la comunidad judía local. Su hijo, Eden Rafael, nació en medio de la misión.
De acuerdo con la ley del país, un mohel que quiera realizar una circuncisión debe ser un médico certificado registrado.
Sin embargo, en Nueva Zelanda no hay ninguno que también sea médico, razón por la cual un mohel y médico suele viajar desde Australia para llevar a cabo el ritual en la comunidad judía neozelandesa. Pero debido a la crisis del coronavirus, muchos judíos de todo el mundo se enfrentan a nuevos desafíos.
Las fronteras de Nueva Zelanda también están cerradas, por lo que un mohel que reside en el exterior no puede ingresar al país.
Después de analizarlo, Noam y Elisheva, llegaron a la conclusión de que no les quedaba más remedio que llevar a cabo la tarea ellos mismos. “Consultamos con rabinos y mohelim de Israel y de todo el mundo, y tomamos la decisión de realizar nosotros mismos el brit milá de nuestro hijo, bajo la estrecha supervisión de un médico y de un rabino de la comunidad”, dijo el padre. El ritual se llevó a cabo en una clínica y bajo anestesia local Noam realizó el corte y el médico la sutura.
“Estamos felices de que Eden Rafael finalmente haya pasado por la circuncisión.
Definitivamente es un momento de alegría pero cargado de emociones”, expresó Elisheva. “Estamos esperando el día en que podamos contarle por lo que pasó. Hoy, más que nunca, apreciamos el hecho de que en el Estado de Israel la vida judía sea posible incluso en tiempos tan difíciles”.
La comunidad judía de Nueva Zelanda, ubicada en el suroeste del océano Pacífico, es considerada una de las más remotas del mundo y toma alrededor de un día entero arribar allí desde Israel. Según la Agencia Judía, la comunidad cuenta con unos ocho mil miembros, la mayoría de ellos concentrados en Auckland y la capital, Wellington.
Es una comunidad que participa en todos los ámbitos de la vida pública del país y mantiene el estilo de vida judío gracias, a algunos movimientos juveniles sionistas que activan en la comunidad, una escuela judía y sinagogas que también sirven como lugar de encuentro para los miembros de la colectividad.
La familia Fogel trabaja en todo el país y se dedica a fortalecer la conexión de los miembros de la comunidad con Israel y la tradición judía. Ahora, el niño Eden Rafael también se unió a la misión.
Reproducción autorizada por Radio Jai citando la fuente.
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