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Fantasia o Realidad

Buenas Aires, año 2030.

El oficialismo se encontraba impulsando una reforma constitucional desde hacía muchos años.

Como nunca antes, estaba cerca de conseguir el quorum necesario para declarar la ley de necesidad de su reforma y así comenzar el proceso para formar la Convención Constituyente. Esta discusión parlamentaria, mantenía en vilo al país y profundizaba la grieta cada vez más.

 

Manifestantes de un lado y del otro tomaron las calles, unos a favor de la reforma de la Constitución, pués la consideraban vetusta y desactualizada;  y otros en contra, ya que aludían que la misma sería hecha a la medida del partido gobernante y le permitiría una reelección indefinida al presidente actual.

 

Los manifestantes tomaron las plazas y los espacios públicos, y desplegaron sus tiendas de campaña. Nadie se movía de las calles. El futuro del país  y de todos estaba en juego.

En todas las ciudades argentinas, hubo grandes enfrentamientos que dejaron cientos de heridos y detenidos. También en las principales capitales y ciudades del mundo, los argentinos se manifestaban a favor y en contra; y en muchas ocasiones terminaba todo en graves incidentes.

 

Sebastián Lidzerman, un prestigioso abogado constitucionalista y profesor universitario, sentía mucha tristeza por la situación que se atravesaba. En medio de los arduos debates y análisis sobre la reforma, fue invitado a muchos programas de televisión, para que brindara su opinión especializada sobre el tema. Su entusiasmo por enseñar sobre la Constitución  y que el Derecho Constitucional sea conocido por miles de personas, se apagó rápidamente. Los panelistas lo presionaban constantemente para que se pronunciara a favor de una de las posturas, y se dió cuenta que no les interesaba su saber.

 

Su esposa, Camila, que lo había notado desgastado y desanimado en los últimos tiempos, trató de  aconsejarlo, diciéndole:

–  No te expongas más a presentarte en televisión.  Me duele mucho ver como te maltratan esos panelistas… No les interesa tu respuesta,  cada cual opina como le parece, y en la práctica: políticos, legisladores y jueces, cada vez se apartan más de la Constitución. ¡Enfócate en tus alumnos! Los panelistas no van a traer cambios, sino las nuevas generaciones…

 

Faltaban unos meses para el mundial de fútbol a disputarse en Argentina y la expectativa crecía cada vez más.

Para el gobierno, era la oportunidad de oro para unir a todos detrás de la Selección, y dejar las divisiones políticas por un tiempo. Desde la  FIFA,  le habían dado un ultimatum.  Le advirtieron claramente que si no podían asegurar la “paz social”, le quitarían la sede del mundial.

 

Para los argentinos, por supuesto que el mundial era de vital importancia.  El Presidente sabía que si la FIFA  cumplía su advertencia, iba a tener que renunciar a su cargo. Por ello tuvo que llegar a un acuerdo con la oposición para pacificar la situación social y que la gente se vuelva a sus casas.

 

El oficialismo decidió retirar el proyecto de reforma constitucional, y entre ambos espacios políticos, estipularon acuerdos y concesiones mutuas, a los que denominaron:  “El acuerdo de la Democracia”.

 

Además y en pos de preservar el “medio ambiente”,  se declaró a la Argentina cien por ciento digital. Se estableció que en el plazo de 60 días, quedaría prohibida la elaboración, comercio y empleo de soporte papel para todo tipo de usos, con excepción de papel higiénico, servilletas, carilinas, y los insumos necesarios para la utilización medicinal.

También se prohibió, bajo pena de prisión: el almacenamiento de soporte papel  para uso público o privado.  En consecuencia  todos los ciudadanos y las dependencias públicas deberían entregar todos sus papeles, sean libros, diarios, cuadernos, documentos, etc, a fin de ser intercambiados por los dispositivos digitales a utilizar. Este hecho generó un negocio millonario para un grupo de empresarios que se beneficiaron con el cambio tecnológico, y comenzaron a producir los nuevos dispositivos para digitalización, almacenamiento y lectura de documentos.

 

Sebastián se manifestó en contra de la prohibición del uso del papel, por ser inconstitucional, y atentar contra garantías y derechos establecidos en la Constitución. Los medios de comunicación no se interesaron en el tema; más bien ponderaron el acuerdo y condenaron  a todos aquellos que estaban en contra.

Las protestas de empresarios, diarieros, comerciantes, y nuevos desempleados a causa de la medida; entre tantos afectados por el acuerdo,  fueron ocultadas por los grandes multimedios y dispersadas rápidamente por las fuerzas de seguridad. Ni siquiera hubo subsidios para todos los damnificados, ya que todo el dinero estaba destinado al mundial de fútbol.

Para colmo, tanto el Dr. Lidzerman, como otros tantos constitucionalistas que alzaron su voz contra este hecho, fueron difamados y separados de sus cargos en las universidades públicas.

 

Tras semejante injusticia, y el haber sido echado del aula delante de sus alumnos, tuvo vergüenza de regresar a su casa. Tal como solía hacer su abuelo, fue hasta a la orilla del Río de la Plata a meditar. Se sentía arruinado. Su carrera ya no le servía para nada y encima lo perseguían por levantar la voz frente a la injusticia.  Ademas, por su seguridad,  debía arrojar al agua el ejemplar de la Constitucion que le había regalado su abuelo cuando término el colegio primario.

Lloraba amargamente y no encontraba consuelo.  Lo atormentaba tener que hablar con su esposa e hijos, y darles la triste novedad.  En esos momentos en que ya nada le importaba, recibió en su celular un mensaje de su madre, con una cita bíblica, que decía: “El que va tras la justicia y la misericordia, halla vida, prosperidad y honra.”

Ese proverbio le levantó el ánimo y finalmente regresó a su casa.

 

El país estaba inmerso en la fiebre mundialista, no se hablaba de otra cosa. Miles de  extranjeros habían llegado para alentar a sus selecciones e inundaban las calles de Buenos Aires y las ciudades sedes en el interior.

El partido inaugural había pasado y la Selección Argentina había derrotado a Bélgica por uno a cero, con gol de Nicolás Calgaro.  Por fin, después de tantas tensiones se respiraba tranquilidad y se vivía un clima de esperanza y algarabía. Las banderas argentinas adornaban las calles del país. La ilusión había regresado y todos se ilusionaban con la posibilidad de levantar una nueva copa.

 

Sin embargo, un hecho inesperado generó gran conmoción. Unos hackers habían atentado contra el sistema digital de almacenamiento de leyes de la Nación, y eliminaron la Constitución Nacional,  las leyes, decretos, resoluciones, Códigos, convenios,  ordenanzas, reglamentos y la jurisprudencia de la Corte Suprema, Cámaras y juzgados.

 

Las teorías conspirativas estuvieron a la orden del día: que rusos, que chinos, que opositores anti mundial; cada quien tenía un culpable distinto, al que endilgarle lo sucedido.

 

Los especialistas en informática del gobierno, intentaron durante días recuperar el almacenamiento, pero no tuvieron éxito. Como el soporte papel estaba prohibido y penada su tenencia, no había forma, ni protocolo de actuación previsto para tal hecho. La sociedad argentina se encontraba sin ordenamiento jurídico y se hundía en una crisis institucional sin precedentes.

 

Nuevamente Sebastián fue convocado a la televisión. Ante la preocupación e incertidumbre reinante, esta vez sí,  lo escucharon con atención y valoraron sus respuestas.

 

Mientras se encontraba exponiendo y el raiting subía, fue interrumpido por un breve anuncio del Presidente de la Nación, emitido en cadena nacional:

“Argentinos, argentinas, argentines, les quiero llevar tranquilidad y comunicarles que a partir de ahora, hasta que evaluemos como seguir, quedara disuelto el Congreso y la Corte Suprema de la Nación. Todas las decisiones recaerán en el Poder Ejecutivo, les pido que confíen en mí y tengamos calma. Es un momento difícil, pero lo superaremos. Ahora sigamos disfrutando del mundial.”

 

Finalizado el anuncio presidencial, todos aguardaban con expectativa lo que iba a decir Sebastián. Como en sus épocas de docente, en que todos aguardaban por sus clases magistrales, ahora cientos de miles de argentinos esperaban por escucharlo.

¿Cómo seguimos profesor? – le dijo el conductor del programa, para darle pie –

  • Estamos ante una situación sin precedentes… Quedó en evidencia la fragilidad del sistema adoptado, y su error desde la matriz, al no conservar ningún soporte Sin embargo, si no hay ley, no hay delito. Por ende, todos aquellos que han conservado la Constitución, leyes y códigos en soporte papel podrían presentarlos sin ser penados, y utilizarse para el restablecimiento del sistema legal.  Al no haber ley, se debería basar el orden jurídico en los usos y costumbres, pero no lo hicieron. ¿Por qué? Porque si lo hacen hay que mantener el status quo, y al no haber ley,  se suprimió el poder judicial y legislativo, acumulando la suma del poder en el Ejecutivo.
  • ¿Doctor, hay alguna solución? – pregunto ingenuamente el conductor-
  • Yo, como ciudadano, al no haber ley, no vuelvo a pagar ningún impuesto. Si no reconocen la Constitución, ni los usos y costumbres, no tienen como justificar su cobro. Puede que esto me cueste mi libertad, pero no pago un centavo más.

 

La falta de respuesta del gobierno ante tal situación, fue un papelón histórico, quebrándose por completo la institucionalidad en el país.

La FIFA  intentaba por todos los medios mantener en pie el mundial.  Los extranjeros, por temor  abandonaban  la Argentina  y las delegaciones pedían garantías de seguridad para poder seguir participando. Muchos patrocinadores rescindían sus contratos, y el negocio del fútbol se derrumbaba.

 

Los argentinos habían perdido el interés por la copa del mundo, los partidos se disputaban con estadios casi vacíos. Se habían dejado de lado las diferencias ideológicas y cada día en Plaza de Mayo y los principales centros del país; la gente marchaba pacíficamente pidiendo el restablecimiento de la Constitución Nacional y el sistema democrático.

 

Sebastián y Camila, se habían conocido mientras eran docentes en una escuela pública del barrio de Barracas. Allí, ambos habían tenido como alumno a Nicolás Calgaro, el ahora capitán de la Selección Argentina.

En aquel entonces, el jugador del Liverpool de Inglaterra, era una de las grandes promesas de las inferiores de Huracán. Desde ese momento forjaron una amistad, y a sabiendas de su  gran compromiso social; lograron que tanto él como sus compañeros de la Selección Nacional, se plegarán a las marchas en Plaza de Mayo.

Todo el seleccionado argentino se negó  a jugar contra Nigeria, y se sumaron a la marcha, a la hora que debía jugarse el partido.

Las presiones de la AFA, FIFA, el gobierno y algunos fanáticos, no hicieron cambiar de parecer a los jugadores, quienes ponderaron el bienestar social por sobre el fútbol.  Ellos sentían que estaban jugando el partido más importante de sus vidas, al intentar salvar la República.

 

Las manifestaciones en todo el país dieron sus resultados y el presidente renunció junto a todos sus ministros.

Se logró restablecer la Constitución Nacional y mediante un pacto político se formó un gobierno de transición con referentes de todos los espacios.

Sebastián fue nombrado:  “Asesor Constitucional” del gobierno de transición. Este reconocimiento lo redimió ante la sociedad, por el destrato padecido unos meses atrás, y le alegró el corazón a su esposa, que tanto había sufrido por él.

 

Luego de meses agitados, y tantos cambios en tan corto tiempo, el matrimonio se dió el lujo de tomarse un descanso. Apagaron sus teléfonos, se desconectaron por un rato y se dedicaron a disfrutarse.

Con el sol de la mañana que se filtraba por la ventana de su habitación, Sebastián se despertó. Su amada Camila no estaba con él, sino que estaba Loky, su perro, un labrador de 7 años.

No entendía nada.  Observó por la ventana hacia a la calle, y ya no estaban las banderas argentinas en los balcones, ni las publicidades del mundial. Solo veía personas que caminaban usando barbijos y distanciados el uno del otro. La gente no manifestaba alegría, ni entusiasmo.

Estaba sumido en una gran confusión.

Encendió la tele y estaban transmitiendo desde Estados Unidos, los preparativos para la firma del Tratado de Paz de Israel con Emiratos Arabes Unidos y Bahrein. En ese preciso momento cayó en la cuenta de que estaba en septiembre del año 2020, y que había tenido un sueño muy profundo y vívido.

Luego, reflexionó para sí, que tal vez vivió un sueño profético como los de José, mientras estuvo preso en Egipto. Esos sueños, le permitieron salvar a esa nación y posteriormente a su familia de la hambruna. En este caso, se ilusionó con la posibilidad de ser quien salve la Constitución Nacional y la Republica en un futuro.

 

Sin embargo, el joven estaba dispuesto a probar si el sueño era fantasía o realidad, y fue así que se decidió a invitar a salir a Camila, de quien estaba enamorado hacía tiempo, pero nunca se había atrevido a decirle nada.  Se repetía a sí mismo,  – Si Cami me dice que sí, el sueño es verdadero…

 

Después de dar vueltas, durante dos días, minutos antes de Rosh Hashana, se animó y le escribió:

  • Cami, hace rato que quiero decirte algo y no me animo…
  • .. seguramente coincidamos… – Viendo la timidez de Sebas, le simplifico todo-
  • ¿Querés salir conmigo? – Sintiéndose envalentonado, por fin la invitó-
  • Si, a full….

 

 

Historia Ficcionada.

Por Ruben Budzvicky

Ilustración Sabrina Fauez

 

 

 

 

Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Radio Jai

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