Creación del Mundo y las Aventuras de los Primeros Humanos
Desde su ventana él podía ver la órbita azul del planeta tierra haciéndose cada vez más pequeña. Apareció delante de él con todo su detalle una gigante luna. El astronauta Frank Borman del Apollo 8 se llenó de emoción, mientras se acercaba cada vez más al cumplimiento de uno de los sueños más grandes del hombre, aterrizar en la luna. Mientras el módulo lunar orbitaba, la tripulación pudo percibir la luna en su estado original, sin haber sido tocada por las manos del hombre, exactamente tal como dejó las manos de su Creador. (Podemos imaginarnos a Adam abriendo sus ojos por primera vez y observando la Tierra en su estado original con el mismo asombro).
Borman quería transmitir sus sentimientos a todos los que estaban pegados a sus televisores y radios, sólo para que pudieran de alguna forma compartir la experiencia de este hito en la historia. ¿Qué texto podría expresar este sentimiento? ¿Qué poeta humano o autor podría capturar en palabras ese impresionante sentimiento de la pequeñez del hombre y de la inmensidad del universo? ¡Sólo la Torá de Dios!
A los oídos de billones de habitantes de la Tierra, Borman declaró: “¡En el principio Dios creó el Cielo y la Tierra!”. El primer capítulo de génesis fue leído a toda la humanidad en ese día histórico. (En contraste a los cosmonautas que orbitaron la Tierra en el Sputnik y proclamaron, “Fuimos al Cielo y ¡no encontramos a Dios!”). Este es el inicio de la historia del hombre y de su mundo.
“En el Principio” – Introducción a la Torá
Pregunta: ¿Qué tipo de libro es la Torá? ¿Es acaso un libro de historia? ¿Un libro de cuentos? ¿Un libro de leyes? ¿Todas las anteriores? ¿Es acaso un libro de historia que contiene leyes o un libro de leyes que contiene historia?
Respuesta: Desde una perspectiva secular, la Torá es básicamente un libro de historia, que contiene algunas historias inspiradoras de la Biblia. El mundo secular considera que la Torá es un libro bastante “verídico”, es decir, que uno puede aprender muchas cosas buenas de él. Solamente no te lo tomes demasiado en serio – ¡como una verdad absoluta!
Desde una perspectiva religiosa, la Torá es un libro de leyes de Dios con instrucciones sobre cómo vivir. La historia (a menudo no en orden cronológico y con muchas brechas) provee información de apoyo para las leyes. El judaísmo tiene una tradición oral que completa muchas de estas brechas. Por eso nosotros debemos preguntar ¡qué es lo que cada historia y cada detalle de cada historia viene a enseñarnos! (Rabino David Gottlieb)
El judaísmo cree que la biblia es un libro divino. Tal como un autor humano generalmente escribe sobre temas que le interesan a “él”, podemos asumir que de igual manera el Autor Divino de la Torá escribió sobre cosas que le interesan a “Él”. Aquí hay una vista panorámica de los primeros capítulos de la Torá:
(1) “En el principio Dios creó el Cielo y la Tierra” (Génesis 1:1). ¡Qué contraste entre la inmensidad infinita del cielo que contiene incontables estrellas y una pequeña mancha en el universo llamada Planeta Tierra! Sin embargo, el verso siguiente comienza, “Y la Tierra era…” y el resto del libro se centra en la Tierra. Conclusión: ¡Dios está interesado en la tierra!
(2) Los seis días de la creación se describen en detalle. Los árboles, el pasto, los animales, los peces, los pájaros y los insectos. Luego se creó un ser humano. ¡Qué contraste entre la inmensa expansión del Planeta Tierra y un solo individuo! Sin embargo, desde este punto en adelante, la Torá se enfoca exclusivamente en los humanos (y NO en los árboles y los insectos). Conclusión: ¡Dios está interesado en la humanidad!
(3) Después de explayarse sobre el primer humano, la Torá enumera 10 generaciones sin registrar ningún evento. Estas generaciones evidentemente no le interesaban al autor y sólo se incluyeron con el propósito de establecer cronología. Finalmente encontramos el pasaje, “Y Noaj era un hombre justo” (Génesis 6:9), seguido de un sección entera concerniente a Noaj. Conclusión: ¡A Dios le interesan las personas justas!
(4) Esto está nuevamente seguido de una lista de nombres con propósitos cronológicos. Pasan otras 10 generaciones hasta que llegamos a Abraham nuestro Padre. Abraham tiene 75 años en el momento en que la Torá habla de él (más detalles sobre su juventud se encuentran en la tradición Oral). Desde este punto, la Torá registra exclusivamente historias de la vida de Abraham y luego de sus descendientes – hasta la aparición del pueblo judío. El resto de la Torá relata la relación de Dios con el pueblo judío. Conclusión: Dios está interesado en el pueblo judío que asume una misión única, ser una “luz para las naciones”, enseñar al mundo sobre la espiritualidad y sobre nuestro Creador. (Rabino Avigdor Miller)
“Que se Haga la Luz” (Génesis 1:3)
Rashi explica que la intención de la Torá, no era necesariamente presentar los eventos en orden cronológico. (Por ejemplo, la creación del agua, entre otras cosas, no se menciona del todo). Más bien, el significado es, “En el principio de la creación del Cielo y la Tierra, Dios dijo que haya luz”. Cuando a los sabios se les ordenó que tradujeran la Biblia al griego para el rey egipcio Tolomeo (conocida como la septuaginta) ellos cambiaron el verso inicial para que dijera “Dios creó en el principio”, poniendo énfasis en la creación misma. Para el creyente es obvio que el mundo fue creado.
Una pequeña analogía: Digamos que el primer hombre en la luna encuentra una caja de copos de maíz de Kellog’s con letras en inglés. Él inmediatamente asume que alguien le ganó, en vez de buscar teorías sobre cómo la caja pudo haber evolucionado en forma azarosa y espontánea. Luego encuentra un modelo de plástico de un corazón, tinta roja y una batería que lo hace latir constantemente. Eso ciertamente no “evolucionó”, se puede ver el plan y el diseño obvio involucrado en su fabricación. Finalmente, él se cruza con un verdadero corazón humano con músculos y sangre. Imagínalo diciendo: “Oh, eso no es ningún problema. ¡Azarosamente evolucionó!”.
Edad del Universo
Mucho se ha escrito sobre la aparente contradicción entre la edad del universo, generalmente aceptada por los científicos como 15 billones de años, y la tradición judía que habla de menos de 6000 años.
Una solución simple que puede disipar mucha confusión: Si uno acepta la creación del hombre conceptualmente, esto asume que la primera persona fue creada como un adulto, porque un infante o un niño nunca pudo haber sobrevivido por sí mismo.
También asume que los árboles florecidos y sus deliciosas frutas estaban disponibles para que esta primera persona las comiera. ¿Acaso esto contradice la edad aparente del mundo? Si un dentista hubiera examinado los dientes de Adam, él habría asumido que Adam tenía 30 años de edad. Si Adam hubiera cortado un árbol y hubiera contado los anillos habría afirmado que el árbol tenía 100 años. Si un científico realizara la prueba de carbono 14, habría observado un universo muy viejo porque Dios lo creó de esta forma avanzada.
Conclusión: Conceptualmente no hay contradicción entre los cálculos científicos y la creencia de que ¡Dios creó el Universo completamente florecido!
“Árboles que Producen Frutas” (Génesis 1:11)
Las frutas son un ejemplo palpable del diseño divino de la creación. Hay que fijarse en que el interior de la cáscara de la naranja es blanca, porque sólo el exterior debe tener color naranja para atraer a las personas. ¡¿Acaso el árbol está consciente de la visión humana?! Las naranjas antes de madurar son verdes, se confunden con las hojas y cuelgan fuertemente pegadas al árbol. Luego cuando maduran, se vuelven de colores brillantes (“Cómeme”) y se desprenden fácilmente. Cuando se pudren en el suelo se ponen cafés y se confunden con el terreno.
Imagina un producto del supermercado con un envoltorio especial, diseñado con colores para anunciar el estado de su contenido y que además contenga ¡un cupón gratis para obtener un nuevo producto cuando termines este!
Igualmente, la sandía es de color rojo brillante cuando está buena para ser comida y blanca en los lugares donde no es sana. Las semillas de sandía están protegidas con una mucosidad resbalosa, que las dispara a todas partes cuando tratas de comerlas – para facilitar la propagación de más sandías. La manzana tiene un centro parecido al plástico que protege las semillas y la parte más dura del durazno es su semilla. Tal como dice el dicho: El reloj pone de manifiesto al relojero y ¡el universo pone de manifiesto al Creador! (Rabino Avigdor Miller)
“Hagamos al Hombre” (Génesis 1:26)
El Rabino S.R. Hirsch explica el uso del plural “hagamos” como un rey que habla en nombre de su reino. (Los cristianos citan esto como una fuente de la trinidad). El judaísmo explica que Dios consultó con los ángeles para enseñarnos a consultar con los subordinados y no tomar decisiones solos. Por supuesto, la Torá siempre provee una protección contras las malinterpretaciones y el siguiente verso describe – en forma singular – como Dios creó al hombre.
“A Su Imagen” (Génesis 1:27)
Esto significa que las personas tienen la capacidad de ser como Dios y no como los animales. Tenemos libre albedrío a pesar de que es limitado – opuesto a lo ilimitado del libre albedrío de Dios.
El juez que recientemente condenó a un adolescente por violación, asalto y asesinato y luego más adelante lo liberó porque “él viene de un hogar destrozado” negó el libre albedrío del niño, ¡como diciendo que todas las personas de hogares destrozados tienen necesariamente que ser violadores y asesinos potenciales! El hombre tiene “elección” porque, intelectualmente, es capaz de percibir espiritualidad, opuesto a los animales que son exclusivamente de naturaleza física y a los ángeles que son totalmente espirituales y como tales, actúan con una claridad que los excluye de las pruebas del libre albedrío.
“El Sexto Día” (Génesis 1:31)
Pregunta: ¿Por qué no dijo simplemente “día número seis” (sin la palabra “el”), como en los otros días?
Respuesta: El Talmud ve aquí una referencia al sexto día del mes de Siván, la fiesta de Shavuot, el día de la entrega de la Torá en el Monte Sinai. El mensaje de nuestro verso es que sólo si los judíos aceptan la Torá en “el sexto día” de Siván, existirá un mundo merecedor de significado espiritual. No hay un sentido intrínseco en una existencia puramente física.
“El Árbol del Conocimiento” (Génesis 2:17)
El primer mandamiento negativo de la humanidad (el primer mandamiento positivo es “sean fructíferos y multiplíquense” – Génesis 1:28) es sorprendentemente una ley alimentaria. (¿Por qué está Dios preocupado de lo que yo pongo en mi estómago?)
Cuando la serpiente, una manifestación del mal en su forma externa, trató de seducir a Eva, ella respondió que “nosotros tenemos prohibido comer del árbol e incluso tocarlo”. Dado que ella no había sido creada en el momento de la prohibición, ella obviamente escuchó de Adam que estaba prohibido hacerlo.
Este es el primer ejemplo de la transmisión de la ley oral. Podemos asumir que cuando Adam le dijo a ella que no “tocara” el árbol, él estaba estableciendo una exigencia rabínica para evitar que se llegara a la transgresión que Dios había prohibido, “comer” del árbol. Desafortunadamente, al no diferenciar entre la prohibición pura y el cerco rabínico, Adam cometió un error. La serpiente empujó a Eva y ella tocó el árbol. “Ves, no pasó nada, también puedes comer de él”. (Rashi) Así, justo en el comienzo de la Torá, encontramos una ley alimentaria, una transmisión oral y un decreto rabínico.
Pregunta: ¿Qué tiene de malo “el conocimiento del bien y el mal” que es peligroso perseguirlo?
Respuesta: El bien y el mal son potencialmente subjetivos: por ejemplo, “¿Fue una buena comida o no?”. Antes del pecado, Adam tomaba decisiones basadas en el criterio objetivo de “verdadero o falso”. Algo puede ser objetivamente cierto pero subjetivamente malo. Por ejemplo, el fumador, al leer que fumar es peligroso para su salud, ¡decide dejar de leer!
La Primera Mujer
Pregunta: ¿Por qué el hombre no fue inicialmente creado masculino y femenino como todos los otros animales?
Respuesta: Dios quería que Adam tuviera la experiencia de estar solo y ver a todos los animales con sus parejas, para que pudiera apreciar más a su esposa. Similar a lo que sucede con parejas que se casan a una edad más avanzada o que tienen hijos después de muchas dificultades, que tienden a apreciarlos incluso más. (Escuchado de la Rebetzin Tziporah Heller)
Pregunta: ¿Por qué Eva fue formada de la costilla de Adam?
Respuesta: Los Sabios dicen que fue con el objetivo de que ella estuviera cerca de su corazón ¡y él la amara!
La Sabiduría de Adam
Adam le dio nombre a todo. Él fue creado como un ser inteligente, uno que podía comunicarse (en hebreo) y entender la esencia de todas las criaturas vivientes tal como se alude en sus nombres (en hebreo clásico). El judaísmo no cree en el mito del “hombre de las cavernas”. (Aunque la gente haya vivido en cavernas, ¡aún así tenían cultura!).
El propósito de un cónyuge es ser una “ayuda en su contra” (Génesis 2:18), esto quiere decir que ellos deben corregirse uno al otro cuando es necesario y ayudarse uno al otro. (¡Detrás de toda gran persona hay un(a) gran esposo(a)!) Juntos, ellos cumplen con lo que Dios quiere en Su mundo.
El Pecado de Adam
La serpiente era originalmente parecida a un ser humano. Se paraba erecta y se podía comunicar con los demás. Se supone que sería “el mejor amigo del hombre” y a pesar de eso personificaba a “la tentación al mal” para probar al hombre.
La Torá describe al hombre como “desnudo”, porque internamente él no tenía el concepto del mal y no tenía la necesidad de esconder ninguna parte de su cuerpo. Sólo después del pecado, cuando el concepto del bien y el mal fue internalizado, Adam y Eva se dieron cuenta de que no debían despertar el deseo físico innecesariamente, y por lo tanto, de ahí en adelante se pusieron ropas.
La serpiente deseaba a Eva, y planeó que Eva sedujera a Adam para que él se tentara de comer y fuera eliminado del concurso. A Adam le atrajo la posibilidad de superar el desafío del mal, pero luego se transformó en un “adicto” y no pudo controlarlo. Así una nueva forma de libre albedrío se estableció en el mundo para todas las generaciones. (Rabino Avigdor Miller)
La Primera Excusa
Dios pregunta: “¿Dónde estás Adam?” (Génesis 3:9). El Dios omnisciente abrió la conversación para que Adam admitiera su culpa. “¿Cuán lejos has caído? A partir de ahora eres mortal”.
Adam niega el conocimiento de Dios y trata de engañarlo. Aquí encontramos la primera excusa de la historia. “La mujer que Tú me diste me hizo pecar”, (Génesis 3:12). Ese es el desagradecimiento de Adam.
Eva, por su parte, continúa “pasando el paquete”. La segunda excusa de la historia: “¡Es culpa de la serpiente!”.
La serpiente ni siquiera tuvo una audiencia, como todos los que inducen a la idolatría (ver parashá Ree), ella fue inmediatamente castigada. Los rabinos dicen que la serpiente podría haber argüido, “¿Por qué ellos me escucharon, cuando te debieron haber escuchado a Ti, Dios?”.
El castigo de Adam fue una reducción significativa de su libre albedrío, dado que ahora tendría que pasar su tiempo trabajando para poder vivir. Para Eva las consecuencias fueron los dolores de parto y la dependencia de su marido.
En vez de transformarse en “el mejor amigo del hombre”, la serpiente ahora se convierte en el “peor enemigo del hombre” y estarán constantemente en disputa.
Caín y Abel (Génesis 4:1)
Cuando Eva dio a luz, el hombre se convirtió en socio de Dios en la creación de la vida. Los Sabios dicen que ciertas partes del cuerpo son contribuidas por el padre y ciertas por la madre y que luego Dios inyecta el alma. Cuando una persona muere, Dios sólo se lleva Su parte y el resto se entierra.
Caín era granjero y Abel pastor – y había celos entre ellos. Caín pensó en ofrecer simbólicamente un sacrificio a Dios. Sin embargo, pensó que dado que Dios de todas maneras no comería, ¡él podía ofrecer las frutas malas y podridas! Abel observó a su hermano, pero lo llevó un paso más allá: si simbólicamente estamos proclamando nuestra gratitud y amor a Dios, debemos llevar lo mejor del ganado.
Bajó un fuego y consumió el sacrificio de Abel pero no el de Caín. Esto dejó a Caín con sentimientos negativos. Dios lo consoló y le explicó como la nueva serpiente (también conocida como “la inclinación al mal”) está en cuclillas para atacar al hombre. Pero el hombre tiene el poder de vencerla si así lo desea.
A pesar de la advertencia, Caín asesinó a su hermano y fue exiliado hasta que uno de los descendientes de su séptima generación accidentalmente lo mató. Nuevamente Dios abre la conversación para que la persona admita su culpa. “¿Dónde está tu hermano?”, preguntó Dios a Caín. Y una vez más, el hombre trata de engañar a Dios: “¡¿Acaso soy el cuidador de mi hermano?!”. (Génesis 4:9)
La Torá dice: “Las sangres de tu hermano claman” (Génesis 4:10).
Pregunta: ¿Por qué dice sangres (plural)?
Respuesta: Caín le infirió numerosas heridas a su hermano hasta que lo mató. Otra respuesta es que se está refiriendo a la sangre de las generaciones que no nacieron de Abel y que nunca pudieron ver el mundo.
La parashá termina con la descripción de las contribuciones a la humanidad de los descendientes de Caín. Ellos fueron los primeros beduinos (que vivieron un estilo de vida nómade), formaron instrumentos musicales (cultura), e hicieron vasijas de hierro (industria metalúrgica). Mientras construían el mundo materialmente, espiritualmente se estaba pudriendo con inmoralidad. Dios decidió destruir el mundo y en ese momento Noaj, que inventó el primer arado, aparece en la escena.
Por el rab. Avi Geller
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