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Venezuela y el Populismo, no es ni el modelo de país ni la visión política y social que quiero para Argentina

Más allá de los festejos, que dicho sea, dejaron a ciertos sectores de la CABA en estado calamitoso, con una suciedad y un desorden propio del provocado por las concentraciones masificadas, una parte de la sociedad argentina festejó el 75 aniversario del llamado Día de la Lealtad, el 17 de Octubre, que por esas cosas de la vida, es también el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, lo que se me antoja, un hecho contradictorio un festejo con el más que preocupante aumento del índice de pobreza en nuestro país, que llega al 40,9% y reflexionando, que desde que la ONU designó el 17 de Octubre como el Día Internacional para erradicar la pobreza, en 1992, en nuestro país fue aumentando la misma, pese a que durante 24 de los 28 años transcurridos desde aquella nominación, la Argentina estuvo gobernada por el Peronismo, el que hoy intenta alinearse con países que para nada tienen atisbos de Democracias y donde el Populismo ha traído más aumento de la Pobreza, y donde el más concreto y trágico ejemplo lo constituye la República Bolivariana de Venezuela, con un 95% de su población bajo la línea de pobreza y de ese porcentaje, un 79% se encuentra en Pobreza Extrema.

Hay una frase popular que dice, “…de muestra basta un botón…”, pues bien, hagamos una apretada reseña de cómo un país, Venezuela, riquísimo en RR.NN., miembro fundador de la OPEP, que con sus aciertos y errores, ejerció una tradición democrática y alineado históricamente con el bloque Occidental, ha llegado a constituirse en el país con el Índice de Pobreza más alto de Latinoamérica con un régimen dictatorial y corrupto, alienado con Estados autoritarios, autocráticos y teocráticos, interrelacionados con el Terrorismo Internacional y el Crimen Organizado Global.

Es más que evidente que la economía de Venezuela se encuentra en una Caída Libre, y que se exterioriza a través, de una Hiperinflación, del deterioro de su infraestructura energética, en la escasez de alimentos y medicamentos, y que ha posibilitado ese triste aumento de la pobreza y la emigración de más de 3 millones de personas.

La Hiperinflación es acuciante para el venezolano, tengamos en cuenta que en el 2018 la tasa de Inflación alcanzó el 1.300.000%, es decir, un aumento de precios rápido y continuo, que se traduce, tomando el año testigo indicado, en que los precios se duplicaban cada 19 días.

¿Cómo fue posible este proceso?, pues bien, Venezuela como lo señalé, es un país con importantes reservas de petróleo, pero el estructurar su economía a partir de la exportación de un solo producto, que llegó ha representar el 95% de sus ingresos, y no diversificar otros sectores de la actividad económica, fue el talón de Aquiles, pues al bajar el precio de crudo en el 2014, la situación del país se tornó vulnerable.

Esto ocasionó que Venezuela comience a sufrir un gravísimo déficit de moneda extranjera, y con esto, la dificultad de importar productos, muchos de primera necesidad, y que no se producen en el país por la apuntada ausencia de diversificación de otros sectores de la economía, y como resultado, se tradujo en escasez de productos, y los existentes en el mercado experimentaron la espiral ascendente de precios, y que para maquillar la crisis que se agudizaba, el gobierno de Nicolás Maduro decidió imprimir dinero, obvio sin respaldo, y aumentar los salarios mínimos para mantener el apoyo de las clases populares, mientras que al tornarse impagables sus bonos oficiales emitidos, hizo imposible la obtención de créditos a través de los organismos financieros internacionales, lo que llevó por un lado a una reducción de sus reservas, en particular de oro y a depender de las dádivas que le han ofrecido Rusia, China e Irán, a cambio de una depredación y enajenación de sus RR.NN., que en algunos casos constituyen una renuncia a su Soberanía.

La devaluación del Bolivar y el lanzamiento de una Criptomoneda, que llevó a cabo Maduro, no han podido aliviar la crisis y menos aún detener o ralentizar la caída libre de la economía, y tal como lo habían previsto los expertos del FMI, la Inflación en el 2019 alcanzó cerca de 10.000.000 %.

Pero esto no es por la exclusiva y nefasta administración de Nicolás Maduro, quizás el inicio esta allá por el 2003, cuando Hugo Chávez decide imponer un cepo cambiario y comienza a crecer exponencialmente el mercado negro de Dólares, ya para el 2012 la Inflación alcanza un 28% con una brecha cambiaria en aumento, para el 2014 la Inflación llega al 69% y la brecha cambiaria al 1.300 %, este desacople de la inflación respecto a la brecha cambiaria a partir del 2015, con la apuntada caída del precio del crudo, se hizo sentir en un déficit de dos dígitos en el PBI y la Cuenta Corriente cerró con saldo deficitario, y esto, ocasionó el colapso y el proceso hiperinflacionario.

Más allá de estos datos irrefutables, para el régimen bolivariano, para los países que apoyan a la dictadura venezolana, como Cuba, Nicaragua, Rusia, China e Irán, como así también para la Izquierda continental, la angustiante situación económica no es consecuencia de los desaciertos de Caracas, sino de las sanciones económicas y financieras implementadas por los EE.UU. y otros países.

Ahora, es el momento de entender la realidad actual de Venezuela, desde el punto de vista político, que desnuda un régimen antidemocrático, que se mantiene en el poder por el apoyo de las elites de las FF.AA. y FF.SS., y por una Justicia cooptada y servil, y en el plano regional por el respaldo del Foro de San Pablo, el Grupo de Puebla y la recalcitrante Izquierda Latinoamericana, que aún exalta un modelo perimido, obsoleto y fracasado, y a nivel global por aquellos países ya mencionados que tradicionalmente se muestran contrarios a los principios y fundamentos de Occidente.

Es así, que recientemente, Nicolás Maduro ha promulgado una Ley, que le otorga “superpoderes” e incluso lo pone por sobre la mismísima Constitución Bolivariana, que recordemos fue adoptada el 15 de diciembre de 1999, mediante referéndum popular y obra de Hugo Chávez, pero el fundamento esgrimido por el actual dictador es, contar con un instrumento para enfrentar a las sanciones económicas implementadas por los EE.UU. y otros países.

La norma legal tiene como título “Ley Antibloqueo para el Desarrollo Nacional y la garantía de los DD.HH.”, por lo que voy primero a abordar las implicancias de este supuesto instrumento jurídico para eludir los bloqueos económicos y financieros, luego me referiré a la falacia de garantizar los DD.HH., y por último el porque esta legislación esta desprovista de legalidad.

La norma en cuestión le otorga a Maduro la facultad de clasificar a los trámites, información, documentos y acuerdos a realizarse bajo el paragua de esta ley, el carácter de Secreto, Confidencial y/o de Información limitada, y entre los mecanismos contemplados para impulsar el Desarrollo Nacional, está la privatización de ciertas empresas estatales, lo que parece una contradicción a los principios del Socialismo de Estado, pero en realidad busca poner en manos de empresas chinas, rusas e iraníes, ciertos activos que esas empresas administraran, y que obviamente las licitaciones y contrataciones no serán públicas, ya que se les daría el carácter de Secreto, o Confidencial o de Información Limitada, todo lo cual constituye una entrega de Soberanía, pero de esta manera, el régimen populista venezolano procura burlar o disminuir el efecto de los embargos que padece, pero, me hace preguntarme, ¿Desarrollo Nacional o Entrega Nacional?

En cuanto a garantizar los DD.HH., es realmente una descarada falacia, basta con recordar el Informe presentado por la ex presidente de Chile y representante de la izquierda latinoamericana, Michelle Bachelet, Alta Comisionada de la ONU para los DD.HH., en el cual señala las violaciones reiteradas a estos derechos, con más de 2,000 asesinatos en lo que va del 2020, en la preocupante cooptación del Poder Judicial, de la falta de garantías y posibilidades del ejercicio de representación por parte de los partidos políticos opositores, la estigmatización de la agudización de la pandemia del COVID 19 a los pocos venezolanos que regresan, sumado a que el 33% de las muertes por el virus lo constituyen el personal sanitario debido a la falta de insumos y equipamientos de bioseguridad y respecto a las próximas elecciones legislativas previstas para el 6 de diciembre venidero, Bachelet es terminante al dudar de la legitimidad en la composición de la Asamblea Nacional sin un proceso inclusivo que pueda posibilitar alcanzar las condiciones para el desarrollo de un proceso electoral creíble, libre y equitativo.

Y esto me da pie para abordar entonces, si la ley en cuestión promulgada por Maduro es un instrumento jurídico legal, y la respuesta es NO, en principio por que la actual Asamblea Nacional Constituyente carece de legitimidad de origen, por no cumplirse los requisitos establecidos en el Artículo 348 de la Constitución Bolivariana, y además por que sobrepasa a la misma Carta Magna, dando a Maduro suprapoderes que no están contemplados en la Ley Fundamental, incluso, para lograr sus objetivos, habida cuenta que dentro del propio oficialismo han surgido voces de protesta, a través de Diosdado Cabello, el régimen determinó que la ley se aprobara por la mayoría de los presentes en la ANC, no proveyendo de movilidad a aquellos constituyentes oficialistas que no están de acuerdo con la norma legal promulgada, imposibilitando llegar al recinto y emitir sus voluntades, por ejemplo el caso de Telémaco Figueroa del PSUV representante del estado de Sucre.

A esto podemos sumar, que la Asamblea Nacional presidida por Juan Guaidós, presidente interino reconocido por más de 60 países , ha desconocido la norma legal en cuestión, calificándola de “adefesio” y que cualquier acción o acuerdo que se lleve a cabo de conforme a la misma, serán refutados de ilegítimos e ilegales, con las consecuencias jurídicas para quienes formen parte de dichos actos.

Es evidente que en la crisis venezolana, la interrupción de la democracia como el deterioro económico y financiero, son factores que se retroalimentan mutuamente.

Por lo reseñado y finalizando la columna de hoy, me hago algunas preguntas, por ejemplo, ¿hay parámetros para relacionar la crisis venezolana con la crisis argentina?, ¿ Argentina, más allá del impresentable acto tardío, sin omitir los contrapuntos dentro del gobierno nacional, y que ratificó el Informe Bachelet, busca un nuevo alineamiento internacional? ¿ El desubicado accionar del representante de la Cancillería Argentina que se levantó y dejó la sesión del Grupo de Lima, cuando se trataban sanciones a Venezuela, es el anticipo del alejamiento de ese bloque regional?, algunas de estas preguntas tienen respuesta que son para preocuparnos y ocuparnos, pues para poder construir un país distinto al modelo que durante casi 75 años se ha intentado imponer, y que ha quedado documentado en una carta de Juan Perón a John William Cook, cuando el expresidente escribe, “ …el Siglo XXI será de las democracias populares, por mucho que se opongan…Es, por otra parte, la línea ya perfilada por las corporaciones de la Edad Media que, a través de las democracias burguesas, vuelve a levantar sus banderas. La Revolución Rusa, Mussolini y Hitler demostraron al mundo que la política del futuro es del pueblo y, en especial de la masas organizadas…”, creo que más claro es imposible y yo quiero una Argentina con una democracia republicana y representativa, con respeto por la Instituciones y por el pleno ejercicio del Estado de Derecho garantizado por una Justicia fuerte e independiente, por lo que concluyo, ni Venezuela ni el Populismo, son los modelos ni la visión a seguir.

*Luis Fuensalida es especialista en asuntos internacionales. Fue Comisario Inspector y Jefe de Departamento Interpol de la Policía Federal Argentina.

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