Irán: ¿Importar o exportar armas? Esa es la cuestión

Por Ezequiel Naidich

A pocas semanas de las elecciones presidenciales estadounidenses, que tendrán lugar el martes 3 de noviembre, Washington tuvo un revés diplomático en el Consejo de Seguridad. No logró evitar que el embargo de armas sobre Irán, que existía desde 2007, finalizase.

Al impulsar el desarrollo de armamento nuclear, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas había impuesto sobre la República Islámica un embargo de armas, entre otras sanciones, prohibiendo tanto la importación como exportación de armamento. Sin embargo, en el marco del Acuerdo Nuclear, formalmente el Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC) firmado en 2015, rubricado por la Resolución 2231 (2015) del CS, se dispuso la terminación del embargo en 2020, tras demostrar el compromiso iraní con el acuerdo. Esta resolución habilitaba un recurso para la reimposición de las sanciones en caso de que un participante del acuerdo notificase el incumplimiento por parte de Teherán de sus obligaciones.

En los últimos años, a raíz de la salida de los Estados Unidos del PAIC, Irán ha vuelto a enriquecer uranio a niveles compatibles con el desarrollo de la tecnología nuclear con fines armamentísticos. Este claro incumplimiento del acuerdo fue notificado por Washington al CS, pero no obtuvo respuestas favorables. Obviamente, Rusia y China se encuentran a favor del levantamiento de las sanciones, pero Francia, el Reino Unido, y la Unión Europea tampoco deseaban la reimposición. De hecho, en vez de rechazar en el CS la notificación, directamente la consideraron invalida pues Estados Unidos ya no es parte del acuerdo.

Esta decisión del CS fue celebrada por los políticos moderados y reformistas iraníes, alineados con el actual presidente Hassan Rouhani. Si bien está claro que Estados Unidos, al menos mientras siga Trump en la Casa Blanca, reforzará la política de máxima presión por su cuenta, este evento es visto, de todas formas, como una victoria diplomática por parte de la República Islámica.

La finalización del embargo, entonces, ¿qué implicaciones tiene para la seguridad regional? Ahora podría importar armamento avanzado, probablemente desde Rusia o China, que se cree que serán los primeros países en aprovechar la nueva situación. Irán está preocupado por la incorporación de decenas de los muy poderosos aviones “furtivos” F-35 por parte de Israel, y tal vez por parte de los Emiratos Árabes Unidos. Por ello, Teherán espera poder comprar los famosos sistemas de defensa rusos S-400, que se cree que es el único sistema capaz de derribar los agiles y sigilosos nuevos aviones israelíes, además de aeronaves, tanques y drones.

No obstante, Irán se encuentra actualmente en una situación económica muy precaria. La crisis relacionada a la pandemia del coronavirus, que golpeó fuertemente a este país causando más de 30.000 muertes, sumada a las complicaciones económicas de los varios años de sanciones impide a Irán la adquisición de este armamento en grandes cantidades. Además, mientras Moscú y Beijing buscan aumentar la cooperación con Teherán, habrá que ver si están dispuestos a arriesgarse a fuertes sanciones por parte de Washington.

En cambio, la oportunidad más interesante que se abre para Irán es la exportación de armamento. En los 13 años que estuvo aislada militarmente, la República Islámica debió invertir en una industria propia, consiguiendo una verdadera sustentabilidad. Se estima que el 90% de las necesidades de defensa iraníes están cubiertas por sus propios desarrollos. E Irán ya ha utilizado este armamento en varias ocasiones, incluyendo, probablemente, el ataque con drones contra la planta petrolera saudí el año pasado, del cual se cree que Teherán ha sido responsable.
Si bien Irán ha provisto de armas constantemente a los países y grupos terroristas en la región, entre ellos Hezbolá en Líbano y los Hutíes en Yemen, el levantamiento del embargo le permitirá inundar al Medio Oriente de su producción, lo cual podría tener graves consecuencias para la seguridad regional e internacional.

SP/RJ
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