Kristallnacht

Tengo una Memoria de vidrios estallados en la sórdida noche. Aquel fue el primer día en que no hubo día después. El tiempo acabó sin más, sin comentarios ni reflexión.

Nos quedamos sin patria, ni casa, ni papeles de identidad. Fuimos solamente nosotros y ni siquiera eso.

Seres sueltos, individuales, errando peligrosamente la ciénaga inhumana, deshilachando lentamente lo que fuimos para no perder la razón. Intentamos construir una trama de ruinas que nos fuera habitable. Buscábamos la luz en un trompo de impertinentes sombras pero tropezábamos en todas las heridas, desorientados como en una danza de ebrios.

Las noches fueron interminables. No hubo oferta de redenciones.

Nosotros fuimos los condenados de la tierra, los descarnados sin futuro, nuestra sangre derramada no mereció monumentos ni homenajes.

Hasta el recuerdo de nosotros contaminaba la tierra y fuimos nadie.

HASTA QUE FUIMOS ISRAEL.

Por Gabriela Fernández Rosman
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