El Parlamento israelí analiza un proyecto de ley para dar a los judíos de la Diáspora un papel formal en los asuntos israelíes
La Knesset está analizando un proyecto de ley que le otorgaría a los líderes judíos de la Diáspora un documento formal en los asuntos israelíes, lo que significaría una nueva etapa en las relaciones entre Israel y la Diáspora.
Respaldado por el Ministerio de Asuntos de la Diáspora de Israel, el proyecto de ley requerirá que el gobierno de Israel consulte a los líderes judíos del mundo sobre cuestiones que involucren a alrededor de 8 millones de judíos que viven fuera del Estado de Israel.
David Butler, presidente del Comité de Israel y Ultramar de las Federaciones Judías de América del Norte, señaló: “Este sería potencialmente uno de los eventos más importantes en las relaciones entre Israel y la Diáspora en décadas”.
Las federaciones envían en conjunto cientos de millones de dólares por año a Israel a organizaciones sin fines de lucro, que trabajan en nombre de los israelíes de todos los sectores de la sociedad, incluidos los dos principales socios de las federaciones en el extranjero: la Agencia Judía para Israel y la Comité de Distribución Conjunta Judía Estadounidense.
“¿Cuánto deben opinar los judíos del mundo en los asuntos internos de Israel?” fue el tema que se debatieron las Federaciones Judías a fines de octubre durante la Asamblea General Anual.
Eric Fingerhut, un ex miembro del Congreso de Ohio que ahora dirige la red de Federaciones Judías, estableció: “Creo que los israelíes, y el gobierno israelí, deberían querer saber de nosotros, aprender y comprender nuestras perspectivas”. Y agregó: “No queremos intentar decirle al gobierno israelí qué hacer, pero queremos que escuchen nuestra opinión sobre asuntos que afectan a nuestra comunidad”.
En el mundo hay alrededor de 15 millones de judíos, de los cuales casi 7 millones residen en Israel. Y, según demógrafos, la mayoría de los 8 millones restantes se encuentran distribuidos en Estados Unidos (6-7 millones), Francia (450.000), Canadá (392.000), Gran Bretaña (292.000), Argentina (180.000) y Rusia (180.000).
“Debemos comprender profundamente los intereses y necesidades de los 8 millones de hermanos y hermanas de Israel que viven fuera de nuestras fronteras”, indicó la ministra de Asuntos de la Diáspora, Omer Yankelevich. Y completó: “Esto es especialmente cierto cuando el Estado de Israel toma decisiones que afectan directamente a las comunidades judías fuera de Israel”.
Israel no reconoce las conversiones realizadas por el clero reformista o conservador, y los judíos estadounidenses que desean adorar en el Muro Occidental en servicios de oración igualitarios, de género mixto o dirigidos por mujeres son bloqueados rutinariamente para hacerlo.
Merav Michaeli, del Partido Laborista y miembro de la Knesset, marcó: “Durante demasiado tiempo, Israel ha sido el único lugar en la Tierra donde no todos los judíos son tratados por igual. Esto es algo que Israel necesita corregir más temprano que tarde, y no solo por los judíos de la diáspora”.
Sin embargo, hmuel Rosner, un periodista y analista político israelí que escribe para The New York Times, afirmó que no cree que la medida de la Knesset se apruebe, especialmente ahora, con Israel enfocado en el coronavirus y el primer ministro Benjamin Netanyahu distraído por las protestas contra su administración del Gobierno.
“Creo que la consulta entre Israel y los judíos del mundo debe ser constante y seria, pero no debe ser oficial de ninguna manera”, declaró Rosner a la Agencia Telegráfica Judia. Y concluyó: “Estoy totalmente a favor del diálogo, pero en contra de cualquier diálogo que dependa de mecanismos oficiales y leyes cuyo propósito sea imponer al gobierno israelí consultas con actores externos”.
Según fuentes, Friedman, Tehila Friedman, miembro del Knesset del partido Azul y Blanco, admite que hay pocas posibilidades de que su proyecto de ley se convierta definitivamente en ley. Pero a pesar de eso, lo toma como una señal alentadora de que el Ministerio de la Diáspora apoyó la medida.
Hira Ruderman, directora ejecutiva de la Fundación de la Familia Ruderman, una organización filantrópica con oficinas en Israel y Boston que busca ayudar a cerrar la brecha entre la diáspora e Israel, afirmó: “A lo largo de los años, hemos escuchado muchos comentarios en contra de los judíos reformistas y conservadores, que sus opiniones no son importantes, excepto cuando se trata de donaciones y cabildeo por Israel. Hace más de 70 años, el pueblo judío, sin importar dónde estuviese, tenía un objetivo común: crear una patria judía.
Hoy no tenemos una meta o un destino común. ¿Cómo pueden construir un futuro juntos si no tienen un objetivo común?”, se cuestionó.
“Es obvio para todos nosotros que hay temas sobre los que solo los ciudadanos pueden decidir, como la seguridad y la economía. Pero cuando se trata de problemas que tienen un impacto directo en todo el pueblo judío, como cambiar la Ley del Retorno o cómo debería ser el Kotel, o cuestiones de conversión, los judíos del mundo deberían tener voz”, concluyó Friedman.
Y, por otro lado, el director de Radio Jai, Miguel Steuermann, trabajó hace algunos años con referentes del mundo judío e israelí con este proyecto que no prosperó, pero que sigue siendo una posibilidad que debería ser explorada en profundidad.
Por GS/RJ
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