“Estamos todos un poco perdidos en cuanto a qué es lo que se puede o no”
Desde de su casa en Ramat Gan, al este de Tel Aviv, y en vísperas de shabat, Gal Frachtenberg conversó con Radio Jai sobre el clima general que se vive en Israel en esta etapa de pandemia, sobre restricciones y aperturas.
Gal, nacida en Argentina pero residente desde hace un año y medio en Israel, a quien le gusta que la llamen “olá jadashá” (nueva inmigrante), así se expresó:
“Estamos todos un poco perdidos en cuanto a qué es lo que se puede o no, las reglas quedaron algo difusas”. Dijo que los locales a la calle tienen permitido abrir, que en alguno de ellos se puede ingresar y en otros no; los restaurantes no admiten clientes dentro de los locales, y entonces se los atiende en un mostrador dispuesto en la entrada de estos. El transporte público funciona en un ciento por ciento, tanto trenes como colectivos. Los jardines de infantes funcionan con normalidad, pero las escuelas continúan haciéndolo en el formato “cápsulas”. La Universidad continúa por Zoom, por lo cual, para algunas carreras como la de Diseño -que es la que sigue la entrevistada- resulta muy complicada la cursada, por lo que implica en entregas y evaluaciones de dibujos y diseños de manera virtual.
Gal trabaja en una escuela de idiomas, donde también la mayoría de las clases son en formato virtual, pero ya comenzaron a impartir algunas presenciales en un número reducido de alumnos (hasta diez), muy diferente al habitual, que supera ampliamente las quince personas, por supuesto cumplimentando con todos los protocolos sanitarios.
En cuanto a lo que se percibe en el tema de desocupación, cuyos índices habían pasado del tres por ciento al veinte durante la pandemia, Gal pudo ver que para los jóvenes, salvo los que trabajan en jardines de infantes, se les ha limitado el trabajo. Aquellos que, para poder solventar el alquiler de su vivienda, comida, transporte, de estudios, trabajaban de camareros en bares o restaurantes, hoy están desocupados. Y como no pueden afrontar esos gastos, muchos ellos han debido regresar a los hogares de sus padres, básicamente porque como las clases son virtuales, ya no es un problema si la ciudad adonde se trasladen quede cerca o no de la universidad.
Otra manera de sustento que encontraron muchos fue el de nuevos emprendimientos, por ejemplo, cocinar pastas, elaboración de helados, clases de idiomas. “Por suerte hay oportunidades y gente que quiere comprar” reveló Gal. Y dijo que tratan de ayudarse los unos a los otros comprando sus productos o servicios a estos “nuevos emprendedores”.
Respecto de lo que siente la gente en estos momentos de pandemia y de lo que espera ocurra en un futuro cercano, Gal opinó: “Estamos un poco acostumbrados a vivir así”, no se ve a la gente pendiente de la llegada de una solución, que podría ser una vacuna o cualquier otra cosa; se vive más el momento, mientras las cosas van ocurriendo. La reapertura de un centro comercial, puede ser algo atractivo un día. “No hay expectativas de nada, la gente piensa que ‘sea lo que tenga que ser’. Hay nuevas aperturas, pero no nos queremos ilusionar como la otra vez”. Y preciso: “Habían abierto todo, se comenzaron a organizar fiestas de bodas, que luego tuvieron que cancelarse, volvimos todo para atrás, volvimos a la cuarentena”. Por eso prefieren llevar el día a día, no proyectar demasiado, seguir cuidándose mucho: “No salgo mucho, solo lo necesario para ir a la oficina, uso barbijo, y lo que queda esperar, no hay mucho más”.
Gal invitó a seguirla a su Instagram que se llama “Aliá Vamos” en donde cuenta su experiencia de olá jadashá.
Por CL/RJ
Reproducción autorizada por Radio Jai citando la fuente.
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