Los pesares de una comunidad agrietada
Salvo algunas pocas excepciones, vivimos en un mundo profundamente fisurado, con países hondamente agrietados y hasta familias lamentablemente separadas. Dichas excepciones son China, un país totalitario comunista; Rusia, una nación autocrática; Corea del Norte, un régimen comunista hereditario; Cuba, una sacrificada isla castrista y algunos pocos ejemplos más. Lo que muy pocos podían imaginar, hace pocos años atrás, es que el factor hegemónico laico de centro izquierda que había gobernado durante 40 años las tres Instituciones básicas de la Comunidad Judía de Argentina, AMIA, DAIA y OSA, se resquebrajara como si fuera el Muro de Berlín junto con todos los satélites que obsecuentemente lo servían. Lo de centro izquierda es un decir pues en el seno del mencionado factor hegemónico militaban fuertes empresarios de la construcción, adinerados dueños de sanatorios, acaudalados profesionales, pudientes industriales, etc. Sucedió que un factor de derecha, la Ortodoxia religiosa, utilizando la táctica de asociación masiva y votación piramidal de obediencia debida, ganó la 1ª. minoría en la AMIA y con la famosa estrategia de “divide y reinarás” quebró las alianzas anteriores succionándoles, nada más y nada menos, a los supuestos enemigos del credo de la Reforma que, como pudo verse, dejaron de ser enemigos en momentos en los que se jugaba el poder de una importante Institución Central de la Comunidad. A partir de allí se acabaron las ideologías, las doctrinas y la jurisprudencia ya que, en elecciones posteriores de las 3 Instituciones centrales se jugaban transversalidades inimaginables para que la mayoritaria sociedad laica, conservadora y reformista quedara subyugada por el nuevo poder hegemónico, esta vez el de la minoritaria derecha religiosa.
Así llegamos a la actualidad pero con un peligroso y lamentable panorama adicional que nos presenta a una dirigencia dividida en 14 o 15 factores, aparentemente políticos, encabezados por igual cantidad de sujetos que se consideran todos presidenciales insustituibles, engañándose los unos a los otros, formando alianzas que rompen antes y después de las elecciones. Podríamos comenzar con la OSA que, terminado el mandato actual hace tiempo, no puede elegir la nueva Comisión Directiva con solo el voto de 60 socios en todo el país que están al día con sus cuotas. Uno de los factores que podría pretender la Presidencia se acaba de dividir en 3: los veteranos, los que no quieren perder el poder y los nuevos apoyados por la Central del Exterior. Otro de los factores ha sido desahuciado justamente por su propia Central del Exterior. Un importante factor, que buscaba conformar un gran Frente Laico, ve con sorpresa que uno de sus aliados se desprende del proyecto y se postula para la Presidencia apadrinado teóricamente por la “cúspide ortodoxa” por un lado y por un grupo del Interior por la otra. Pero la cosa no es tan sencilla pues otros grupos ortodoxos estaban negociando anteriormente con otras agrupaciones que habían logrado 9 apoyos de los 14 0 15 mencionados. A esta altura debe decirse que entre los 14 o 15 factores la mayoría son sellos de goma avalados por quien sabe quién y porque motivos los lanzan al ruedo de un campo ya agrietado. Con este escenario vuelve a complicarse la futura elección de la AMIA calculada para Abril- Mayo de 2021 donde el Sinat Ajim (odio entre hermanos) y el Sinat Jinam (odio gratuito) está creando un ambiente electoral comunitario tan penoso como lastimoso. Las elecciones de la DAIA todavía están lejos y se supone que se irán conformando una vez resueltas las de la OSA y las de la AMIA, aunque muchos creen que, en el doloroso tema de la Causa AMIA-DAIA, las autoridades actuales no estarían haciendo el esfuerzo suficiente, ni aprovechando las coyunturas oportunas, ni imaginando operaciones políticas diferentes (probablemente muy amargas) a las intentadas hasta el presente. La elaboración de una nueva estrategia requeriría un cambio de 180º, con el comienzo de un diálogo dialéctico de negociaciones e intercambios recíprocos y/o equivalentes con el fin de llegar a la meta: la determinación judicial de la culpabilidad de Irán y los fugitivos iraníes. Se cumplieron 75 años del inicio de los Juicios de Nüremberg por la 2ª.
Guerra Mundial, en el cual las Democracias se aliaron con el Dictador Stalin para vencer al nazismo, el mal absoluto, y en 1993 Rabin-Peres pactaron en Oslo y Camp David con el terrorista Arafat pensando en la mera posibilidad de obtener para el Estado de Israel una “paz por territorios”.
Los integrantes de la Comunidad Judía Argentina ven con asombro esta inicua lucha de dirigentes por los puestos del poder cuando existen problemas vitales de todo tipo, entre ellos un tema tan importante como el de la dedicación absoluta al logro en el ámbito nacional, parlamentario y judicial del “JUICIO POR AUSENCIA” a los bárbaros perpetradores de los Atentados a la Embajada de Israel y a la AMIA. Los familiares, la Comunidad y el país lo necesitan.
Por Victor Zajdenberg es analista de Relaciones Internacionales especializado en Israel y Medio Oriente.
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