Parashá Vaieshev: Yosef Comienza su Ascenso al Poder en Egipto
Mientras los escorpiones se abalanzaban sobre sus pies, Yosef apeló nuevamente a sus hermanos, “¡Tengan compasión! ¡Este foso está lleno de serpientes y escorpiones!”.
Los hermanos de Yosef no estaban escuchando. Ellos estaban cenando, y los gritos de Yosef interferían con la tranquilidad de la cena, entonces se movieron a cierta distancia del foso para disfrutar de mejor manera sus kebabs. Al ver que una caravana de Ishmaelitas se aproximaba desde el norte, los hermanos decidieron vender a Yosef.
Mientras tanto, otro grupo de mercaderes Midianitas se aproximaba desde el sur. Ellos escucharon los gritos de Yosef e inmediatamente lo sacaron del foso. Ellos observaron su forma de vestir y su actitud y asumieron que debía ser el hijo de un hombre noble.
Cuando los hermanos de Yosef vieron lo que estaba ocurriendo, fueron corriendo al foso. “¿Qué derecho tienen ustedes de sacar a nuestro esclavo?”, preguntaron.
“¡¿Su esclavo?!”, preguntaron los Midianitas. “¡Ustedes deberían ser sus esclavos!”. Sin embargo, cuando Shimón y Levi sacaron sus espadas, la conducta de los Midianitas cambió. “¡Está bien, no se pongan violentos! ¿Por qué mejor no lo venden a nosotros?”, dijeron los mercaderes. Los hermanos canjearon a Yosef por zapatos para toda la familia y así se deshicieron de su hermano.
Sin embargo, los Midianitas tenían desconfianza sobre todo el asunto. “Tal vez es el hijo de algún terrateniente que vendrá a buscarlo”, teorizaron. “¡Es demasiado complicado! ¡Deshagámonos de él en la primera oportunidad que tengamos!”. Cuando la caravana Ishamelita se acercaba, se presentó la solución perfecta. Normalmente los Ishmaelitas transportaban cosas con muy malos olores como brea y alquitrán, pero esta caravana en particular estaba transportando especies e incienso a Egipto. Más allá de la indignación de haber sido vendido nuevamente como esclavo, Yosef estaba finalmente camino a Egipto… en la forma más fragante posible. (Basado en el Midrash)
Así empieza la trama que eventualmente llevó a Yaakov y a su familia al amargo exilio en Egipto.
La parashá Vaieshev se trata de los sueños. ¿Por qué sueña la gente? Algunos sueños pueden ser proféticos, pero la mayoría de ellos obviamente no lo son. Las personas tienden a soñar con cosas en las que piensan durante el día. La mente sigue funcionando incluso cuando estamos dormidos.
¿Cómo puede una persona saber el significado de un sueño específico? El Talmud dice que los sueños “siguen a su interpretación”. De la forma como son interpretados, así se cumplen.
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Los Sueños de Yosef
Yosef era el decimoprimer hijo de Yaakov y el primogénito de su querida esposa Rajel que falleció posteriormente en otro parto. Yosef era un niño prodigio y se convirtió en el discípulo principal de su padre. Yaakov mostraba favoritismo por Yosef (los sabios lo criticaron por esto) y lo designó como supervisor de sus hermanos. Además, Yaakov hizo una prenda de vestir a rayas que era especial para Yosef. Yosef “acusaba” a sus hermanos mayores motivado por un amor genuino y una profunda preocupación por el crecimiento espiritual de ellos. Sin embargo los hermanos, no lo veían para nada de esta manera.
Yosef tuvo un sueño. Él reunió a sus hermanos y les contó su sueño: “Estábamos todos recogiendo espigas (ellos eran pastores no granjeros, entonces, ¿por qué granos?) y las espigas de ustedes se inclinaban ante las mías”.
La reacción de los hermanos fue, “¿Acaso vas a dominarnos y a ser nuestro rey?” (Génesis 27:8). Ellos interpretaron de esa manera el sueño.
Yosef tuvo un segundo sueño. “El sol, la luna y 11 estrellas se inclinaban ante mí”. Esta vez los hermanos fueron más inteligentes y se quedaron callados omitiendo cualquier interpretación. Pero Yosef quería la interpretación correcta, por lo que fue donde su padre y le contó el sueño. Yaakov explicó, “¿Acaso yo y tu madre nos inclinaremos ante ti?”. Así interpretó él también el sueño.
Pregunta: ¿Acaso no había muerto ya su madre?
Respuesta: Los sabios explican que se refería a Bilha, quien lo crió como su propio hijo.
“Sus hermanos estaban celosos, pero su padre esperó a que los acontecimientos se materializaran” (Génesis 37:11). Los hermanos de Yosef sospechaban que él era un manipulador. Sospechaban que él quería ser el único heredero de Yaakov, tal como Abraham e Itzjak habían tenido sólo una línea de continuación. Yosef constantemente le reportaba a su padre cosas malas sobre sus hermanos. Ellos creían que él estaba tratando de hacer que su padre los maldijera y así él tomaría toda la herencia.
Cuando Yosef soñó que se convertiría en rey, sus hermanos realmente se enfurecieron. Ellos no veían esos sueños como “profecías” sino como una manifestación de lo que “él estaba pensando todo el día”. Ellos consideraban que sus deducciones eran válidas, pero la Torá revela que emanaban de los celos. Frecuentemente nosotros no estamos conscientes de cuáles son nuestras verdaderas motivaciones. Debemos meditar y hacer una introspección cuidadosa para poder descubrir las motivaciones que guían nuestras acciones.
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Paz con los Hermanos
Los hermanos de Yosef fueron a Shejem a atender el ganado y a deliberar sobre la situación. Shejem era el lugar donde anteriormente ellos habían actuado de manera positiva en cuanto a mantener la hermandad, (cuando la misma se vio amenazada desde afuera con el secuestro de Dina). Sin embargo ahora había una amenaza desde adentro – Yosef – ellos pensaban que él quería todo para él.
Yaakov estaba consciente de la animosidad entre sus hijos y mandó a Yosef a ver a sus hermanos. “Ve cómo están tus hermanos y el ganado (literalmente dice: Ve la paz de tus hermanos y la paz del ganado), y vuelve a mí con un reporte” (Génesis 37:14). En otras palabras, “¡haz paz con tus hermanos!”.
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La Corte Rabínica de los Hermanos
Mientras Yosef buscaba a sus hermanos en Shejem, él se encontró con un hombre (la tradición die que era el ángel Gabriel) que le sugirió a Yosef que sus hermanos estaban listos para hacerle una emboscada. Sin embargo, Yosef siguió las instrucciones de su padre y no puso atención a la advertencia. Cuando los hermanos se dieron cuenta que Yosef se aproximaba, empezaron a planear su fiesta de bienvenida.
A pesar de que esto suena a hombres malvados confabulándose para matar a su propio hermano, esto no puede ser cierto. Estamos hablando de los justos hijos de Yaakov, los padres de las Doce Tribus de Israel que enseñaron la moral y la ética al mundo.
Realmente, los hermanos establecieron una corte rabínica y juzgaron a Yosef. Algunas religiones enseñan: “¡No resistas el mal, pon la otra mejilla!”. El judaísmo, en contraste, enseña “¡Oponte al mal!”. Por ejemplo, si sabes que alguien está tramando levantarse a las 4 AM para matarte, los sabios aconsejan que te levantes a las 3 AM y lo mates primero.
Esta “corte rabínica” condenó a Yosef por querer causar daño a sus hermanos. Yosef era considerado como alguien que tiene el estatus de “causar daño a otros activamente” a quien estamos obligados a detener, incluso matándolo.
“¡Aquí viene el soñador!”, dijeron ellos. “Matémoslo ahora, luego lo tiramos al foso y decimos que una bestia salvaje lo mató” (Génesis 37:20). Esta era una sentencia de muerte legal.
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Reuven Salva la Situación
Reuven dijo, “¡No debemos darle muerte con nuestras propias manos! Después de todo, él es de nuestra propia sangre. Tirémoslo al foso y dejemos que muera por causa natural”. Ellos entendieron que si Dios estaba con Yosef, él sobreviviría.
El plan de Reuven era volver más tarde y liberar a Yosef. Reuven, siendo el primogénito y el presunto líder de la siguiente generación, tenía el que más tenía que ganar con la muerte de Yosef. Sin embargo, Reuven sintió la responsabilidad y trató de salvarlo. (Además, estaba consciente del hecho de que también cargaría con la culpa).
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Dentro del Foso
Cuando llegó Yosef, los hermanos inmediatamente le quitaron su túnica a rayas, que tantos celos y animosidad había causado. Luego lo tiraron dentro del foso, que estaba “vacío, no tenía agua” (Génesis 37:24). Los hermanos habían revisado para ver si tenía agua, pero no se dieron cuenta de que tenía serpientes y escorpiones. La vida de Yosef estaba en peligro y Dios lo protegió. (El Talmud afirma que si uno testifica que un hombre cayó a un foso con serpientes y escorpiones, su esposa puede volver a casarse – ¡porque él de seguro está muerto!). Sin embargo, los hermanos ni siquiera notaron el milagro.
Reuven tenía que ir a atender a Yaakov, entonces Yehuda tomó el rol de liderazgo. Los hermanos se dieron cuenta que pasaba una caravana de Ishmaelitas. Yehuda dijo, “¿Por qué matar a nuestro hermano y cubrir su sangre? Si lo vendemos a Egipto él estará lejos de nosotros, no derramaremos su sangre y además, ¡obtendremos una ganancia importante!”. Los hermanos estuvieron todos de acuerdo y así hicieron.
Cuando Reuven regresó al foso y lo encontró vacío, rasgó sus ropas y lloró, “El joven no está, ¿dónde me esconderé del sufrimiento de mi padre?” (Génesis 37:30) – queriendo decir, “¡Él era sólo un joven y realmente no quería hacernos daño!”.
Los hermanos untaron la túnica de Yosef en sangre de cabra y la mandaron a su padre. Yaakov reconoció la prenda y declaró a Yosef muerto. Rasgó sus ropas, vistió tela de saco y estuvo de luto muchos días. (Rashi dice que estuvo de luto por 22 años, hasta que vio nuevamente a Yosef). Sus hijos trataron de consolarlo, pero se negó a ser consolado, diciendo, “¡Lloraré a mi hijo hasta mi tumba!”.
Pregunta: ¿Acaso no debe una persona confiar en Dios y estar de luto por un tiempo limitado?
Respuesta: Yaakov no estaba llorando solamente a su hijo. Yaakov tenía una misión especial en la vida, crear al pueblo judío con Doce Tribus. Ahora que una estaba faltando, Yaakov sintió que había fallado en cumplir su misión. Por eso, él nunca pudo ser consolado – hasta que se enteró de que Yosef aún estaba vivo.
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Yehuda y Tamar
La parashá continúa: Yehuda dejó a sus hermanos y se fue solo.
Pregunta: ¿Por qué se inserta la historia de Yehuda y Tamar justo en medio de la historia de Yosef?
Respuesta: Los sabios explican que cuando los hermanos se dieron cuenta de cuánto habían herido a su padre, estaban enojados con Yehuda, en cuyo consejo habían confiado al vender a Yosef como esclavo. Si Yehuda les hubiera dicho que perdonaran la vida de Yosef, ellos habrían aceptado. Los hermanos excluyeron a Yehuda por eso y como resultado, él se fue solo.
Yehuda se casó con la hija de Shua el Canaanita (los comentaristas explican que “Canaanita” en este contexto se refiere a su ocupación, mercader, en vez de referirse a su nacionalidad) y tuvieron tres hijos. Dos de los hijos murieron en forma trágica mientras estuvieron casados con Tamar, la hija (o más probablemente, la nieta o bisnieta) de Shem, el hijo de Noaj.
La Torá considera que tener hijos es uno de los propósitos principales del matrimonio. Por eso si un hombre muere sin tener hijos, su viuda debe casarse con su hermano (si es factible) y los hijos que nazcan posteriormente se consideran de alguna manera como hijos del hermano fallecido. Estrictamente hablando, no se requiere ningún acto legal para oficiar este matrimonio, porque se considera una continuación directa del matrimonio del marido muerto. Esto se llama Yibum (matrimonio por levirato).
Si no es posible que la viuda y su cuñado se casen, entonces se realiza un acto legal llamado Jalitzá, para disolver el matrimonio del hermano muerto y permitir que la viuda se case con alguien fuera de la familia.
Históricamente, antes de que la Torá fuera entregada en el Monte Sinai, los judíos practicaban el Yibum, pero con pequeñas diferencias. Primero, cualquier familiar cercano del fallecido podía realizar el acto (incluyendo al padre). Segundo, el vínculo con el marido muerto se consideraba intacto a tal punto que si la viuda se casaba con alguien más, se consideraba adulterio (con castigo capital).
Yehuda estaba asustado de dejar que su tercer y último hijo, Shaila, se casara con Tamar, no fuera a ser que muriera como sus hermanos. Entonces Yehuda le dijo a Tamar que esperara a que Shaila creciera. Pero ella se dio cuenta de que eso era sólo una excusa. Entonces, Tamar se visitó como prostituta y sedujo a Yehuda.
Cuando se supo que Tamar estaba embarazada, Yehuda (como jefe de la corte rabínica) le declaró pena de muerte por adulterio. Tamar le envió a Yehuda los objetos que él había dejado con ella y le pidió que los identificara. Los sabios derivan de esta historia que ¡es preferible dejar que te quemen hasta morir que avergonzar a otra persona en público!
Yehuda admitió que él era el padre, lo que convertía el acto en un caso de Yibum y por lo tanto, estaba permitido. Tamar dio a luz a gemelos, Peretz (el ancestro del Rey David) y Zeraj.
El Zohar explica el significado cabalista de esta historia: En un momento donde todos estaban preocupados por Yosef, y Yaakov estaba de duelo, Yehuda, que fue el causante directo del primer exilio al vender a Yosef a Egipto, estaba preocupado de sembrar la semilla de la redención final del Mashiaj, ¡descendiente del Rey David!
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Yosef en Egipto
Yosef fue vendido como esclavo a Potifar, el verdugo en jefe del faraón. “Su amo vio que Dios está con él” (Génesis 39:3). Incluso un idólatra egipcio podía reconocer espiritualidad, pero sólo de Yosef.
Yosef fue exitoso en todas sus empresas y Potifar puso “toda la casa” en sus manos.
Cuando Yosef se estaba empezando a sentir bien (opuesto a su padre, que aún estaba de duelo), la esposa de Potifar trató de seducirlo. Esta fue una tremenda prueba para un joven de 17 años, que no tenía ninguna guía familiar. El Midrash describe cómo la esposa de Potifar se cambiaba constantemente sus ropas y trataba de atraer a Yosef sin ningún éxito.
Un día la esposa de Potifar hizo una fiesta para sus amigas y Yosef era el garzón. Ella les sirvió frutas surtidas y ellas tenían cuchillos afilados con los cuales pelar las frutas. Mientras pelaban las frutas, Yosef sirvió el plato principal. Las mujeres mantenían su ojos fijos en el hermoso Yosef (que recatadamente miraba hacia el piso) y no prestaron atención en lo que estaban haciendo ¡hasta que quedaron cubiertas de sangre después de pelarse los dedos!
Un día había una fiesta idólatra y la familia de Potifar estaba en el templo. La esposa de Potifar dijo que estaba enferma y se quedó en casa donde nuevamente trataría de seducir a Yosef. Ella tomó el manto de Yosef, pero él se escapó, dejándolo en sus manos. Justo en ese momento la familia volvió y la encontró con las manos en la masa con el manto de Yosef en sus manos. Ella tuvo pánico y lo acusó de intento de violación. “¡Mientras se quitaba su manto yo grité, él escapó corriendo y lo dejó aquí!” (Génesis 39:15).
Este ha sido el argumento de los anti-semitas desde tiempos inmemoriales. A pesar de que ellos asesinan judíos, nos llaman a nosotros asesinos. Y a pesar de que Potifar no creyó la historia de su esposa (si no fuera así habría ejecutado a Yosef), no tuvo otra opción que castigar a su sirviente.
Mandó a Yosef al calabozo real donde se encarcelaban los prisioneros importantes. Ahí, Yosef también fue muy exitoso.
Los sabios explican la conexión entre la historia de la esposa de Potifar y la historia de Tamar. Ambas tenían buenas intenciones. La esposa de Potifar había visto en las estrellas que ella sería la esposa de Yosef y que sería parte del pueblo judío, así como también la motivación de Tamar era casarse con Yehuda y ser parte del pueblo judío. Por supuesto, la “observación de estrellas” no es un método confiable y lo que la esposa de Potifar realmente vio fue a su hija, que se casaría con Yosef (ver parashá Miketz).
Existe, sin embargo, una gran diferencia entre las acciones de estas dos mujeres. “Un pecado en nombre del Cielo”, tal como los rabinos llaman a este comportamiento, sólo es admirable si se lleva a cabo hasta el final. Si las condiciones cambian a mitad de camino y el acto ya no es más “en nombre del Cielo”, ¡entonces no se da ninguna recompensa! Tamar intentó casarse con Yehuda para poder ser parte del pueblo judío. Cuando se dio cuenta que la iban a quemar, no se olvidó de que sus intenciones eran “en nombre del Cielo”, y se negó a avergonzar a su suegro. La esposa de Potifar, por otra parte, tan pronto como la situación se puso difícil, estuvo dispuesta a condenar a Yosef para mantenerse a salvo. Esto reveló que sus intenciones no eran puramente “en nombre del Cielo”. (Escuchado del Rabino Shlomo Wolbe)
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El Copero y el Panadero
El Faraón estaba enojado con su “Ministro del Pan” (el panadero) y con su “Ministro del Vino” (el copero). (Egipto era una sociedad muy materialista). Para aquellos debajo de ellos, ellos eran ministros importantes, pero para aquellos sobre ellos, ellos eran simplemente el copero y el panadero ¡y podían ser fácilmente puestos en “prisión”! (Rabino S. R. Hirsch)
El Faraón los mandó a prisión en la “cárcel real” de 5-estrellas donde Yosef estaba a cargo. Los sabios nos informan de sus crímenes: Encontraron una piedra en el pan y una mosca en la copa de vino.
En la cárcel, ellos fueron tratados muy bien por el vigilante (¡nunca se sabe, quizás iban a salir en el futuro!) y designaron a Yosef para que los sirviera. Ambos el copero y el panadero tuvieron sueños la misma noche y estaban muy deprimidos a causa de ellos. Yosef ofreció interpretar sus sueños, porque después de todo, “¡las interpretaciones son de Dios!” (Génesis 40:8).
El copero soñó que estaba exprimiendo uvas en la copa del Faraón. Yosef interpretó que en tres días él sería restituido en su puesto. (Los sabios explican que cada uno de ellos soñó también la interpretación del sueño del otro, por lo que el panadero sabía que Yosef estaba en lo correcto.)
El panadero soñó que pájaros estaban comiendo de una canasta de panes horneados que estaba en su cabeza (algo que nunca harían en la presencia de una persona viva). Yosef interpretó que en tres días el Faraón lo colgaría y que los pájaros comerían su carne.
Yosef le rogó al copero que lo recordara frente al Faraón. Los sueños se hicieron realidad exactamente como Yosef había predicho (¡los sueños siguen a su interpretación!). Pero el copero se olvidó de Yosef.
Pregunta: ¿Cómo prueba esto que Yosef realmente sabía cómo interpretar los sueños? ¿Tal vez simplemente tuvo suerte esta vez?
Respuesta: El comentario de Malbim explica que realmente habían cuatro personas involucradas: (1) el copero produce el vino y (2) el Ministro del Vino lleva la copa al Faraón, (3) el panadero hornea el pan y (4) el Ministro del Pan lo lleva al Faraón. Si es así, la piedra en el pan fue un error del panadero que no limpió adecuadamente sus sartenes, no un error del Ministro que no tenía forma de saber que había una piedra en el pan. Por otra parte, la mosca en la copa no era un error del copero, sino un error del Ministro del Vino que debió haber examinado la copa primero.
Por eso, lo que vio Yosef en el sueño iba contra la lógica. Yosef vio que el Faraón iba a juzgar a los trabajadores primero y que luego iba a sentenciar a sus superiores basándose en ellos. Dado que el panadero era culpable, el Ministro del Pan fue castigado y dado que el copero no podía ser culpado, su jefe, el Ministro del Vino, se salvó. Esta era una clara e irrefutable evidencia de que Yosef conocía el arte de la interpretación de los sueños.
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El Cumpleaños del Faraón
Tres días después era la fiesta de cumpleaños del Faraón y él necesitaba a todos sus sirvientes. (Contrasta esto con la preferencia judía de marcar el Yahrtzeit, fecha de muerte, cuando una persona completa con la misión de su vida, en vez del cumpleaños que es sólo el viaje inaugural.) El Faraón restituyó al copero y colgó al panadero exactamente como predijo Yosef. Sin embargo, el copero en un principio se olvidó totalmente de Yosef e incluso cuando se acordó, no tuvo ganas de ayudarlo. (¡Nunca confíes en coperos egipcios!)
Fuente: Aish Latino
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