Januca
Por eso cuando nos dicen, con la mejor intención, “ustedes tienen Janucá”, tal vez la respuesta sea no, ustedes tienen Navidad. Ambas festividades aluden a milagros y a luces, pero en esencia son absolutamente distintas: Mientras una alude al nacimiento de una esperanza universal encarnada en la vida de un hombre, la otra nos recuerda que nuestra misión en el mundo es traer un poco de luz en las noches más oscuras. (http://tumeser.com/2019/12/21/januca-5780-que-luces-encendemos/)
Hace un año cerraba mi editorial sobre Janucá, que titulé “¿Qué Luces Encendemos?”, con este párrafo acerca de la supuesta equivalencia, sólo sostenida por la poderosa metáfora de la luz, entre Janucá y Navidad. Una vez más, como cada año, me he encontrado insistentemente con un mensaje de equivalencia con el cual muchos judíos se sienten más cómodos: El que equipara, valores universales mediante, aquello que tiene poco que ver. En un mundo globalizado, creo que vale la pena insistir con el mensaje singular de Janucá en oposición al mensaje universal de la Navidad. El milagro de la pureza del aceite es que sigue sucediendo hoy, la llama sigue ardiendo.
Janucá tiene el gustito revolucionario que gusta a toda minoría, la posibilidad milagrosa de jaquear, aunque sea por un tiempo, un imperio. Janucá no es tanto acerca de la libertad como valor, sino acerca de combatir la arbitrariedad, también un valor universal.
En lo personal no tengo problema en que judíos se sumen al significado universal de la Navidad, ni que Janucá sea nuestra oportunidad de regalar, juntarnos en torno a la luz, estar en familia. Lo que me perturba es no comprender las diferencias, porque en el facilismo de igualar, pierde el pueblo judío. No son lo mismo la estrella de Belén que la gota de aceite que duró ocho días como símbolo de luz; ambas son luz, pero cada una representa otra fe y su comunidad. Es bueno vivir en un mundo no sólo de tolerancia sino de diversidad manifiesta. Pero ser diversos supone conocer las diferencias.
En este 2020 que se cierra yace por delante una esperanza llamada “la vacuna”, que es absoluta, universal. Pero hay otra esperanza, la que trasciende esta pandemia y el devenir de la Historia, y esa tiene diferentes nombres para diferentes comunidades humanas. Saberlas, reconocerlas, y saber a dónde cada uno pertenece, es una bendición.
Por Ianai Silberstein.
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