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Conociendo al Terrorismo Yihadista parte III

En las dos columnas anteriores, abordamos al Terrorismo Yihadista en su relación con el Narcotráfico y como se le daba una interpretación teológica que se correspondiera con los objetivos perseguidos y que justificaban la relación con esa rama del Crimen Internacional, y luego, como además del tráfico de drogas y producción de metanfetaminas como forma de autofinanciarse, también empleaban otros medios para este fin, en la columna de hoy, conoceremos otros aspectos del Islamismo Yihadista.

El sheik Faruk al Mohammedi, en un documento de 23 folios expone la planificación de la Yihad Global, que se puede sintetizar en la siguiente frase de su autor, “…nuestro objetivo es islamizar Occidente y establecer un sistema islámico de gobierno global…”, y ahora trataremos alguno de los medios o caminos que utiliza el Islamismo Radical, como el llamado Terrorismo de Hamula.

En marzo del 2016, el semanario alemán Der Spiegel publicó un informe acerca de la importancia de las relaciones familiares y clánicas en la estructura terrorista yihadista, vínculos que se fundan en la fidelidad a los lazos familiares, verdaderos círculos cerrados, y que constituyen el terrorismo de Hamula, palabra que en árabe significa familia o clan.

Esta estructura clánica es muy similar en su conformación a las Clicas que nacieron en los barrios latinos del gran Los Ángeles en la década de 1980, las que estaban integradas por hermanos, primos y amigos de crianza, y lo mismo es en el mundo yihadista, con jóvenes musulmanes nacidos en países occidentales, alguno de los cuales en su momento, viajaron a Oriente Medio para unirse a organizaciones terroristas como el DAESH o el Grupo Al Nusra, y aquellos que no murieron o fueron hechos prisioneros, regresaron a su país y encuentran en el clan familiar el apoyo necesario e inician sus actividades de proselitismo y difusión del Islam radical, pero el ámbito de la Hamula también le facilita el entorno propicio para planificar atentados y llevarlos a cabo.

Esos barrios o ghettos musulmanes son funcionales a la formación de bases o centros de adoctrinamiento y reclutamiento de estas organizaciones clánicas, son verdaderos islotes socio ambientales que a su vez favorece las altas tasas de natalidad y refugio de inmigrantes ilegales, y para que se den una idea de este fenómeno urbano, ediliciamente son semejantes a nuestros complejos de Lugano I y II, pero cuyo código interno, el miedo, la amenaza, es más parecido a lo que se vive dentro del complejo Fuerte Apache, en la localidad de Ciudadela Norte, Pcia. Bs. As.

Estas barriadas, que en la actualidad se dan especialmente en grandes centros urbanos europeos, algunos se desarrollan en lo vertical, como los “banlieues” en el Gran París, Francia, o en lo horizontal, como es en los distritos de Whitechapel o Towers Hamlets, en el East London, R.U., o más conocido de Molembeek, en Bruselas, Bélgica, sitios donde en forma expresa o implícita se impone la visión extrema de la Sharía, sobreponiéndose al sistema legal del país.

Es así, que enfrentamos un terrorismo clánico, familiar, el terrorismo de Hamula, en el que los lazos de sangre refuerzan y reaseguran una visión yihadista, y ya hemos visto ejemplos de estos vínculos, los hermanos Ibrahim y Khalid Bakraoui que perpetraron el atentado suicida en el aeropuerto de Bruselas, o el de Mohammed y Abdelkhaber Merah que llevaron a cabo el ataque en Toulouse, o quizás más conocidos Sharif y Said Kouachi, por el sangriento suceso de Charlie Hebdo.

Este Yihadismo que aprovecha esos barrios ghettizados, donde las relaciones interpersonales se interprean a través de las miradas, las actitudes y encuentran la conexión en el entendimiento de un Islam Radical, sin duda representa un desafío importante para las FF.SS. y las Agencias de Inteligencia, donde se impone una eficiente y eficaz cooperación a nivel internacional.

En la actualidad, algo más de 54 millones de musulmanes viven en Europa, que en casos puntuales como Bélgica y Francia, según las proyecciones demográficas para el 2030 nos da que al menos del 15% de la población de estos países será de origen musulmán, a lo que debemos sumar aquellos que se convierten al Islam y que no forman parte de una 2da. o 3ra. generación de inmigrantes musulmanes, y que en su mayoría provienen de sectores marginales de la sociedad, todo lo cual me recuerdan, por un lado al ex dictador libio Muhammad Khadafi que algunas vez expresó, “ la próxima conquista de Europa no será por la espada, sino por los vientres…” y que le daría entidad al término acuñado por la escritora y analista italiana, Oriana Fallacci, “Enrabia”, y esto, si olvidar el fenómeno de las Migraciones Forzosas provenientes del MONA y también del África Subsahariana.

En cuanto al proceso de radicalización, hay un interesante estudio realizado por el Instituto Elcano, España, y que paradójicamente fue publicado 10 días antes de los atentados sufridos en Cataluña, en agosto del 2017, y que se centraron en Barcelona y Cambrils, y que el juicio está en pleno desarrollo en la actualidad, y en el informe señalado tres expertos en Seguridad Internacional, establecieron que 178 sujetos detenidos en España, entre el 2013 y 2016, implicados en actividades terroristas islamista radical, un 15% se radicalizaron en soledad, mientras que el resto lo hizo a través de las redes sociales o bien de agentes yihadistas en mezquitas e instituciones islámicas, y el 65% de la totalidad de los casos analizados tenían vínculos sociales o familiares con elementos radicales, lo que nos vuelve a remitir al terrorismo de Hamula o yihadismo clánico.

Es así, que entonces podemos apreciar que el accionar terrorista islámico, puede tener expresiones individuales, como son los denominados “Lobos Solitarios”, o bien conformar bases o redes celulares que implican la planificación y ejecución de ataques planificados y de mayor envergadura, o bien, la modalidad “terrorismo a control remoto”, donde a través de la web, sin que exista una relación personal entre sujetos y a través de mensajes encriptados coordinan uno o varios ataques, pero cualquiera que sea el modus operandi, implican desde el acuchillamiento o atropellamiento, hasta el uso de armas de fuego y explosivos.

Este accionar, constituye el denominado “El Manejo del Salvajismo”, que se halla plasmado en un documento hecho público hace más de 15 años a través de la Internet y de la publicación yihadista Sawt al Jihad, y su autor es Muhammad Khalil al Hakaymah, que utilizó el pseudónimo de Naji, y dicha estrategia se debe desarrollar en tres etapas:

1ª. Humillación del infiel, del apóstata, del ateo, agotándolo en un conflicto a pequeña escala, no necesariamente de gran envergadura, pero drásticas y con efectos importantes.
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2ª. Difusión del Salvajismo, pasar de acciones menores, a la guerra de guerrilla y al terrorismo a escala global, y
3º. Establecer una Sociedad Combatiente con objetivos de autodefensa, con una estructura de Inteligencia y Contrainteligencia, crear un Modelo Político Social con el fin del establecimiento de un Estado Islámico, y la expansión del Salvajismo.

Como uds. pueden apreciar, las etapas señaladas se han desarrollado a nivel global e incluso alguna de ellas, como fue la creación del E.I. o DAESH, se correspondía con la 3ª etapa, y respecto es muy interesante el análisis realizado por el profesor William Polk, titular de la cátedra de Historia de Oriente Medio, de la Universidad de Harvard, que arriba a la siguiente conclusión, “…que la doctrina político militar de Naji, es una versión islamista de las de Mao o de Ho Chi Min, sin embargo, para Naji, la lucha no pasa esencialmente por lo económico, social o político, sino por la Guerra Santa en nombre de Alá contra infieles y apóstatas…”.

Finalizando mi columna de hoy, es evidente que estamos inmersos en un conflicto híbrido a nivel global, donde nada está tan lejano, como a veces parece ser lo que se percibe o se quiere justificar por algunos gobiernos de la región, y del que lamentablemente, nuestro país es la prueba del accionar terrorista islamista, pero esta tercera parte de Conociendo al Terrorismo Yihadista, me plantea el interrogante, ¿si el Islam es una religión de paz o no?, y si bien partimos de la premisa que no todos los musulmanes son terroristas, ¿Por qué todos los terroristas son musulmanes?, algo que intentaré responderme a modo de Conclusión de esta trilogía en la próxima columana.

*Luis Fuensalida es especialista en asuntos internacionales. Fue Comisario Inspector y Jefe de Departamento Interpol de la Policía Federal Argentina.

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