Parashá Vaigash: El secreto de la supervivencia judía
A través del tiempo, muchos se asombraron de la supervivencia de la nación judía. Ante una historia llena de sufrimiento, pena y persecución, los judíos enfrentaron la adversidad con fortaleza y resiliencia. ¿Cuál es nuestro secreto? ¿Cómo mantuvimos nuestra singularidad y nuestras tradiciones únicas? ¿Cuál fue la clave para oponernos a las culturas de las naciones? Podemos encontrar una respuesta en una idea de la parashá de esta semana.
Quizás la historia más dramática de toda la Torá ocurre en nuestra parashá. Después de ser vendido por sus hermanos y estar 22 años alejado de su familia, Iosef revela su identidad. Los hermanos ignoraban que el emperador que los atormentó, acusándolos de ser espías, aprisionando a Shimón y amenazando con tomar a Biniamín como esclavo, en realidad era Iosef.
Cuando Iosef dice las palabras: “Yo soy Iosef” (Génesis 45:3), los hermanos quedan perplejos. Iosef los conforta con un largo monólogo y expresa su perdón. También les da a sus hermanos instrucciones para traer a Iaakov a Egipto.
Hacia el final de esas instrucciones, Iosef da la directiva: “No se enerven en el camino” (45:24). Rashi explica esta declaración críptica: “No se involucren en discusiones halájicas para que el camino no sea motivo de agitación para ustedes”.
Imagina. Los hermanos acaban de tener la sorpresa de su vida al encontrarse nuevamente con Iosef. ¿No deberían contemplar su fatídica e incorrecta decisión de vender a Iosef tantos años atrás? Sin embargo, a Iosef le preocupa que se concentren en el estudio de la Torá y se pierdan en el camino a casa. Iosef parece asumir que sus hermanos naturalmente se inclinarían estudiar Torá durante sus viajes.
Si bien es cierto que hay una mitzvá de estudiar Torá mientras viajas (ver la plegaria Shemá, Deuteronomio 6:7: “Hablarás de ellas (la Torá) mientras te sientes en tu casa y mientras camines por el camino”, ¿quién podría estudiar en un momento tan estresante de introspección espiritual?
Además, ahora debían volver y enfrentar a su padre Iaakov, a quien le mintieron sobre Iosef durante todos esos años. ¿Cómo podrían concentrarse en el estudio de Torá en un momento tan difícil?
A menudo, en el estudio de Torá la pregunta ya contiene la respuesta. Cuanto más piensas en la pregunta, cuanto más la repites en tu mente, más comprendes que la pregunta misma lleva directamente a la respuesta. Eso es lo que ocurre en este caso.
¿Cómo podrían los hermanos estudiar Torá en un momento tan complicado? ¿Cómo podrían NO estudiar Torá? Todos tenemos diversos métodos de relajación que ponemos en práctica cuando estamos estresados. Algunos miran un partido, otros escuchan música. Los judíos piadosos y estudiosos se relajan estudiando Torá. Incluso bajo una gran presión, para los hermanos era natural buscar la paz mental en el estudio de la Torá.
Esto es particularmente cierto debido a que la Torá son las instrucciones de Dios para la vida y los hermanos estaban buscando una guía Divina específica para enfrentar sus dificultades del momento. Eso sólo lo hallarían estudiando seriamente Torá.
El estudio de Torá unió a los judíos a través de toda la historia y nos salvó de la asimilación. Este es el secreto de la supervivencia del judaísmo a través de los milenios. Parafraseando a Rav Saadia Gaón, del siglo XI: la nación judía sólo es una nación y sólo puede ser una nación debido a la Torá. No somos una nación basada en la tierra, en el lenguaje ni en la cultura. Si hubiera una época en la que todos los judíos se desinteresaran en la sabiduría de la Torá, dejaríamos de ser una nación y nos asimilaríamos en muy poco tiempo.
Sorprendentemente, la Torá misma provee su propia continuidad. El mundo en general comenzó a valorar la educación y la alfabetización de las masas hace relativamente poco tiempo, hace unos 200 años, con el sistema de la educación pública y gratuita. Hasta ese entonces, la educación era considerada una exclusividad de la elite de la sociedad. Muchas religiones tenían un interés especial en mantener ignorantes a las masas, para evitar el cuestionamiento de su fe.
Sin embargo, la educación judía para las masas se remonta a la Revelación en Sinaí. Hace 3000 años, Dios nos ordenó estudiar Torá todos los días de nuestra vida. Por supuesto, para estudiar, todo judío debía saber leer y escribir. De esta manera, la educación básica de las masas estaba asegurada. El estudio de Torá y la búsqueda intelectual fue y continúa siendo el factor vital de nuestra existencia como nación.
Queremos judíos educados. No tememos ni desalentamos los cuestionamientos y la discusión sobre nuestra fe y nuestra tradición.
Sólo si nos dedicamos a estudiar Torá seria y consistentemente podemos vivir a la altura de nuestro nombre, el Pueblo del Libro.
Fuente: Aish latino
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