Irán con incertidumbre frente al próximo gobierno que sucederá a Rohani

El domingo pasado, el Parlamento iraní, dominado por la línea dura de derecha nacional, rechazó por abrumadora mayoría una moción para evitar que altos mandos de las Fuerzas Armadas en activo puedan ser candidatos a la Presidencia del país.

El ‘no’ de 207 de sus parlamentarios, frente a 25 votos favorables y cinco abstenciones, sirvió de disparo de salida para una carrera electoral muy dura que afectará a la región.

El próximo 18 de junio del 2021, los iraníes, a su vez menos motivados que nunca para acudir a las urnas (se estima que la participación en las legislativas del pasado febrero fue la más baja de la historia), votarán al sucesor del actual presidente Hasan Rohani.

La ley no permite presentarse por tercera vez al mandato, cuya popularidad se vio afectada severamente por el adiós de Donald Trump del acuerdo nuclear, la reimposición de sanciones y la incapacidad del Gobierno iraní para mantener la economía a flote.

Entonces, ¿Quiénes podrán tener el poder en Irán a partir de junio 2021?
En primer lugar, tenemos a la derecha conservadora islamista. El líder de la Revolución, Ruholá Jomeini, los impulsó para tener una fuerza leal frente al Ejército Imperial, neutral durante la caída del Sha. Tuvieron un rol crucial en la defensa del país frente a las fuerzas de Sadam Hussein en los 80´ y  al finalizar  se beneficiaron de los proyectos de reconstrucción, extendiéndose paulatinamente por otros sectores hasta controlar, hoy, aproximadamente un tercio de la economía iraní. Protagonizaron la violenta represión de los disturbios económicos de los últimos años, pero, al mismo tiempo, afianzaron un prestigio como fuerza eficiente asistiendo a los damnificados por catástrofes naturales recientes.
En segundo y ultimo lugar con posibilidades reales de triunfar, se encuentra un elite militar y económica iraní, mas allegado al dialogo con EEUU y con el apoyo de las fuerzas militares de casi la totalidad del país.
Ambos sectores tendrán a partir de ahora medio año para convencer a mas de 50 millones de iraníes habilitados para votar en un país con poco historial democrático y donde las elecciones no son obligatorias.

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