Parashat Vaiejí, vivir para soñar

Llegamos al final del primer libro de la Torá. Bereshit nos despide relatándonos el último período de la vida de Iaakov y la sucesión de su hijo Iosef. Además de dedicarse a la educación moral continua de sus descendientes, Iaakov organizó a su familia en tribus para prepararla para su destino espiritual, y luego le otorgó a cada tribu en bendición sus características únicas.
Génesis culmina con la posterior muerte de Iosef y su promesa de que Adon-i eventualmente los llevaría de nuevo a la Tierra Prometida. Este atrapante final deja atrás historias de personajes que comenzaron su camino en busca de un sueño, desde Adán y Eva en el Jardín del Edén allá por la creación del mundo, pasando por Abraham e Itzjak hasta llegar a la muerte de nuestro último patriarca y la posterior muerte de su hijo en Egipto.
Hoy no solo culminamos el primer Sefer de la Torá, sino que cerramos juntos en este Shabat un año colmado de aprendizajes y momentos comunitarios lleno de alegrías y emociones. Despedimos un año que nos vio crecer todos los días un poquito más, en el cual los sueños de muchos se hicieron realidad, y en donde orgullosos podemos decir que la vida judía late todos los días gracias al esfuerzo de personas que trabajan incansablemente para que todo
esto sea posible.
Somos muchos los que soñamos con hacer de esta comunidad un lugar familiar, plagada de valores judaicos y momentos significativos para cada una de las personas que llegan a nuestro hogar.
El agradecimiento es para todos aquellos que formamos parte de ésta, nuestra casa, la cual amamos, cuidamos, y defendemos todos los días. Quiera Di-s que nuestro pueblo siga latiendo por mucho tiempo más, para así poder gritar al cielo bien fuerte ¡Ami-Jai! Mi Pueblo vive.

¡Shabat Shalom!

Mati Bomse