¿Qué nos ha dejado el 2020?
En esta última columna del 2020 intentaré realizar una síntesis de lo acontecido en el presente año, que se ha visto enmarcado por la pandemia del Covid 19, y que evidentemente ha dejado consecuencias importantes más allá del campo de la Salud, en particular en lo que hace a las actividades que conforman en llamado Circuito Económico, es decir, en los campos de la Producción, Distribución, Consumo e Inversión, y esto se ha trasladado a las Políticas Económicas implementadas por cada Estado, en función de una Crisis Económica y Financiera inédita, en un panorama global donde el Multilateralismo es cuestionado.
Es indiscutible que lo que acontece en el seno de las potenciales centrales y las acciones consecuentes, tienen un efecto global, como ser el tan cuestionado resultado de las elecciones presidenciales en los EE.UU., donde al igual que lo ocurrido hace cuatro años, pero cambiando de vereda, las sospechas y las acusaciones de fraude electoral estuvieron presente.
En el 2016, llega a la Casa Blanca, un outsider del establisment político, el empresario Donald Trump, que surgió como consecuencia de las inseguridades y convulsiones económicas y financieras derivadas de una no del todo superada Crisis del 2008, con efectos nocivos en lo social y en lo laboral y con un libreto populista de derecha logró capturar el voto del obrero y del trabajador rural, principales perjudicados por los efectos de la Globalización, a lo que sumaron los sectores conservadores que percibían un retroceso en el rol de los EE.UU. en el liderazgo mundial, pero esa visión populista de derecha no sólo se traducirá en una diplomacia confrontativa, sino que también encontró ecos en algunos miembros de la U.E., como los casos de Hungría, Polonia, y el resurgimiento o fortalecimiento de partidos políticos y movimientos sociales nacionalistas, xenófobos y partidarios euroescépticos, estos últimos, vieron en el Brexit del Reino Unido, al menos, un caso testigo a seguir.
Pero volviendo a Donald Trump, más allá de su particular manera de hacer política, tanto nacional como exterior, en los primeros dos años de su administración logra algunos éxitos, como lo fueron el descenso de la tasa de desempleo, el crecimiento económico con la repatriación de industrias, y en el plano internacional, concretó el retiro de los EE.UU. del Acuerdo Nuclear con Irán y el aumento de sanciones económicas al régimen de los ayatollah, como así también hizo lo propio con Rusia y se mantuvo firme en el enfrentamiento con China, tanto en el plano del comercio global como en el de la tecnología de punta y en la utilización estratégica del espacio exterior y en este año que está por finalizar ha logrado un éxito inigualable con otras administraciones en el crítico escenario del Oriente Medio, los Acuerdos de Normalización de relaciones entre el Estado de Israel y países musulmanes, incluidos los estados africanos de Marruecos y Sudán, aunque a mi entender y teniendo en cuenta una verdadera Guerra Fría en desarrollo entre Estados árabes sunitas y el bloque liderado por el Irán chiita y sus proxis, el Estado de Israel constituye el vínculo o la llave entre los EE.UU. y los países árabes que se oponen a la visión hegemónica del régimen de Teherán.
Sin embargo, en el plano doméstico, Trump se enfrentó no sólo a la crisis sanitaria producto de la pandemia del Covid 19, que tuvo efectos negativos por las laxas medidas aplicadas por el gobierno federal que a su vez reavivaron los reclamos por el programa de Salud Pública, sino también por los violentos enfrentamientos raciales y el protagonismo de movimientos como Black Lives Matter y por su visión respecto a la inmigración, tanto legal como la ilegal, la limitación del asilo y con su plan para renovar el régimen migratorio estadounidense que no contempla el DACA, impulsado por el presidente Barak Obama, pero sumado a lo señalado, y aprovechando todo esto, el ala izquierda del Partido Demócrata proyectó su campaña electoral que capturó la mayoría de los votantes en los principales centros urbanos y en particular entre la comunidad universitaria, los intelectuales y gran parte del ambiente artístico, con un discurso más cercano a la visión de Bernie Sanders, y con figuras como la actual vicepresidente electa Kamala Harris, la senadora Elizabeth Warren o la joven representante de New York, Alexandría Ocasio Cortéz, pero que muy hábilmente en la primarias del partido, eligieron a Joe Biden, ubicado más al centro, y una figura electivamente aceptable.
En una palabra, mientras que en el ámbito de la U.E., la Socialdemocracia se encuentra jaqueada, en los EE.UU., triunfó, y a partir de ahora habrá que prestar atención a la política exterior de la próxima administración Biden, que ya ha declarado su intensión de rever la salida del pacto con Irán y que seguramente tendrá una posición más pragmática y menos conciliadora con el Estado de Israel, pero que seguirá considerado un aliado estratégico en Oriente Medio. Por su parte, establecerá una nueva relación, más armónica con la U.E., y es posible unas relaciones menos antagónica y más diplomática, tanto con Cuba y Venezuela, y si bien, implementará medidas y políticas en defensa de los intereses estadounidenses, el pragmatismo y la negociación serán los vectores en sus relaciones con Rusia y China.
Ahora bien, en cuanto a Rusia, el zar Vladimir, quién recordemos llegó al poder en diciembre de 1999, tras la renuncia de Boris Yeltsin, su popularidad aún mantiene altos porcentajes, en el 2012 obtuvo el 63% de los votos y en el 2018 ascendió al 77%. Este año logró que se sancionará una ley de reforma constitucional que le dará mayor peso al Parlamento y al 1er. Ministro, que ocasionó la renuncia de su gabinete, y la cuestión esencial es que la Duma nombrará al 1er. ministro y éste a su vez nombrará a los funcionarios avalados por el parlamento, por lo tanto, el presidente, sea quién fuera, no puede oponerse a estos nombramientos, y lo que parece un refuerzo al legislativo, en realidad es una hábil movida de Putin, para asegurarse para después del 2024 y como 1er. ministro, seguir detentando el poder, y de esta forma no infringe la Constitución que le impide un nuevo mandato presidencial.
No obstante, en el plano interno ha debido de hacer frente a distintas problemáticas, por ejemplo en el campo económico, tras un primer decenio exitoso, en el segundo las cosas se dificultaron con las sanciones impuestas por los EE.UU. y la U.E., que dieron origen en el 2014 a una recesión, por lo que debió reorientar sus políticas económicas y financieras, aunque aún hoy sufre una sangría en el presupuesto estatal de aprox. 140.000 mill. de Euros, pero sigue teniendo fuertes reservas de Oro, Petróleo y Gas.
En el plano político interno y social, en el último tiempo debió enfrentar protestas de colectivos feministas y LGTB, fuertes críticas por la implementación del sistema Runet, que no sólo constituye una red de Internet propia sino también un medio de censura, y por supuesto, la de opositores que lo señalan como un autócrata, y que lo acusan de llevar a cabo una campaña de eliminación de quienes se le oponen, como los casos de la periodista Anna Politkovskaya y el ex agente de la KGB Alexander Litvinenko, quienes fueron asesinados, y más recientemente, Alekxei Navalni, quién salvó su vida en Alemania y motivó la exigencia del país germano y otros miembros de la U.E., para que se investigue el atentado contra el político opositor.
Pero en el plano internacional, Rusia de la mano de Putin ha recobrado el nivel de gran potencia, se ha constituido en árbitro regional en importantes conflictos, como en la Guerra Civil Libia, en el reciente enfrentamiento entre Armenia y Azerbaiján, también participa junto a la Turquía de Erdogan en el control del norte de Siria y vendió al gobierno de Ankara su sistema de misiles S400, habida cuenta que Turquía es miembro de la OTAN, esto sin olvidar la visión Neotomana, pero Rusia en Siria ha logrado una base naval en el puerto mediterráneo de Tartus y una aérea en la región de Aleppo, como también importantes inversiones en la reconstrucción siria. Por su parte, mantiene relaciones con dos actores enfrentados, por un lado con el Estado de Israel, coordinando las operaciones preventivas de la aviación israelí en suelo sirio contra objetivos iraníes y de Hezbollah, más allá de una muy buena relación con Bibi Netanyahu, y por otro lado con Irán, del que es garante del Acuerdo firmado entre Teherán y Damasco. Por su parte, más allá de la pandemia, Rusia y el Reino de Arabia Saudita, tras iniciar el 2020 enfrentados por el precio del barril del petróleo, a mediados de año llegaron a un acuerdo, dejando atrás el enfrentamiento en el seno de la OPEP, y más allá del viejo continente y Asia, Putin ha redoblado su apuesta en inversiones en los campos energético, minería y militar en la Venezuela de Maduro, y respecto a la crisis en Bielorrusia, ha adoptado una actitud cauta, pero firme frente a la U.E.
Con respecto a las relaciones entre Rusia y China, las mismas se complementan no se enfrentan y están pasando por su mejor momento, han firmado numerosos acuerdos económicos, sin olvidar que Rusia forma parte de la Organización de Cooperación de Shangai, y ambos países han acordado los sectores para IED en Siria al igual que en Venezuela, y el año ppdo., ambas potencias han llevado a cabo las maniobras militares conjuntas más grandes en la historia de ambos.
Y ya que hablamos de China, más allá de teorías conspirativas, lo fáctico es que en Wuham, pcia. Hubei, fue el lugar desde donde se expandió la pandemia del Covid 19, sin embargo, además de los vectores sanitarios y científicos aplicados, que han tenido un resultado de un 80% de enfermos recuperados, aunque la real cantidad de víctimas fatales difícilmente lo sabremos, pues la censura oficial, las medidas de seguridad y represivas impuestas por el régimen de Beijing, no lo permiten, pero en el plano económico y financiero, la pandemia ofreció oportunidades, veamos: al producirse el brote, el Yuan sufrió una devaluación, pero el Banco Central Chino no tomó ninguna medida, por su parte se registró una caída de las acciones, un 44%, en la tecnología e industria química china, pero fue en ese momento cuando los precios estaban por el suelo que Xi Jimping, hizo una jugada digna de un eximio jugador de GO, ordenó comprar todas las acciones de europeos y estadounidenses, aproximadamente el 30% de compañías occidentales en China, ganando más de u$s. 20.000 mill. y se convirtió en socio mayoritario, convirtiéndose prácticamente en propietarios de productos, insumos y servicios con demanda global, que le permitirá fijar los precios y los ingresos no saldrán de China.
Ahora el régimen de Beijing, mientras en Occidente las economías y los mercados financieros aún soportan los efectos negativos del Covid 19, ha recuperado, si bien en forma lenta, su crecimiento económico, y se expande el alcance de la Ruta de la Seda.
En cuanto a Europa, se debate entre los problemas económicos derivados de la crisis del Covid 19, las disidencias entre algunos de sus miembros con visiones y posturas más nacionalistas, la crisis de las migraciones y como manejar el acuerdo histórico con el Reino Unido a raíz del Brexit, que involucra los campos del comercio y la seguridad.
Por su parte, el continente africano, en particular la región subsahariana se sigue debatiendo entre la pandemia y las demás enfermedades endémicas, el accionar del terrorismo yihadista, los conflictos y la crisis humanitarias, como el acontecido en Etiopía o las penurias en el Sahel, aunque a veces se enciende una luz de esperanza, como las elecciones presidenciales en el país más pobre del mundo, Níger.
Mientras tanto, en América Latina, con las excepciones de Méjico y Brasil, y en segundo plano Paraguay y Uruguay, la pandemia del Covid 19 ha dañado seriamente las economías y en algunos casos ha provocado crisis político institucionales y agudizado emergencias sociales, que desnudan la precariedad de estructuras económica-financieras deficiente, una corrupción endémica en algunos casos, una miopía geopolítica como en el caso de nuestro país, e infraestructuras sanitarias que no estaban preparadas para afrontar lo que acontece, reeditando una dependencia tremenda de los centros de Poder, sean Estatales o Privados, y que nos coloca en una difícil situación hacia el futuro, un futuro que tras la crisis de la pandemia y sus efectos económicos, proyecta otra dependencia aún peor que es la científica tecnológica, algo que abordaré próximamente, el llamado Colonialismo Tecnológico, mientras tanto y como conclusión de esta última columna del 2020, este año que está finalizando debe ser tomado como una toma de conciencia, de reflexionar que es lo queremos para mejorar nuestra situación en un mundo interdependiente que desnuda la crisis del Multilateralismo y se proyecta en un dominio a través de la ciencia y tecnología, por lo tanto, el legado de este año tan difícil, sea una lección para construir nuevos paradigmas que no desdeñen la Dignidad Humana, y no desde un plano idealista, sino desde la dura realidad y que nos obligue a ser pragmáticos. Felicidades a todos para el 2021.
*Luis Fuensalida es especialista en asuntos internacionales. Fue Comisario Inspector y Jefe de Departamento Interpol de la Policía Federal Argentina.
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