Los contratiempos de los Biluím
El 21 de enero de 1882, en la ciudad ucraniana de Jarkov, en ese entonces perteneciente al Imperio ruso, se creó el movimiento ‘Bilu’. Era una organización juvenil judía sionista cuyo nombre provenía de las iniciales de un versículo del libro de Isaías, (II, 5), “Beit Yaacov lejú veneljá” (Casa de Jacob venid, caminemos). En un comienzo el grupo se había bautizado a si mismo como “Dabiv”, el acrónico de un versículo del libro Éxodo, (XIV, 15). ‘Daber el benei Israel vaisau’ (Habla con los hijos de Israel e irán), fuentes que reflejaban su espíritu de lucha y su misión.
Los fundadores de Bilu se fijaron como objetivo el establecerse en la Tierra de Israel para realizar en ella una renovación político-económica, recuperar el espíritu nacional del pueblo judío, y lograr el renacimiento del idioma hebreo. Llegaban con intenciones de crear nuevos marcos de convivencia y de vida comunitaria.
Las causas de la creación de esta organización hay que buscarlas en las condiciones de vida sumamente difíciles por las que atravesaban los judíos del Imperio ruso a fines del siglo XIX, especialmente luego de los terribles pogromos de las ‘Tempestades del Negev’. A partir de 1881, tras el asesinato del zar Alejandro II, la autocracia rusa alentó y permitió que los campesinos rusos canalizaran sus frustraciones contra sus vecinos judíos. En mayo de 1882, el zar Alejandro III ejecutó las ‘Leyes de Mayo’ que incentivaban la ‘emigración de un tercio de los judíos, el bautismo del segundo tercio y que el tercio restante se muera de hambre’.
Entre las nuevas leyes, se prohibía a los judíos vivir en las ciudades del Imperio que tenían menos de 10,000 habitantes y debían soportar los numerus clausus en las instituciones del reino, por lo que dejaban a miles de jóvenes judíos fuera de las universidades y de los institutos de formación profesional.
Los judíos respondieron a la presión del gobierno de varias maneras: algunos se unieron a los partidos socialistas, otros continuaron viviendo un estilo de vida religioso, un número importante creía que su futuro se encontraba fuera de Rusia y emigraron a Occidente, y una minoría buscaba crear un hogar nacional en la Tierra de Israel.
En esos días, el núcleo fundador del movimiento Bilu, encabezados por Israel Belkind, contaba con unas 50 personas, la mayoría de ellos estudiantes de un alto estatus social y con una inclinación socialista.
Los primeros biluím salieron de Rusia y se dirigieron a Constantinopla. Allí establecieron una oficina, e intentaron negociar con las autoridades turcas el establecimiento de una colonia Bilu en la Israel otomanana, pero los esfuerzos fracasaron.
Sin embargo, los miembros de Bilu decidieron emigrar a Eretz Israel. Catorce miembros, liderados por Belkind, partieron hacia allí, 13 varones y una mujer: Deborah Sirot. El 6 de julio de 1882, el grupo desembarcó en el puerto de Jaffa.
Cuando llegaron, los pioneros aspiraban a incorporarse a las tareas de labranza. Los miembros del grupo ingresaron a la escuela agrícola de Mikve Israel, donde fueron contratados como trabajadores a un precio de cinco groschen por día (cinco centavos de 1 zloty). Alquilaron un apartamento en una casa que se hallaba en los huertos entre Jaffa y Mikve Israel. Era el segundo grupo de trabajo judío que llegaba al país, junto a una aliá de judíos que venían del Yemen.
Los biluím desarrollaron una vida de comuna, de ayuda mutua y reglas comunes. El apartamento que alquilaron incluía dos habitaciones, una para todos los hombres y la otra para la dama. La adaptación al lugar fue sumamente difícil, al principio fueron asistidos por Carl Netter, uno de los fundadores de la educación para la agricultura, quien los apoyó.
Con el tiempo, el número de los biluím aumentó a 25, sin embargo, con la muerte de Carl Netter el grupo se quedó sin respaldo. Las duras condiciones y los magros salarios contribuyeron a los conflictos y desacuerdos entre la mayor parte de los biluím.
En noviembre de 1882, pasaron a trabajar en Rishon Lezion, a pesar de la oposición de algunos miembros de dicha colonia quienes se oponían por la naturaleza secular del grupo. Pero luego de ser aceptados gracias a la intervención del baron Rothschild, la situación no mejoró debido a los escasos rendimientos y a los magros salarios que se les pagaba, de un franco diario, y al maltrato de los capataces del baron.
Incluso, sus solicitudes de asistencia al movimiento Jovevei Zion y a otras organizaciones de la diáspora no fueron atendidas.
Hacia fines de 1884, el grupo contaba con 48 miembros en Israel, mientras que el movimiento en Rusia ya había dejado de existir. Su situación económica siguió siendo grave y a esto se sumaron las enfermedades y las dificultades sociales. Los biluim se fueron disgregando, algunos de ellos regresaron a la diáspora, llegando incluso a Estados Unidos, otros se dirigieron a Gedera y crearon un asentamiento cooperativo, y otros permanecieron en Rishon Lezion.
Desde una perspectiva histórica, Bilu es visto como el emblema de la ‘primera aliá’, por su esfuerzo a regresar a la patria y asentarse. Es valorado como el primer grupo sionista que intentó crear nuevos marcos de convivencia y de vida comunitaria en Israel. Pero los logros del movimiento fueron escasos, algunos lo tildan de fracaso: por las muy difíciles condiciones de vida, el no poder superar la resistencia conservadora de los judíos veteranos del yshuv, a la falta de apoyo de los judíos de la diáspora; y además, los biluím no lograron superar la burocracia cruel de los funcionarios del barón Rothschild, quienes entonces dirigían el desarrollo agrícola en la Tierra de Israel, lo que agravó los desacuerdos entre ellos y con la mayoría de los residentes de otras colonias.
Siempre es difícil ser el primero, los enormes contratiempos que pasó Bilu mostraron la necesidad imperiosa en organizar políticamente al movimiento sionista, y que el mismo debía crear y articular un marco coordinado para una epopeya que iba a cambiar la historia del pueblo judío. Como nota de color, vale recordar al único de los biluim que tuvo el privilegio de ver la declaración del Estado de Israel, fue Menashe Meirovich a sus 88 años, había llegado a Israel en el año 1883 y era el último de los biluim.
*Yehuda Krell es profesor de Historia Judía graduado en el Instituto Superior de Ciencias Judaicas, Bs. As., y profesor en Educación Judía con especialización en Historia Judía para niveles Medio y Terciario del Ministerio de Educación de la Argentina. Realizó estudios de posgrado en Israel.
Reproducción autorizada por Radio Jai citando la fuente.
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