El reiterado desprecio de la vida
Sentado cómodamente frente a la periodista de CNN Christiane Amanpour, la semana pasada, el Ministro de Relaciones Exteriores de Irán no tuvo ningún problema ético o moral para despacharse con estas declaraciones: ”Si quisiéramos tener un arma nuclear, la hubiéramos fabricado hace mucho tiempo, pero llegamos a la conclusión que las armas nucleares no aumentarían nuestra seguridad y estarían en contradicción con nuestra ideología. Y por eso, nunca estuvimos en carrera alguna por armas nucleares”.
¿Por qué Zarif mintió sin que se le moviera un pelo frente a una reportera y un canal de televisión con mucha audiencia mundial? Primero, porque es el estilo. Dice que hay que matar al pueblo judío y después dice que fue mal interpretado. Niega la Shoá y después dice que es una acusación falsa. Le da equipamiento a Hamas para cumplir con la premisa de asesinar judíos y después lo niega. Ocupa Siria, masacra civiles y se complace viendo como nadie en el Consejo de Seguridad se atreve a decir ni media palabra.
Segundo motivo para lanzar una parrafada de mentiras en CNN: un día antes, el Secretario de Estado de Estados Unidos Anthony Blinken le dijo a la cadena NBC que si Irán violaba restricciones adicionales incluidas en el acuerdo nuclear de 2015 podía obtener material suficiente para hacer una bomba nuclear en cuestión de semanas.
Por supuesto, Blinken no faltó a la verdad, ya que Zarif, además de mentir, enseguida demostró su caradurismo cuando declaró que “el uranio enriquecido por Irán puede bajar de escala de inmediato de acuerdo a lo establecido en 2015 si Estados Unidos levanta las sanciones. Y dijo: “Ocho mil libras de uranio enriquecido volverían de inmediato a su medida en menos de un día”. Pero a Zarif no le alcanzó con el espectáculo de mostrar pacifismo falso y advertencias, sino que agregó una amenaza: “Estados Unidos tiene una pequeñísima ventana de oportunidad para reingresar al acuerdo de 2015”.
O sea que Irán quiso en un solo toque y una sola entrevista vender que no le interesan las armas nucleares, y al mismo tiempo avisar que si le dan lo que quiere como lo establece el fallido acuerdo de 2015, detiene la fabricación. Más claro: Irán está produciendo, la Administración anterior en Estados Unidos se retiró del acuerdo porque Irán nunca lo cumplió, el resto de los firmantes o son cómplices o no quieren ver más allá de sus narices, o las dos cosas, y ahora, espera que Biden vuelva al acuerdo, le levante las sanciones y obviamente Irán seguirá su construcción de bombas, que esta misma semana se comprobó han avanzado sustancialmente.
¿Hasta dónde llegará la Administración Biden?.Es pronto para saberlo. El resto de los firmantes parecen Chamberlain diciendo que no iba a haber guerra después de entregarle Checoeslovaquia a Hitler. Quizás Alemania, Francia, Inglaterra sean conscientes que el acuerdo de 2015 no evita el avance iraní. Biden tendrá que hacerse de tiempo entre varias crisis simultáneas para pensar hasta dónde quiere o puede llegar. China y Rusia sí parecen Chamberlain.
En un contexto tan complejo que se da mientras a pesar de haber comenzado la vacunación en varias partes del mundo, la pandemia va arrasando con economías y sistemas sanitarios, lo cual constriñe mucho a las potencias para tomar decisiones categóricas, también suceden hechos que parecen entre administrativos y nimios, y que en el ejemplo que vamos a compartir, tienen, sin embargo, mucho que ver con el protagonista del tema planteado. O sea, Irán. Nicaragua, Cuba, Bolivia, y obviamente Venezuela, se han abrazado a Irán hace tiempo. La fuerte presencia de Hizbollah en la región es, entre otras cosas, debido a la apertura de fronteras hecha por Chávez y continuada por sus cómplices. Esta intromisión iraní en nuestra región no tuvo ninguna reacción enérgica de nadie, a pesar de ser culpables de dos atentados terroristas en Argentina, y un tercero en Panamá.
Fue un shock muy grande cuando el 27 de enero de 2013, el día de recordación anual de las víctimas del Holocausto de acuerdo a resolución de Naciones Unidas, los gobiernos de Argentina e Irán firmaron el llamado Memorándum de entendimiento. Todos lo recordamos, no hay necesidad de repetir ni textos ni comentarios de estos últimos ocho años. En diciembre de 2017,el fallecido Juez Claudio Bonadío procesó a más de una decena de funcionarios públicos por un expediente que nació con la denuncia del asesinado Fiscal Alberto Nisman en enero de 2015 y en donde se denunció el encubrimiento para los sospechosos de haber volado la AMIA. Entre los funcionarios procesados, en este caso sin prisión, estuvo un diplomático de carrera que fue Vice Canciller de la Presidencia de la Sra. Fernández, Eduardo Zuain.
Hoy, o cuando sea, Eduardo Zuain está por partir a Rusia como Embajador. Un destino trascendente más allá de la actual pandemia y la necesidad de adquirir la vacuna Sputnik circunstancialmente. Un destino que lleva a alguien procesado como consecuencia del Memorándum con Irán, a una de las potencias que ve con buenos ojos el Acuerdo de 2015, que no parece preocuparle mucho que Irán tenga sus armas nucleares, y donde algunos ciudadanos que salieron a las calles en estos días para protestar tímidamente fueron salvajemente golpeados y encarcelados.
No hay ningún mensaje alentador en este horizonte, salvo para Irán. CNN le da la audiencia mundial para mentir y amenazar. La pandemia no da margen para un equilibrio entre potencias, más bien, abre interrogantes. Y la decisión de la hermana República Argentina de olvidarse de una decisión judicial, vuelve a hacernos sentir a los latinoamericanos que cada cual mira su ombligo. Sin pandemia, la historia nos ha demostrado qué es muy fallido actuar así. Con pandemia de larga vida, nos instalamos en Macondo.
*Eduardo Kohn (Montevideo, 1949) es Doctor de Relaciones Internacionales y. Director de Latinoamérica en B´Nai B´rith.
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