La masacre judía en San Valentín
La rica historia y vida judía ha sido marcada por los episodios más sangrientos de la humanidad. El comienzo del siglo 14 estuvo marcado por las luchas, las guerras y el avance del Sacro Imperio Romano, que en nombre del orden y la Paz pública ponía en ojo crítico a toda la comunidad judía. Corría el año 1349 y la peste bubónica, conocida como la Peste Negra, estaba adiestrando la población europea. El 60 por ciento de la población europea pereció bajo ésta peste, causó un caos espantoso. Pero los judíos fueron menos afectados por el flagelo que los cristianos.
Cuando comenzó a barrer las comunidades europeas enteras, la gente aterrorizada buscó a alguien a quien culpar. Los judíos eran una elección natural. Los cristianos se volvieron contra los judíos que había entre ellos, acusándolos de propagar la plaga envenenando los pozos de los cristianos.
Las normas higiénicas de la observancia judía de lavado de manos antes y después de comer, así como luego de cada visita a los sanitarios sumado al baño ritual de la Mikvé, son elementos que los diferenciaban para bien de sus vecinos donde la higiene no era un tema central.
En éste escenario sucede la conocida “Masacre de San Valentín”. La masacre de los judíos de Estrasburgo, el asesinato en masa de 2.000 judíos, que fueron quemados vivos en esa ciudad. Es ese tipo de brotes de odio cuyas manifestaciones han agrietado las heridas de todo el pueblo judío a lo largo del tiempo.
Los judíos, a menudo obligados a vivir en barrios judíos superpoblados y cercados, sufrían también de la Peste Negra, y aunque también enfermaban y morían era mucho menos el porcentaje. La diferencia en sus costumbres higiénicas valió para que fueran el chivo expiatoria en el cual descargar el odio febril que los asolaba.
Muchos cristianos saltaron a acusar a los judíos de propagar deliberadamente la enfermedad para perjudicar a los cristianos. En Historia de los Judíos de Heinrich Graetz, el historiador detalla “…surgió la sospecha de que los judíos habían envenenado los arroyos y pozos, e incluso el aire, para aniquilar de un solo golpe a los cristianos de todos los países”.
Las comunidades judías se encontraron bajo ataque. De las aproximadamente 363 comunidades judías en Europa en ese momento, los judíos fueron atacados en la mitad de ellas por las turbas que los culpaban de propagar la plaga.
Estos ataques fueron horriblemente violentos. En Colonia, los judíos fueron encerrados en una sinagoga que luego fue incendiada. En Maguncia, la considerable comunidad judía de la ciudad entera fue asesinada en un solo día. Los judíos fueron masacrados y torturados en toda Europa, en España, Italia, Francia, los Países Bajos y las Tierras Germánicas. El emperador Carlos I, el Sacro Emperador Romano, decretó que la propiedad de los judíos asesinados por supuesta propagación de la plaga podía ser confiscada por sus vecinos cristianos con impunidad. Con este incentivo financiero para matar judíos, los ataques sólo se intensificaron.
En 1349, un grupo de señores feudales de la región francesa de Alsacia intentó oficializar los ataques a los judíos. Se reunieron en la ciudad francesa de Benfeld, y formalmente culparon a los judíos de la Peste Negra. También adoptaron una serie de medidas para atacar a los judíos, señalando a los judíos por el asesinato y pidiendo que fueran expulsados de las ciudades. Este “Decreto de Benfeld” tuvo un efecto inmediato, ya que los judíos de 30 comunidades de Alsacia fueron atacados. Sólo la ciudad de Estrasburgo, que tenía una gran comunidad judía, se resistió, protegiendo a los judíos de su ciudad.
La atmósfera en Estrasburgo a principios de 1349 era tensa. La Peste Negra aún no había llegado a la ciudad, aunque los ciudadanos ansiosos esperaban que el primer caso de víctimas enfermara y muriera cualquier día. El obispo Berthold III de Estrasburgo se quejó de los judíos, pero los funcionarios electos de la ciudad se mantuvieron firmes. El alcalde Kunze de Wintertur, el sheriff de Estrasburgo, Gosse Sturm, y un líder laico local llamado Peter Swaber, todos defendieron y protegieron a los judíos de Estrasburgo a viva voz.
El 10 de febrero de 1349, los inquietos ciudadanos finalmente tuvieron suficiente. Una turba se levantó y derrocó al gobierno de la ciudad de Estrasburgo, instalando en su lugar un inestable gobierno “del pueblo”. Este odioso grupo que ahora estaba a cargo era una extraña amalgama: liderado por los gremios locales de carniceros y sastres, estaba respaldado financieramente por los nobles locales que odiaban a los judíos y esperaban apoderarse de sus propiedades. Uno de los primeros actos de esta nueva turba fue arrestar a los judíos de la ciudad bajo el cargo de envenenar los pozos cristianos para propagar la Peste Negra.
El viernes 13 de febrero de 1349 fue un día negro para los judíos de Estrasburgo. Normalmente, habrían pasado el día preparándose para el Shabat, horneando jalá, limpiando sus casas y preparando comidas festivas. En cambio, bajo una fuerte guardia armada, mujeres, niños y hombres fueron arrastrados de sus casas, encarcelados y acusados de asesinato. Se les dijo que cualquier judío que estuviera dispuesto a convertirse al cristianismo se salvaría. Mientras los aterrorizados judíos esperaban su destino, los nuevos gobernadores de la ciudad construyeron una enorme plataforma de madera que podía albergar a miles de personas dentro del cementerio judío. Para los judíos, el día siguiente era el Shabat. Para los ciudadanos cristianos de Estrasburgo, el día siguiente era el 14 de febrero, el día de San Valentín. Designaron este día como la fecha en la que ejecutarían a toda la población judía de Estrasburgo.
En la mañana del día de San Valentín, una gran multitud se reunió para mirar. Un sacerdote local llamado Jakob Twinger von Konigshofen grabó la espeluznante masacre: “quemaron a los judíos en una plataforma de madera en su cementerio”, escribió. “Había unos dos mil de ellos”. Algunos niños pequeños fueron arrancados de los brazos de sus padres y salvados para poder ser bautizados y criados como cristianos. Para la mayoría de los judíos, sin embargo, no llegó tal ayuda. Mientras la enorme estructura de madera se incendiaba, alrededor de 2.000 mil judíos fueron quemados vivos lentamente.
Su asesinato llevó horas. Después, la gente del pueblo, ansiosa por peinar las cenizas ardientes, no buscaba supervivientes, sino objetos de valor. Von Konigshofen registró el motivo financiero de esta enorme masacre: “…todo lo que se debía a los judíos fue cancelado… El consejo… tomó el dinero que los judíos poseían y lo dividió entre los trabajadores proporcionalmente. El dinero fue, en efecto, lo que mató a los judíos. Si hubieran sido pobres y si los señores feudales no hubieran estado endeudados, no habrían sido quemados”.
El gobierno de la mafia de Estrasburgo y los ciudadanos no se enfrentaron a ninguna crítica. Unos meses después, el emperador Carlos IV perdonó oficialmente a los ciudadanos de Estrasburgo por matar a los judíos de su ciudad y por robar su dinero.
Con el paso del tiempo, muchos parecieron olvidar el cataclismo de violencia que llevó a la tortura y asesinato de tantos judíos durante la Peste Negra. Sin embargo, le debemos a las víctimas el recordar.
Con información de Noticias de Israel
Reproducción autorizada por Radio Jai citando la fuente.
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