El Vaticano confirma reunión histórica del Papa con el Gran Ayatolá chiita Alí Sistani en Irak
Según el programa oficial detallado del viaje, publicado este lunes por la Santa Sede, el Papa argentino viajará en avión el 6 de marzo a la ciudad santa de Nayaf, al sur de Bagdad, para una “visita de cortesía” al gran ayatolá.
Sistani, de 90 años y figura clave de la política iraquí, no aparece en público, recibe muy pocas visitas y emite los sermones de las oraciones del viernes a través de uno de sus representantes.
Antes de la publicación de su programa oficial en Irak, el papa Francisco expresó su deseo de viajar de nuevo, en un largo discurso ante los embajadores en la Santa Sede.
“Deseo reanudar en breve los viajes apostólicos, comenzando por el de Irak, previsto para el próximo mes de marzo”, declaró, ya que “suelen ser una oportunidad favorable para profundizar, en un espíritu de intercambio y diálogo, la relación entre las diferentes religiones”.
“En nuestra época, el diálogo interreligioso es un componente importante en el encuentro entre pueblos y culturas. Cuando se entiende no como una renuncia a la propia identidad, sino como una oportunidad para un mayor conocimiento y enriquecimiento mutuo, este constituye una buena ocasión para los líderes religiosos y para los fieles de las diversas confesiones”.
Hace dos años, el Papa argentino firmó en Abú Dabi un documento sobre la libertad religiosa con el jeque Ahmed Al Tayeb, gran imán de la institución islámica sunita Al Azhar, con sede en El Cairo.
El viaje del santo padre a Irak podría anularse por la pandemia, pero también por un recrudecimiento de la violencia en el país, sacudido desde hace 40 años por conflictos casi ininterrumpidos.
Si la visita se desarrolla, el Papa Francisco oficiará misas en una catedral de Bagdad atacada en 2010 y en un estadio de Erbil, capital del Kurdistán iraquí, donde muchos cristianos buscaron refugio al huir del grupo yihadista Estado Islámico (EI).
También se reunirá con las autoridades políticas del país.
Alí Sistani es uno de los cinco Gran Ayatolás vivos y el decano de los clérigos de Irak, lo que lo convierte en el marja o máximo referente espiritual de los chiitas de todo el mundo.
Durante el gobierno de Saddam Hussein su figuración pública se mantuvo en un incómodo punto muerto. Pasó largos períodos en arresto domiciliario y, en general, se mantuvo alejado de la política.
La postura poco destacada que prefirió adoptar en ese período ha generado críticas entre los dirigentes chiitas más jóvenes y radicales, como el emergente Moqtada Sadr, hijo de Mohammad Sadiq al-Sadr, un clérigo asesinado por el antiguo gobierno.
Poco después de la caída de Saddam Hussein, miembros del grupo que apoya a Sadr sitiaron la casa de Sistani, exigiendo que abandonara el país y reconociera a su dirigente como autoridad espiritual.
El Gran Ayatolá se refugió en la clandestinidad, pero no salió de Irak.
Eso no impidió que la lucha por el poder se volviera sangrienta. Días después de regresar de su exilio en Londres, Abdul Majid al-Khoei, el hijo de un Gran Ayatolá de la década de los años 80, fue asesinado en el santuario de Najaf. Había anunciado que hablaba a nombre de Sistani.
El ayatolá representa el ala conservadora, de origen persa, de los chiitas iraquíes. Y precisamente, una de las exigencias del radical grupo de Sadr es que haya un marja árabe.
En los primeros meses posteriores a la guerra, pareció que el ayatolá Sistani seguiría manteniendo una posición de calma.
Con Información de Vaticano News AFP y Semana
Reproducción autorizada por Radio Jia citando la fuente.
Ayuda a RadioJAI AHORA!
HAZ CLIC AQUÍ PARA HACER UNA DONACIÓN