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Menajem Beguin, “una figura que maduró a la par del Estado de Israel”

Ayer, 9 de marzo, se cumplieron 19 años del fallecimiento de Menajem Beguin. Para conocer algo más sobre su vida, conversamos en Radio Jai con Kevin Levín, profesor de Historia Judía, sobre quién fue Beguin.

“Según los datos duros, fue el octavo Primer Ministro en el decimoctavo gobierno de Israel, fue una figura polarizante, quien a lo largo de su vida tuvo adherentes y detractores, que ingresó al poder en un país dividido, y que también, lo dejó así.

Sin embargo -indicó el historiador-, más allá de la imagen que cada uno pueda tener sobre el exprimer Ministro, Beguin cambió la historia política de Israel y la forma misma de hacer política, en parte rompiendo con la hegemonía de más de treinta años del partido Laborista y de una forma específica de hacer política, pero también por el hecho de haber incluido simbólica y emocionalmente a parte de la sociedad israelí, que, hasta 1977 cuando Beguin llegaba al poder, no se veía representada por la clase política.

“El cambio político que implicó la figura de Beguin en 1977, es impresionante” sostuvo Levin. No solo por los casi treinta años de la existencia del Estado, sino también por la hegemonía política del laborismo, primero Mapai, y luego Avodá, el partido de Ben Gurión, Moshé Dayan, Golda Meir, las grandes figuras del Estado, desde los años 30, que dominaban casi absolutamente la política, desde antes de la creación del Estado.

“Beguin fue el único que perdió ocho veces una elección y que, finalmente, al noveno intento lo consiguió”. Eso habla de perseverancia y de la forma lenta y gradual en la cual, construyó poder. Más allá de lo que se pueda opinar sobre su figura, su mayor legado político fue, primeramente la visita de Anwar el Sadat a Jerusalem, quien habló frente a la Kneset (Parlamento), y finalmente el Acuerdo de Paz, que fue un esfuerzo muy grande, no solamente de Menajem Beguin , que rompió con ciertos dogmas políticos de sus partido -que le costaron mucha oposición interna- sino también, gracias al esfuerzo de Sadat y de Jimmy Carter, quienes, a través de negociaciones muy intensas, llegaron finalmente al primer Acuerdo de Paz entre Israel y un país vecino, al cual siguieron algunos otros.

“En ese momento, todo ello era absolutamente inesperado, porque cuando asumió Menajem Beguin, nadie pensaba que el primer gobierno de derecha iba a llegar a la paz, ya que él  era considerado en un momento, por los países occidentales y también por Ben Gurión,  un terrorista, un fanático, una figura mesiánica. “Nadie pensó que iba a demostrar el pragmatismo necesario para considerar hacer algunos sacrificios y demandar algunas garantías, para sellar un acuerdo y cerrar un capítulo gravísimo en la historia de Israel porque Egipto, hasta fines de los años ’70, era el principal enemigo de Israel, el principal ejército del mundo árabe, el principal actor geopolítico de la región”.

Menajem Beguin, contrariamente a lo que sucede con los líderes de hoy, no había nacido en Israel, era la típica figura “diaspórica”, por el modo en que hablaba el hebreo, similar a la de Shimon Peres y Golda Meir. Traían mucho de la experiencia judía de la Diáspora, y Beguin, especialmente, en su discurso, en su modo formal de vestir, y en su actitud – marcada por la tradición judía- lo reflejaba. Esa condición del exprimer ministro hacia el respeto y cariño por la tradición religiosa (lo que los laboristas no habían mostrado), era visto por la Prensa, como alguien muy diferente al modelo laico al que estaban acostumbrados y, al mismo tiempo, muchos inmigrantes judíos de países árabes, vieron en Menajem Beguin esta reivindicación por la tradición judía dentro del Estado de Israel, quienes se habían visto marginados o “menos israelíes” en el marco del liderazgo laico socialista. Para algunos, esa vuelta de la tradición judía a la política israelí, era complicada, porque implicaba cierta relación entre la religión y el Estado, pero para muchos también significaba un crecimiento dentro del proyecto sionista, que ya no se definía como oposición a la tradición judía, sino como una parte integral de ella.

Dentro del legado “complicado” de Menajem Beguin, que aún se discute al día de hoy, está el que permitió que más estudiantes de ieshivot (academias religiosas) pudieran estar exentos del Servicio Militar; que también implementara normas de observancia de shabat en instituciones públicas, lo que para el mundo laico resulta complicado. Por otra parte, Beguin inauguró un período largo de bipartidismo en Israel, ya que todos los que lo siguieron, hasta hace muy poco, fueron o laboristas o del Likud.

Levin definió a Menajem Beguin como una figura dual:  El arquitecto del ataque al King David, donde se puede decir que los laboristas lo dejaron solo, cuando la opinión pública internacional lo señalaba como culpable; pero que, también se puede pensar en Beguin como “una figura que maduró a la par del Estado de Israel”; y que, al mismo tiempo, así como, a lo largo de su vida, el proyecto sionista pasó de ser, simplemente un sueño a la realidad de un Estado que se posicionaba a la par de otros países del escenario internacional, Beguin, también, pasó de ser de un exponente de la resistencia armada, de un actor super ideologizado, a una figura pragmática, que entendió hacia fines de los años ’70 que el escenario internacional y regional había cambiado, y que por ello entendió que los mejores intereses de Israel, implicaban un reposicionamiento en la estrategia con los Territorios y respecto con sus vecinos, aprovechando una “ventana única que se había abierto”.

Por último, destacó que, a pesar de la polémica que genera su figura, muchos de los planes de paz que hoy en día se esgrimen, están basados en la visión de Menajem Beguin sobre la seguridad de Israel, en la idea de la autonomía a los palestinos, maximizando controles; los de la soberanía israelí sobre los territorios en disputa. Visión que puso sobre la mesa y la que, en más de cuarenta años no se ha visto que se haya podido superar, dentro del establishement político y militar de Israel. “Más allá de lo controversial de su figura, la huella que dejó Menajem Beguin es innegable”, concluyó.

Por CL/RJ
Reproducción autorizada por Radio Jai citando la fuente.

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