Kliksberg en tiempos de pandemia: Reflexiones sobre el Holocausto
El 27 de enero de 1945 fue liberado Auschwitz. Sus gestores se ufanaban de que sobresalía entre los campos de muerte, porque desarrolló tecnologías que permitían eliminar en pocos minutos a los recién llegados. “Era un verdadera fabrica” dice uno de ellos entrevistado por Lanzmann en su excepcional documental SHOAH. Más de un millón de judíos fueron asesinados en el campo. Cuando llegaron los aliados, solo encontraron 7.000 sobrevivientes famélicos, y muy enfermos. Unos días antes 37.000 habían sido enviados a una marcha de la muerte. Tenía un gran cartel de entrada que decía “el trabajo libera” para engañar a las víctimas. Allí Mengele hizo sus experimentos con mujeres, y las cámaras de gas y los hornos crematorios funcionaban sin cesar. Su principal problema era como deshacerse de los cadáveres.
Los nazis se proponían conquistar el orbe. La canción nazi decía “Hoy Alemania es nuestra, mañana el mundo entero”. ¿Por qué el Holocausto es único?. Según el gran historiador Yehuda Bauer, porque Hitler quería masacrar a los 17 millones de judíos por un solo crimen, tener sangre judía. Racionalizó la matanza, inventando con ayuda de la ciencia alemana que eran una subraza, y que estaban conspirando. También se propuso suprimir los gitanos, los discapacitados, y los homosexuales. La maquinaria de muerte que montó tenía como pilar a los campos de concentración. Allí las víctimas eran totalmente humilladas y convertidas en números para deshumanizarlas. Sin embargo, los deshumanizados fueron los nazis mismos resalta Bauer. Relata una historia real. Un SS dice a una madre judía, tengo un ojo de vidrio, advina cual es y te dejo ir, sino te mato. Lo identifica de inmediato. ¿Como hiciste?. Me di cuenta porque luce más humano que el otro.
¿Por qué lo hizo?. Los judíos no eran ningún peligro militar. Otro gran historiador Léon Poliakov, dice que en enero 1942, percibió que la guerra podía ser prolongada. Necesitaba que los alemanes no desertaran. Concibió “la solución final” un crimen único, la matanza de todo un pueblo, un genocidio, en el que todos se ensuciaran con sangre, y no pudieran retroceder.
De los 6 millones de civiles judíos asesinados, un millón y medio fueron niños. Les dio prioridad en el aniquilamiento porque mañana podían ser testigos.
El día de la liberación de Auschwitz fue convertido por la ONU en Día Universal de recordación del Holocausto. El Papa Francisco, advirtió “Tenemos que practicar una vigilancia extrema porque esto puede volver a pasar”.
Hoy, en una humanidad azotada por la pandemia, la pobreza, las grandes desigualdades, con multitudes desesperadas, las ultraderechas están inspirándose en el nazismo. Están diseminando la xenofobia, el racismo, el antisemitismo, el odio al inmigrante, para ganar a las masas. Entre sus armas favoritas está la negación misma del Holocausto, la evocación de héroes nazis, la reivindicación de sus ideologías.
Se suceden las expresiones de este tipo. Partidos o fuerzas políticas neonazis crecen en diversos países como Hungría, Grecia, la misma Alemania, Inglaterra, Francia, Italia, Rusia y otros. Según un informe gubernamental alemán “los neonazis están bien conectados, se visitan, se encuentran, celebran juntos”. The New York Times habla de una trasnacional neonazi. En el 2020 hubo 25 millones de mensajes antisemitas en internet. Cunden las patrañas de conspiraciones judías. La pandemia habría sido creada por poderes judíos para dominar el mundo, usando rayos láser Rothschild provocó los incendios en California, el dictador húngaro Orbán empapeló el país con carteles “stop Soros”. Un legislador lituano dijo que los judíos comparten la culpa del Holocausto, un académico ruso que no hubo Holocausto, en Polonia se publicó una edición de lujo de “Mi Lucha”, un líder de ultraderecha austriaco plantea que se quiere “reemplazar a los blancos puros”. Más del 40% de los polacos y los húngaros afirman en las encuestas “que los judíos controlan las finanzas y las empresas”. En USA hubo en los últimos dos años la mayor cifras de incidentes antisemitas en 40 años. En la invasión al Congreso, algunos carteles decían “6 millones no fueron suficientes”.
A 76 años de Auschwitz, se necesita como pide el Papa Francisco, no subestimar las nuevas formas del nazismo, combatirlas frontalmente, dar la pelea para erradicarlas de los espacios virtuales y educar intensivamente para la tolerancia, la diversidad, y un mundo fraterno.
* Bernardo Kliksberg es asesor de diversos organismos internacionales. Doctor Honoris Causa de la Universidad Hebrea de Jerusalem. Premio Internacional CORRESPONSABLES de España 2020.
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