Pobre Argentina, tan cerca del Populismo
Tal como lo describió el economista argentino Aldo Ferrer en su obra Historia de la Globalización, este proceso no es nuevo, se remonta a varios siglos atrás con distintos matices de acuerdo al contexto histórico en el que se desarrolló y en el que tuvieron una sensible incidencia los adelantos tecnológicos y científicos, y todo contribuyó y contribuye en la actualidad a la conformación de diferentes estructuras del Orden Internacional.
Como parte de esos procesos a través de la Historia, se dieron particulares modos de Integración, y en este sentido en lo que hace de mediados del Siglo pasado en adelante, el economista húngaro Bela Alexander Balassa, describió las distintas etapas de integración, comenzando por la conformación de un área de Libre Comercio, como la expresión más simple de integración económica, donde los países que lo integran eliminan los aranceles de las importaciones y exportaciones entre ellos y mantienen sus políticas comerciales de cada uno hacia terceros actores, el ejemplo es el NAFTA (EE.UU. Méjico y Canadá), luego se avanza hacia la Unión Aduanera, aquí por un lado se fijan aranceles en común para las exportaciones e importaciones que proceden de fuera del grupo de países que forman la Unión, lo que implica que ya no hay políticas económicas individuales y por ende, podemos hablar de una porción de soberanía cedida, el siguiente paso es la constitución de un Mercado Común, que implica un espacio económico común para sus miembros, donde hay una libertad de circulación de bienes, servicios, capitales, mercaderías y productos, incluso de personas, el ejemplo fue el Mercado Común Europeo que encuentra su fundamento en el Tratado de Roma de 1957, y así pasamos a la cuarta etapa, la Unión Económica y Monetaria, donde ya no es sólo una política comercial común, ahora se avanza hacia la unidad de políticas económicas y monetarias, que en este último caso significa no sólo una moneda común, ej. el Euro, sino también una única entidad monetaria, el Banco Central Europeo, pero también se suman políticas sociales y fiscales comunes o con estándares acordados por los miembros de la Unión, y finalmente, el quinto paso es la Integración Completa o Unión Política y Económica Total o Ideal, aquí se suma una política exterior y de seguridad común del bloque, y es la etapa que busca materializar la UE, pero que se ve dificultada por las tensiones entre los euroexcépticos, que buscan preservar ante todo la identidad del Estado-Nación, y los europeístas, que tienen como objetivo materializar la Integración total.
Dada la presente descripción, y para saber donde estamos parados en relación al MERCOSUR, pasemos en principio a reseñar brevemente este proceso de integración y que por supuesto ha estado y esta influenciado por el escenario geopolítico regional y global.
Obviamente el escenario mundial a mediados de los 80 era muy diferente no sólo al actual, sino al inmediato al colapso de la URSS., pues cuando en 1985 los presidentes Raúl Alfonsin y José Sarney suscribieron la Declaración de Foz Iguazú, piedra fundacional del futuro MERCOSUR, la Bipolaridad transitaba su último tramo, y para cuando la implosión del imperio soviético se detonaba, en 1990 se firma el Acta de Buenos Aires en el que se fija 1994 para conformar un Mercado Común, que para 1991 por el Tratado de Asunción no sólo recibe la denominación que conocemos, sino que también se fijan una estructura institucional y un área de libre comercio y finalmente en 1994 por el Acuerdo de Ouro Preto, se pone en marcha con la participación de sus cuatro países fundadores, Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, esto en un nuevo Orden Mundial, la pos Guerra Fría marcado por un período que si bien no fue Unipolar, si por un EE.UU. de perfil Hegemón Internacional y donde China estaba transitando las primeras etapas del proceso pergeñado por el Den Xiao Ping y Rusia vivía las contradicciones propias de salir de una economía estatal a una de mercado y las convulsiones políticas propias y consecuentes del sistema del buró comunista a una pluralidad de partidos políticos.
Valga la aclaración, que en el MERCOSUR tenemos, por un lado los Estados Parte que son los cuatro países fundacionales más Venezuela y Estados Asociados, entre los que se encuentran Chile, Colombia, Ecuador, Perú, Guyana y Suriman, mientras que Bolivia aún se lo considera en proceso de adhesión, también resulta importante señalar que en el 2012, Paraguay fue suspendido por aplicación del Acta de Ushuaia, que contempla el compromiso con los principios democráticos, recuperando su status a finales del 2013, y el otro caso es el de Venezuela, que en el 2016, primero le fue rechazado por Argentina, Brasil y Paraguay su asunción para ejercer la presidencia protémpore del bloque, para luego, en diciembre del mismo año fue suspendida por aplicación del Acta de Ushuaia y finalmente en el 2017, la suspensión se convirtió en Indefinida, y esto tiene una lectura geopolítica, por un lado, el que Uruguay se halla abstenido a no permitir que asumiera la presidencia protempore, guarda relación con la visión ideológica del entonces presidente uruguayo, José Mujica, pero para agosto del 2017, el nuevo primer mandatario uruguayo era de signo contrario al Frente Amplio, me refiero a Luis Lacalle Pou y por lo tanto, la suspensión indefinida de Venezuela esta basada en que claramente no se dan los términos del Acta de Ushuaia teniendo en cuenta que el régimen de Nicolás Maduro ha roto todo orden democrático y lo ubica en el eje conformado por Cuba, Nicaragua, nuevamente Bolivia tras el reciente triunfo del MAS, y deberemos esperar lo que suceda en Ecuador en la 2da. vuelta electoral, y sin olvidar los lazos de este eje populista con Rusia, con China y con la teocracia de Irán, un eje geopolítico caracterizado por el poco o nada de respeto a los valores republicanos y democráticos.
Es cierto que el MERCOSUR desde su creación hasta la fecha, en estos 30 años son más los desencuentros entre los cuatro países fundadores, que los logros obtenidos, que las asimetrías económicas e incluso sociales siguen presentes, pese a que el bloque es el mayor productor de alimentos a nivel global, pues posee las más importantes reservas de minerales, reservas energéticas, naturales, y el reservorio hídrico más importante del planeta, las Cuencas del Amazona y del Paraná, mas los Glaciares de la Patagonia, y sin olvidar las reservas de petróleo, sin embargo, en la práctica el MERCOSUR apenas es una Unión Aduanera, y esta muy lejos de un Mercado Común, y esto ha quedado en evidencia en la reciente cumbre de presidentes del bloque económico, porque a la ya señalada asimetría económica entre sus miembros, a las encontradas políticas arancelarias en particular entre los dos grandes socios, Argentina y Brasil, ahora hay que sumar las ideológicas y geopolíticas, mientras este último país junto a Uruguay y Paraguay buscan flexibilizar la dinámica del bloque en función de una mayor integración global, algo que va en consonancia con las políticas económicas de la Comunidad Andina de Naciones o CAN, recordemos las negociaciones que a mediados del año ppdo., concluyeron satisfactoriamente entre la UE y el MERCOSUR, con miras de materializar un gran Acuerdo Biregional, sin embargo el actual gobierno argentino de Alberto Fernández parece ir en disonancia, clara manifestación de su lamentable giro en 180 grados en su Política Exterior, que ha quedado plasmado con su retiro del Grupo de Lima, con su solapada convivencia con el régimen dictatorial venezolano, con su postura ideológica que lo alinea con el eje Castro-Chavista, y que se reflejó en las palabras desacertadas y hasta casi irrespetuosas del presidente Fernández, “ …si somos un lastre que tomen otro barco…”, que ignora que al lastre se lo arroja por la borda del barco y éste sigue su navegación, lo que implica una Argentina más aislada en el plano internacional, una Argentina cuyo actual gobierno sigue una visión setentista, sigue prisionera del pasado y con una miope o casi nula mirada al mañana, sumida en un presente construido en base a un conflicto no resuelto por culpa del Relato, y no de un análisis histórico, realista, verdadero y completo, y consecuentemente justo, que sea superador e integrador, única forma de superar aquel terrible pasado.
Hace justamente una semana, el 24 de marzo, llamado el Día de la Memoria, la Verdad y la Justicia, para mi una visión parcial de la reciente Historia Argentina, porque si apelo a la Memoria me recuerda que nuestro país entre 1969 y 1979 estuvo sumido en un conflicto armado interno, pero con injerencia internacionales en el contexto de la Guerra Fría, que respecto a la Verdad es que además del accionar –lícito e ilícito- de las FF.AA. y FF.SS., también estuvo el accionar de las organizaciones terroristas ERP y MONTONEROS, que fueron responsables penales de 5.042 atentados explosivos, que llevaron a cabo 1.746 secuestros y cometieron 1.541 homicidios, y si hablamos con la Verdad, tengamos presente las propias palabras de Luis Labraña, ex integrante de la organización terrorista MONTONEROS, que reconoció que no hubo 30.000 desaparecidos sino que fue una cifra inventada por él y su grupo en Holanda para obtener un subsidio, y en este sentido no sólo “a confesión de parte relevo de prueba”, sino que también me remito al Informe de la CONADEP que señala 7.954 casos y que alguien que sufrió el terrorismo de Estado y fuera miembro de aquella comisión Graciela Fernández Meijide sentenció que los 30.000 fue un invento de los exiliados, y esto no es Negacionismo como algunos, por equivocación o insidia sostienen, Negacionismo es no admitir la VERDAD que quienes formaron parte y participaron en las acciones de aquellas bandas criminales no eran “Jóvenes Idealistas”, como lo dice el Relato, simplemente fueron delincuentes y que muchos de ellos recibieron indemnizaciones millonarias e incluso ocupan o han ocupado funciones públicas, y es por todo esto que creo que JUSTICIA no existe ni existirá hasta que todos sean medidos por la misma vara, que la Ley sea aplicada sin ropajes ideológicos, porque sólo si hay una Memoria real y completa, entonces se obtendremos la Verdad necesaria para que haya Justicia, y poder así superar el pasado y encarar un futuro integrador y superador.
Finalizando la columna de hoy, en el plano internacional debemos ser pragmáticos y realistas, desde refundar un MERCOSUR con una visión global y alineados con aquellos países que respetan el Orden Democrático y por ende denunciar con valentía a los regímenes autoritarios o dictatoriales, y en el plano interno, sólo podremos vivir una verdadera República Representativa y Democrática, respetando sus instituciones y con una Justicia independiente, lo que me recuerda aquel principio del Derecho Romano expuesto por el jurista Ulpiano, “…la Justicia es la constante y perpetua voluntad de conceder a cada uno su derecho, vivir honestamente, no hacer daño a nadie y dar a cada uno lo que le merece”.
*Luis Fuensalida es especialista en asuntos internacionales. Fue Comisario Inspector y Jefe de Departamento Interpol de la Policía Federal Argentina.
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