A 73 años de Yom Haatzmaut, el día que cambió la historia judía
El viernes 14 de mayo de 1948, el 5 de Iar de 5708 del calendario hebreo, a las 16 hs, vísperas de shabat, se vivían horas febriles, de gran tensión y emoción, frente al Museo de Arte de Tel Aviv, ubicado en el Bulevar Rothschild. En el lugar, una pequeña multitud se agolpó para seguir de cerca el desarrollo de un acto sin precedentes: la declaración de la independencia del Estado judío. La muchedumbre se entusiasmó al arribar al lugar un auto negro del cual emergió David B. Gurión, quien ingresó raudamente al edificio, saludando, a su paso, a la gente agolpada.
Llegaban a su fin tres jornadas de extremo nerviosismo. El Mandato Británico había anunciado su partida del territorio a las 0.00 hs. del día 15 de mayo, por lo tanto urgía declarar la independencia previa a la retirada. Tres días antes, el 12 de mayo, se llevó a cabo una reunión decisiva de las autoridades del yshuv con representantes de diversos partidos políticos. Moshé Sharet, el futuro Ministro de Relaciones Exteriores, que había regresado de Nueva York, informaba acerca de las propuestas que le había hecho el gobierno americano sobre la decisión de crear el Estado judío.
Sharet relató que el Secretario de Estado George Marshall le había advertido que los políticos judíos no debían confiarse por los primeros éxitos militares obtenidos en la guerra, y sugería no tomar con liviandad el acto de fundar el Estado bajo la amenaza de una invasión de los ejércitos de los países árabes vecinos. Por lo tanto, sugería declarar un impasse y postergar la Declaración para más adelante.
La amenaza de una invasión era real, el 30 de abril los países árabes habían acordado invadir al nuevo Estado en caso de fundarse. El futuro jefe de la resistencia palestina, Ahmed Shukeiri, afirmó que la invasión tenía como objetivo ‘la eliminación del Estado hebreo’. Además, Golda Meir había informado que el rey Abdullah de Jordania le confesó que tenía que dar marcha atrás con su compromiso de no unirse a un ataque militar de los países árabes si los judíos proclamaban su Estado.
Fue una maratónica y tensa reunión, comenzó a las 13,45 hs. del día 12 y duró hasta pasada la media noche, en la cual se debatió si declarar o postergar la independencia. Existía un serio disenso entre los miembros reunidos, las palomas querían postergar la decisión y los halcones urgían enfáticamente la creación inmediata del Estado. Fue el futuro Primer Ministro David Ben Gurión quien inclinó la balanza a favor del establecimiento inmediato de un nuevo Estado, sostenía que había que erigirlo de manera urgente, incluso sino alcanzaba a todo el territorio.
En la fecha y hora señalada arribó Ben Gurión al museo, ingresó a un modesto salón, y ante la presencia de unas 350 personas, se llevó a cabo una emotiva ceremonia organizada con mucha prisa y sin ningún boato. Bajo un retrato de Theodor Herzl, fundador del sionismo, flanqueado por dos largas banderas blanquiazules con la estrella de David, comenzó el acto. Se hallaban presentes autoridades judías, alcaldes, líderes políticos y religiosos, intelectuales y periodistas, quienes pudieron llegar a Tel Aviv, ya que Jerusalén se encontraba sitiada por las tropas de la Legión Árabe transjordana.
La histórica declaración fue leída por Ben Gurión quien, con emoción y energía, expresaba en su parte central: ‘Por consiguiente nosotros, miembros del consejo del pueblo, representantes de la comunidad judía de Eretz Israel y del movimiento sionista, estamos reunidos aquí en el día de la terminación del Mandato Británico sobre Eretz Israel y, en virtud de nuestro derecho natural e histórico y basados en la Resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas, proclamamos el establecimiento de un Estado Judío en Eretz Israel, que será conocido como el Estado de Israel’
Tras la lectura de la Declaración, se derogaron las leyes represivas y antiinmigratorias del Libro Blanco británico, el rabino Ytzjak Levin bendijo el momento con un ‘shehejeyanu’, y se cerró la sesión entonando el himno nacional Hatikva. En total, la ceremonia duró 32 minutos. El Estado de Israel había nacido, abría sus puertas a la libertad, a la inmigración masiva de todos los judíos, a los sobrevivientes de la Shoá y a los judíos desarraigados y desposeídos del norte de África y del Medio Oriente. Israel se hizo realidad, el pueblo hebreo volvía a tener un hogar y ser una nación entre naciones.
A 73 años de este magno acontecimiento, Israel se ha convertido en el vocero del pueblo judío. Su voz, sus demandas, su centralidad en la vida judía, no son solo significativos para los propios israelíes sino también para la diáspora judía. Inclusive para aquellos sectores judíos que niegan y deslegitiman su derecho a la existencia, o de aquellos otros judíos, pertenecientes a los distintos matices religiosos ultraortodoxos, en cuya agenda no figura la existencia del Estado y hacen de Yom Haatzmaut un día de dolor y duelo.
Medio año antes de la Declaración de la Independencia, el 15 de diciembre de 1947, en una emotiva y conmovedora alocución frente a los representantes de la Comunidad Judía de los Estados Unidos, y apelando a la concurrencia a participar en la construcción del Estado Judío, el entonces futuro primer presidente de Israel, Dr. Jaim Weitzman, parafraseando al poeta Natan Alterman, les dijo: ‘No se le concede un Estado a un pueblo en una bandeja de plata’. Supo sintetizar así una realidad, el Estado de Israel solo es viable con el compromiso y el esfuerzo de todo el pueblo judío, sin distinción.
*Yehuda Krell es profesor de Historia Judía graduado en el Instituto Superior de Ciencias Judaicas, Bs. As., y profesor en Educación Judía con especialización en Historia Judía para niveles Medio y Terciario del Ministerio de Educación de la Argentina. Realizó estudios de posgrado en Israel.
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