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¿Por qué un festival de la canción es tan importante? Eden Alene y una nueva final de Eurovisión

Éste sábado habrá una nueva final del Eurovisión, en Rotterdam, Países Bajos. Desde el año 1973 Israel participa en el certamen europeo de la canción, cuando faltaban 2 meses para la guerra de los seis días. Eurovisión representa un lugar de pertenencia, que aunque no es geográfico, marca desde esa década de los setenta el espacio occidental de un país que no puede ni cantar, ni hacer deporte, ni compartir eventos culturales con sus vecinos y su barrio.

El Pre-Eurovisión fue hasta la aparición de los realities musicales de la TV y las redes sociales, la vidriera en la que las ilusiones de los artistas se podían hacer realidad. Junto a los grupos de entretenimiento del ejército, fueron la cuna de cientos de cantantes, compositores y músicos, y por sus eliminatorias locales pasaron muchos de los próceres de la canción israelí.

Ilanit, Kaveret, Shlomo Artzi, Ofra Haza, Iardena Arazi, Avi Toledano, Izahar Cohen … nombres que ya sea por conocer a fondo la escena israelí, o solo por bailar rikudim una tarde en el club, son ineludiblemente  la banda de sonido de nuestra juventud en casi cualquier época.

¿No bailaste “Hora”, “Jai”, o “Kan”?. ¿No cantaste en un hebreo dudoso la canción ”Haleluia”?

Llegaron a la Argentina, algunos de ellos invitados por Radio Jai  como  El Duo Datz y Liora. Vimos en nuestros escenarios a Gidi Gov, Shiri Maimon, Noa, Ofra Haza … si hasta nuestra radio judía lleva el nombre de su canción más conocida.

Eden Alene, a quien el Coronavirus le quitó la posibilidad de representar a su país el año pasado, va por su lugar en la historia y el próximo sábado intentará seguirles los pasos a  Izahar Cohen que ganó en 1978, a Gali Atar y Jalav Udbash que lo hicieron en el ´79, a Dana International que mostró la cara más plural de su sociedad  habiendo nacido hombre y cantando desde su condición de mujer en 1998, y a Netta en la Lisboa del 2018.

Eden, hija de inmigrantes etíopes, no solo cantará y bailará. Mostrará al mundo otra cara de Israel, otro color, otro ritmo, y solo los antisemitas ignorantes podrán seguir hablando de apartheid.

Es verdad … extraño las canciones en hebreo que inequívocamente representaban al país. Tal vez, extraño la Israel menos globalizada que confiaba en una melodía pegadiza, un idioma único, y algunos bailarines apoyando a la voz.

Extraño a Shokolad, Menta, Mástik diciéndole al mundo Shalom, , a Moti Giladí y Sarai Tzuriel prometiéndonos que días mejores llegarán, a Gili y Galit paseándonos por su Derej Hamélej, a Sarale Sharon pidiéndonos que cantemos, a Sarit Hadad encendiendo una vela, a Liora elevando su plegaria y su Amén, a los Datzim diciéndonos que allí es su hogar, allí construyeron su casa y allí nacieron sus hijos, y a Noa que es judía, junto a Mira Awad que es árabe, cantándonos en ambos idiomas la idea de que debe haber otra manera de hacer las cosas.

Es el tiempo de Eden, tratando de alcanzar el cielo en medio de sirenas y misiles, con su SET ME FREE , pidiendo nada más ni nada menos que la libertad.

Como cantaba la recordada Ofra … “El pueblo de Israel vive, si .. yo aún vivo … esa es la canción que mi abuelo le cantó ayer a mi padre y hoy canto yo” .

Danny Saltzman

Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Radio Jai

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