Perashat Jukat (Números 19:1-22:1)
Jacobo se frotó los ojos. Cada camino que había tomado era un callejón sin salida. Él tenía hambre, estaba cansado y en ese momento ¡parecía como si fuera a permanecer en ese laberinto para siempre! “Si el rey quiere divertirse al poner un laberinto tan complejo, en el cual, sólo uno de los caminos conduce al palacio, ¿por qué tengo yo que sufrir?”, pensó Jacobo para sí mismo mientras nuevamente se enfrentaba a un camino sin salida y tenía que cambiar de dirección.
De repente sintió que alguien llamaba su nombre desde arriba, “¡Jacobo, Jacobo! ¡Mira hacia arriba!”. El sol lo cegó mientras trataba de mirar de reojo desde donde provenía la voz. Finalmente, pudo ver a un sabio anciano de barba encaramado en el techo del palacio, que le indicaba de forma frenética el camino que debía tomar.
“¿Por qué debo escucharlo?”, pensó Jacobo. “¿Quién se cree que es, diciéndome qué debo hacer?”. ¡Es un país libre y yo puedo equivocarme en cuantas calles sin salida yo quiera! (¡Y también sufrir las consecuencias!)”.
Luego Jacobo escuchó las palabras del sabio. “Yo he estado en el laberinto del rey y he encontrado el único camino que conduce al palacio. Desde mi posición ventajosa aquí en el techo, puedo ver todos los caminos que están frente a ti. Si sigues mi consejo, estarás muy pronto en el palacio y recibirás un jugoso premio. ¡Si rechazas mi consejo, puedes permanecer en el laberinto por el resto de tu vida!”.
Esta analogía es sobre cómo todos nosotros tratamos de atravesar el laberinto de la vida, sin embargo muy pocos tienen éxito. Entonces, cuando los sabios nos dan un consejo, no debemos reaccionar diciendo, “¡Ocúpense de sus propios asuntos!”. Ellos sólo están tratando de ayudar al dar a conocer su entendimiento de la vida.
En la parashá Jukat leemos, “Los gobernantes proclamaron: ¡Vengan a Jeshbón!” (Números 21:27) – extendiendo aparentemente una invitación a visitar su ciudad. Sin embargo, nuestros sabios interpretan este verso de manera exegética: “Los gobernantes (es decir: los que estánen control de sus deseos) proclamaron: ¡Vengan al Jeshbón!” (recuento) – como diciendo, hagamos un recuento de la vida. Evaluemos los pros y los contras de los vicios y las virtudes. Tu conclusión necesariamente será que “¡el crimen no lleva a nada!”. Este es el único camino que nos lleva fuera del laberinto y hacia el palacio. (Rabino Moshé Jaim Luzzato, Camino de los Justos)
La parashá de esta semana continúa registrando eventos de los 40 años que los israelitas vagaron por el desierto de Sinai. La parashá Jukat comienza con las leyes de la “Vaca Roja” y también nos cuenta sobre el gran error de Moshé.
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La Vaca Roja
El contacto con la muerte causa impureza espiritual (ver Números 5:1). Alguien que está espiritualmente impuro tiene prohibido entrar al Sagrado Templo o participar de los sacrificios hasta que lleve a cabo el proceso de purificación. El proceso consiste en seleccionar una vaca roja (café rojiza, un color normal en las vacas):
1. que no tuviera más de un pelo negro,
2. que nunca hubiera cargado nada para un humano
3. y que no tuviera ningún defecto físico.
La Vaca Roja representaba la idea del animalismo puro. La vaca era llevada fuera del santuario (no había lugar para ese animalismo bruto en el Templo de Dios), donde era sacrificada y totalmente quemada, junto con una rama de madera de cedro, hisopo y un pedazo de lana roja teñida con la sangre de un gusano – simbolizando el nivel más alto y el más bajo de las especies del mundo animal y vegetal. Las cenizas eran mezcladas con agua de un manantial vivo (simbolizando que la Torá fluye como el agua), y luego eran rociadas sobre la persona impura o sobre la vasija impura en el tercer y séptimo día. En ese momento, la persona se purificaba.
La paradoja era que aquellos que preparaban las cenizas se impurificaban, hasta el día siguiente. Eso exige que nos preguntemos: ¿Cómo puede algo que purifica lo impuro, al mismo tiempo, contaminar lo puro? Incluso el Rey Salomón, el más sabio de todos los hombres, dijo que él no pudo descifrar el secreto de la Vaca Roja. Esto lo llevó a concluir que todas las otras 612 mitzvot – que pensó que sí entendía – también estaban por sobre la comprensión de los mortales.
Los Sabios trazan un paralelo entre la Vaca Roja y el Becerro de Oro. Los dos fueron quemados y mezclados con agua y los dos contaminaban espiritualmente a aquellos que entraban en contacto con ellos. La analogía es que cuando un niño ensucia el palacio, su madre debe limpiarlo. Entonces, así también, la Vaca Roja (la madre) expía por el Becerro de Oro (el niño).
En un nivel más profundo, el pecado de Adam y Eva trajo la muerte al mundo. El pecado de Adam fue rectificado con la aceptación de la Torá en Sinai, que habría permitido a los judíos vivir para siempre. Sin embargo, el Becerro de Oro reinstituyó la mortalidad. La Vaca Roja sirve para expiar por el Becerro y eliminar la impureza.
Aún más profundo, el pecado de Adam fue sucumbir ante “el Árbol del Conocimiento” que Dios había prohibido, pero que la serpiente garantizó que iba a darles todo el conocimiento. La expiación por esta arrogancia es una ofrenda cuyo significado profundo nadie puede comprender – enseñándonos que este mundo está mucho más allá de nuestro entendimiento.
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El Gran Error de Moshé
El hecho de que la Torá registre el error de Moshé (así como muchas otras grandes figuras bíblicas) es en sí misma una prueba de la autenticidad de la Torá. ¡Nadie escribiría un libro que lo haga ver mal a si mismo!
El judaísmo enseña que nuestros antepasados no eran “santos con aureola”, sino mortales que cometían errores. Por otra parte, los errores de estas grandes personas requieren mucho estudio para entender exactamente lo que hicieron mal, para poder obtener una lección apropiada.
Cuando murió Miriam, el pozo de agua que acompañaba al pueblo judío, se secó. El Talmud dice: El agua era por el mérito de Miriam, el maná era por el mérito de Moshé y las Nubes de Gloria eran por el mérito de Aarón. De esta manera, el agua se secó al morir Miriam, y luego regresó por el mérito de Moshé y Aarón. Cuando murió Aarón, las Nubes se fueron y regresaron por el mérito de Moshé. Y cuando murió Moshé, cesaron los tres milagros.
Cuando los judíos reclamaron por la sequía (¡una queja justificada!), Dios le dijo a Moshé que tomara su bastón, reuniera a toda la nación alrededor de la piedra (¡un hecho milagroso en sí mismo!) y le hablara a la roca, que en respuesta le daría agua.
Moshé seleccionó la roca incorrecta (aparentemente la roca se movió) y el resultado fue que no pasó nada. El pueblo reclamó y Moshé se enojó.
Moshé consultó luego con Aarón. Ellos decidieron que “tal vez había que pegarle a la roca igual que la primera vez” y procedieron a pegarle a la roca correcta. Sin embargo, la roca sólo soltó algunas gotas. Moshé le pegó una segunda vez y finalmente brotó el H2O.
En este punto, Dios estaba enojado con Moshé y con Aarón, quienes no “creyeron en Mí para santificarme delante del pueblo” (Números 20:12). Su castigo fue que ellos mismos no entrarían a la Tierra de Israel.
Los comentaristas citan varias opiniones sobre cuál fue el verdadero error de Moshé:
a. Le pegó a la roca en vez de hablarle.
b. Le pegó dos veces.
c. Se enojó.
d. Menospreció al pueblo.
Pregunta: ¿Por qué se le dijo a Moshé que tomara su bastón si supuestamente sólo tenía que hablarle a la roca?
Respuesta: Dios quería demostrar que una vez que los judíos entraran a la Tierra de Israel, el período de los ‘milagros abiertos’ terminaría. Entonces, Dios le dijo a Moshé que tomara su bastón – ¡pero que no lo utilizara! Desde ese momento en adelante, es la palabra de Moshé, así como está establecida en la Torá, en la que debemos confiar. (Rabino S.R.Hirsch)
Si una roca – que no tiene libre albedrío y no tiene motivación de premio y castigo – “escucha” la palabra de Moshé, entonces ¡ciertamente nosotros debemos hacerlo! Sin embargo, cuando Moshé le pegó a la roca, ese efecto se perdió. (Rashi)
Pregunta: ¿Por qué le ordenó Dios a Moshé que le pegara a la roca en Éxodo 17:6, y aquí sólo le ordenó que le hablara?
Respuesta: Pegarle a la roca con el bastón simbolizaba un nuevo milagro, tal como las Diez Plagas en Egipto que también fueron ejecutadas con el bastón. En el Libro de Éxodo, Dios le dice a Moshé que le pegue a la roca para crear inicialmente esta fuente de agua. Ahora, sin embargo, al término de los 40 años, no era necesario pegarle a la roca. El agua se había detenido sólo temporalmente para demostrar el mérito de Miriam. En otras palabras, “Sabemos que necesitan agua, está justo aquí, sólo déjenme hablarle a la roca”. Cuando Moshé le pegó a la roca, se vio como que “Oh, nos olvidamos que necesitan agua. Dado que reclamaron, ahora haré un nuevo milagro y le voy a pegar a la roca para que provea el agua”. Ese fue el sutil error de Moshé. (Rabino S.R. Hirsch)
Dado que el mensaje que “desde ahora en adelante debemos seguir las palabras de Moshé” no fue aprendido de la manera fácil, entonces, debía ser aprendido de la manera difícil. Moshé y Aarón no entrarían a la tierra y el pueblo tendría que darse cuenta que el “bastón de Moshé” se había ido – y que en su lugar estaba el legado de “la palabra de Moshé”.
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Bitácora del Viaje por el Desierto
(1) Emisario a Edom – Moshé envío un mensaje a Edom (los descendientes de Esav): “Así dice tu hermano Israel: Estás consciente de nuestra historia. Fuimos esclavos en Egipto y los egipcios nos trataron muy mal. Clamamos a Dios y Él nos salvó. Ahora permítenos tomar un atajo a través de tu tierra” (Números 20:17).
La razón de la introducción histórica era porque el decreto de esclavitud era sobre todos los descendientes de Itzjak, incluyendo a Esav. Los judíos estaban de hecho diciendo: “Nosotros pagamos tu deuda también. Lo menos que puedes hacer es dejarnos pasar a través de tu tierra”.
A pesar de que a Esav no le interesaba, los judíos mencionaron el poder del rezo que fue la bendición que recibieron de Itzjak: “La voz es la de Yaakov” (Génesis 27:22). Edom, sin embargo, se negó a darles permiso, citando su propia bendición de Itzjak: “A través de tu espada vivirás” (Génesis 27:40). Edom enfatiza: “¡No entres a mi tierra o iré a encontrarme contigo con mi espada!” (Números 20:18).
(2) La Muerte de Aarón – Moshé le dio gentilmente la noticia a Aarón, mientras lo conducía hacia la cima del monte Hor. Aarón aceptó el decreto de Dios con amor. Las santas prendas de vestir de Aarón fueron transferidas a su hijo Elazar (algo que Moshé, cuyos hijos no tenían ninguna distinción, no mereció). Entraron a un cuarto, que tenía una cama y una mesa con una vela ardiendo. Moshé le dijo a Aarón que se acostara en la cama, que extendiera sus extremidades y que cerrara su boca y sus ojos. Aarón se murió tal como uno se queda dormido. Esto fue llamado “el beso de la muerte” y Moshé pidió morir de la misma manera. (Midrash mencionado por Rashi)
(3) El Ataque de Amalek – Cuando los judíos iban a entrar a Israel después de salir de Egipto, fueron atacados por su archienemigo Amalek (ver Éxodo 17:8). Ahora, 40 años después, nuevamente a la entrada de Israel, Amalek ataca otra vez. Sin embargo, estando conscientes del poder del rezo judío, los Amalekitas cambiaron su lenguaje a un dialecto Canaanita para engañar a los judíos, de esta manera los judíos rezarían para ser salvados de los Canaaneos. Por eso el verso se refiere a ellos como Canaaneos (Números 21:1). Los judíos, perplejos por la vestimenta de los Amalekitas y por el habla Canaaneo, le pidieron a Dios que los salvara de “esta nación” (Números 21:2) – como diciendo, quienquiera que sean ellos. Y sus rezos tuvieron respuesta.
Pregunta: ¿Por qué no cambiaron los Amalekitas también su vestimenta, para poder realmente engañar a los judíos?
Respuesta: Porque si te vistes y hablas como Canaanita, ¡te conviertes en un Canaanita! Entonces los rezos de los judíos ciertamente habrían sido aceptados.
(4) La Serpiente de Cobre – Cuando los judíos nuevamente se quejaron por el maná, Dios decidió dejarles probar la vida normal en el desierto sin intervención Divina. Ellos fueron atacados por culebras y serpientes que mataron a muchos judíos.
Los Sabios hacen ver que las culebras no tienen papilas gustativas por lo que toda la comida les sabe igual. Cuando le preguntan a una culebra por qué muerde si no tiene ningún placer, ella simplemente responde, “¿Y qué placer físico recibe un calumniador?”. El castigo medida-por-medida por reclamar por el maná (que sabía a lo que tú quisieras), fue ser mordidos por culebras – para la que toda la comida sabe igual.
Moshé hizo una serpiente de cobre. Las víctimas de la mordida de culebra podían ver la serpiente, elevar sus ojos al Cielo, y esperar sobrevivir y prosperar. El Talmud registra que cientos de años después, el rey judío Jizkiyahu destruyó la serpiente de cobre, porque el pueblo estaba idolatrándola y perdiendo su fe en Dios (ver Reyes II 18:4).
(5) Emboscada en los Barrancos – Mientras los judíos se acercaban a la tierra de Canaan, los Emoritas planearon una emboscada. La ruta de viaje serpenteaba hasta llegar a un valle entre dos puntiagudos barrancos con cuevas adentro. Los Emoritas se escondieron en las cuevas y esperaron que los judíos pasaran por debajo, para atacarlos repentinamente.
Dios salvó a los judíos milagrosamente al empujar los dos barrancos uno hacia el otro, aplastando a todos los que estaban adentro de las cuevas. Los Israelitas, que se habían desviado alrededor de los barrancos, ni siquiera se habían dado cuenta del peligro en el que estaban. Para informarles, el pozo de Miriam pasó entre los dos barrancos, y se llevó sangre, extremidades y armas. Cuando el pueblo vio esto y se dieron cuenta de la extensión del milagro, cantaron alabanzas. (Midrash citado por Rashi)
(6) La Canción del Pozo – “Luego Israel cantó esta canción, ¡Levántate oh pozo!” (Números 21:17). En contraste a la canción del Mar Rojo (ver Éxodo 15:11), no se hace mención a Moshé o a Dios. Entendemos que Moshé no sea mencionado ya que tenía una relación negativa con el pozo. El pozo había causado que el tuviera que morir en el desierto, pero ¿por qué no se menciona el nombre de Dios?
La analogía dada es la de un rey que está invitado a una fiesta. El rey pregunta si su mejor amigo estará ahí. “Si mi amigo no va, ¡entonces yo tampoco!”. Dado que Moshé no fue mencionado, el nombre de Dios tampoco es mencionado.
Pregunta: ¿Por qué no cantaron los judíos al recibir la Torá tal como lo hicieron por el pozo y por la apertura del Mar Rojo?
Respuesta: El pozo de agua simboliza la “Torá”, una fuente constante de espiritualidad para el mundo, La canción del pozo es básicamente una canción para la Torá, a la que también se le llama “una canción” (ver Deuteronomio 25:19). (Escuchado del Rabino Asher Weiss)
(7) Los Gigantes Guardias – Sijón y Og son dos reyes gigantes que controlaban la orilla oriental del Río Jordán. Cuando Moshé les pidió permiso para pasar gratis, ambos gigantes se rieron de él. “Nosotros cobramos impuestos para proteger nuestro país de los enemigos (es decir, de ustedes) – y ahora ,¡¿esperas que te dejemos pasar gratis?!”.
El final de la parashá menciona que la tierra que los israelitas tomaron de Sijón, originalmente pertenecía a Moab. Los judíos tenían técnicamente prohibido atacar a Moab (un descendiente de Lot), pero dado que esa tierra fue conquistada en la batalla por Sijón (con la ayuda de la maldición del profeta Bilaam, ver parashá Balak), ahora estaba permitido que los israelitas la adquirieran. En la batalla, Moshé eliminó a Sijón y a Og.
Fuente: Aish Latino
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