Los abusos de poder no tienen respuestas para las víctimas
El vencedor absoluto de las llamadas elecciones presidenciales en Irán fue Ebrahim Raisi, no sólo porque fue declarado ganador por los Ayatollahs, sino porque sabe que tiene el poder real junto al denominado líder supremo Ali Khamenei, y porque también tiene presente que ahora queda en posición privilegiada en la línea de sucesión. Rápidamente recibió las felicitaciones de sus súbditos: Hamas, Hezbollah y Siria, y también de varios de sus cómplices, como Turquía.
El Primer Ministro de Israel Naftali Bennett dijo que de todos aquellos que podría haber nombrado Ali Khamenei, eligió al verdugo de Teherán, una persona infame culpable del asesinato de miles de personas a lo largo de los años. A Raisi se le conoce como el “carnicero de Irán” por su rol central en el asesinato de 30 mil prisioneros políticos iraníes en 1988. Amnistía Internacional dijo que en lugar de estar en la Presidencia debería enfrentar a una Corte de Justicia, no sólo por la masacre de 1988 sino por las persecuciones, encarcelamientos, asesinatos y torturas a decenas de miles de iraníes que el régimen consideró disidentes a lo largo de los años en los cuales Raisi ocupó la máxima responsabilidad como magistrado, por llamarlo de alguna manera. Lástima que Amnistía finaliza su alegato sobre Raisi publicado esta semana pidiéndole al Consejo de Derechos Humanos de la ONU “que ejecute todos los pasos necesarios para enfrentar la impunidad en la violación de los derechos humanos en Irán”. Es obvio que Amnistía cree que es la forma de pedir al mundo que haga algo contra una barbarie, pero no debería actuar en forma tan ingenua. ¿El Consejo de DDHH?.¿En serio?.
Con el desparpajo que lo caracteriza, Irán etiqueta a sus elecciones como “libres y abiertas”. Por supuesto, que se trata de designaciones directas y por eso ni la mitad de la población concurre a las urnas para acompañar la farsa. Cuando se presentaron candidatos, 40 eran mujeres. Fueron eliminadas del llamado padrón de candidatos de inmediato. Valientes sin duda, porque además de saber que no les iban a permitir llegar a ningún cargo, arriesgan sus vidas desafiando el oscurantismo. Los que dejan los cargos de poder no fueron ni moderados ni reformistas como algún analista occidental quiso presentarlos. Durante su período,se arrestó, torturó y asesinó iraníes por estar vestidos diferente al mandato de los clérigos, por publicar algo en redes sociales que no le gustó a las autoridades, por intentar ser periodistas con modestas críticas. La única protesta permitida contra la opresión y la situación económica y social que la pandemia agravó más aún, era no ir a votar. El 50 por ciento se atrevió a hacerlo. Y se cambiaron 6 de los 12 lugares del Consejo de Expertos. Este Consejo es el que designa a los líderes supremos y los Ayatollahs. Y ahora, producto de la biología, hay en vista un posible recambio a mediano plazo que puede incluso ser corto, y por ello, Raisi llega a la Presidencia. Hoy, el líder supremo considera que necesita a un extremista y a un fanático.
Si se renueva el acuerdo nuclear de 2015, si se levantan sanciones impuestas por Estados Unidos como exige Irán para firmar, Raisi tendrá en sus manos no sólo las armas nucleares que Irán ha decidido crear de cualquier forma, sino además, el respaldo de las potencias. Y eso es lo que Israel, cualquier gobierno de Israel, siente que es el peligro existencial. Un nuevo acuerdo sería un regalo de impunidad al gobierno de Raisi que asume en un mes y medio. Sin acuerdo, es una batalla contra la posibilidad que una dictadura criminal tenga armas nucleares para cumplir sus promesas de destrucción.
El nuevo Primer Ministro de Israel Naftali Bennett fue muy claro al decir que la política de Israel de oponerse de todas las formas posibles a un Irán nuclear, no va a cambiar. Bennett fue contundente:”…la elección de Raisi es la última oportunidad para que las potencias despierten antes de retornar a la mesa de un presunto acuerdo y se den cuenta con quienes están negociando”. Agregó:”Son asesinos, y a un régimen dirigido por verdugos brutales jamás se le puede permitir que tenga armas de destrucción masiva que le permitiría asesinar no sólo a miles sino a millones de personas”. ¿Cayó el mensaje de Bennett en el lugar indicado?. Difícil de contestar, antes que nada porque las conversaciones secretas, aunque se sepan que existen, son secretas. No se sabe qué conversan en estos momentos Estados Unidos y el nuevo gobierno de Israel ni cómo se mueve Irán con Rusia y China. Lo que sí resulta claro es que Israel sería el primer objetivo si se firmara un nuevo Pacto de Munich.
Esta semana comenzó el segundo de tres períodos anuales de sesiones del Consejo de DDHH de las Naciones Unidas. Ese Consejo al cual Amnistía le pide acción ejecutiva sobre las aberraciones que se perpetran en Irán. Ese Consejo que siempre separa como ítem independiente a Israel y que apronta su festival antijudío para los primeros días de julio. Y ese Consejo en el cual, la Alta Comisionada Michelle Bachelet condenó esta semana las violaciones de los derechos humanos en Irán, Nicaragua, Colombia, Etiopía, México, Rusia y China. A ningún involucrado le gustó que lo señalaran con el dedo. La publicidad negativa no es del agrado de potencias que se consideran impunes o de países con calidades democráticas en picada y menos todavía a crueles fascistas de bolsillo como Daniel Ortega.
La alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos instó a Irán a garantizar que los defensores de los derechos humanos, abogados, periodistas, escritores, activistas de derechos laborales, artistas y ambientalistas puedan participar en sus actividades de manera segura y libre, sin temor a represalias. Denunció que en 2020, al menos 267 personas, incluidas nueve mujeres, fueron ejecutadas. En lo que va de 2021, al menos 95 personas han sido ejecutadas en Irán, seis de ellas mujeres. Más de 80 menores están en el corredor de la muerte, al menos cuatro de ellos en riesgo de ejecución inminente. Ha habido un aumento en las ejecuciones por delitos relacionados con las drogas, en particular personas de minorías étnicas y religiosas. Bachelet dijo que hay un panorama perturbador de derechos humanos para las mujeres y hombres iraníes de todas las religiones, origen étnico, clase social y otros estatus.Y terminó: ”Lamentamos que el marco para el derecho a la participación política no esté en consonancia con las normas internacionales”.
A Irán, al igual que a China o Rusia o Nicaragua, les hace cosquillas que los “insten” a no hacer lo que les plazca en cuanto a violar los derechos humanos. ¿Qué más podría hacer la Alta Comisionada? Primero, tratar por igual a todos los abusadores y en particular al terrorismo, lo cual omitió hace un mes cuando debió apuntar hacia Hamas. Segundo, no “instar” a un país (Irán) que amenaza con la destrucción de otro (Israel) a mejorar su brutalidad que lleva impune más de 30 años. Conmine Sra. Alta Comisionada al Consejo de Seguridad a hacer los deberes. Que China y Rusia hagan oídos sordos ya estará lejos de su alcance, pero entonces estarán todas las cartas en la mesa, y se empezará a poner coto al uso desproporcionado de adjetivos y adverbios en la ONU y veremos si entonces tenemos claramente desenmascarada otra Liga de las Naciones siglo XXI.
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