El misterio de Ursula, la hija secreta del Führer nazi Adolf Hitler y Eva Braun
Por Marcelo García
La pequeña Ursula, conocida bajo el apodo de “Uschi”, era presentada en el círculo cercano de Adolf Hitler como hija de un matrimonio amigo, de apellido Schneider. Sin embargo, detrás de la estrecha y amorosa relación de la niña con el Führer nazi y su mujer Eva Braun, hay otra historia.
Hasta el dramático final de la Segunda Guerra Mundial, en 1945, la residencia privada de Adolf Hitler ubicada en Berchtesgaden, sobre los Alpes de Baviera y cerca de la frontera con Austria, fue el centro neurálgico de las reuniones más importantes del Führer nazi y también el de los encuentros que más deseaba y disfrutaba. El Berghof, tal el nombre que recibió esa enorme casa de la bellísima región de Oberzalsberg, era el lugar donde el Líder de la Alemania nazi se relajaba y -en cierta medida- mostraba su otra cara, la menos conocida.
En el Berghof, Hitler descansaba, se perdía en la espesura del bosque en interminables caminatas, recibía a dignatarios o altos funcionarios con quienes mantenía importantes reuniones que pretendía mantener fuera de la vista de los demás; pero también participaba de relajados encuentros que -lejos estaban de meterlo de lleno en sus responsabilidades como Presidente y Canciller del Tercer Reich– sacaban su lado más humano. Esas jornadas eran generalmente organizadas por Eva Braun, su mujer, quien solo era conocida por el círculo más íntimo de Hitler.
Pese a lo que muchos sostienen, Eva Braun tenía gran importancia en la vida del Führer, e incluso -en reiteradas ocasiones- fue una de las pocas personas (sino la única) que podía entrar a una de sus reuniones sin previo aviso para hacerle algún comentario. De hecho, hay documentos fílmicos de la época que demuestran la presencia permanente de Eva Braun en el entorno de Hitler, y en muchos de esos registros se la puede ver bromeando con el temible nazi.
Pero de esas reuniones, al margen del protocolo de Hitler como jefe de Alemania, las que más se repetían eran las que se daban con la visita del matrimonio Schneider.
Erwin y Herta Schneider eran infaltables protagonistas de las largas tertulias en el Berghof, podría decirse que casi todas las semanas “se pegaban una vuelta” por la casa de los Hitler. Hertha era una entrañable amiga personal de Eva Braun, desde los lejanos días de la infancia, y por esto, la confianza y la lealtad entre ambas era indestructible. Los Schneider eran un matrimonio “ario” perfecto, que encajaba a la perfección con la visión nacionalsocialista de Hitler y Braun, y a la vez conformaban una familia que muchos pretendían imitar. A todos lados iban con un pequeño varoncito y con la inquieta Ursula, sus hijos.
No era extraño ver a Ursula (a quien apodaban “Uschi”) correteando por las amplias terrazas del Berghof, incluso metiéndose en medio de los importantes visitantes que llegaban hasta allí para conversar sobre temas oficiales con el Führer. La relación de Ursula con Hitler y Eva Braun llamaba poderosamente la atención; por -más temprano que tarde- surgieron los rumores.
¿Por qué tenían los Hitler tan particular e inocultable devoción por la pequeña niña de los Schneider? ¿Qué era lo que tanto los unía?
Para desentramar esta historia, hay que remontarse al año 1938, cuando Eva Braun hizo uno de sus tantos viajes por Europa, en ese caso a Italia.
La mujer de Hitler viajaba permanentemente, siempre rodeada de un séquito que respondía a órdenes directas del Führer y le daba el adecuado marco de privacidad y seguridad. Braun visitó casi toda Europa entre los años 1936 y 1942, pero no siempre esos viajes tuvieron fines turísticos. Uno en especial, el mencionado de 1938 a Italia, es el que más ha llamado la atención. Las versiones más difundidas afirman que ella estaba embarazada y que viajó hasta allí para internarse y dar a luz. Fue cuando nació Ursula, quien -previo acuerdo- fue inscripta con el apellido Schneider para que en adelante fuera cuidada por el matrimonio amigo de la familia.
La idea era preservar a la pequeña, dado el evidente peligro que corría su vida si es que el mundo entero se enteraba que se trataba -ni más ni menos que- de la hija de Adolf Hitler. Pero el plan tenía al mismo tiempo otra finalidad: mantener intacta la imagen del Führer, ocultando su larga relación con Eva Braun (que no era su amante, sino su compañera formal), al tiempo que se pretendía mostrar que el nazi solo “estaba casado con Alemania”.
Sobre el otro hijo menor de Erwin y Hertha Schneider, se daba posiblemente el mismo caso. Nació en 1940 y también habría sido hijo de Hitler y Braun, aunque las versiones son tan insistentes y no hay otros datos.
Muy pocos estaban debidamente al tanto de esta compleja situación familiar del Líder nacionalsocialista. Solo un círculo muy reducido y de extrema confianza sabía de la existencia de esa hija, por lo cual se exigía el mayor de los silencios al respecto. Cuenta una historia que en 1939, durante una reunión con altos mandos del Ejército con Hitler en el Berghof, a un oficial se le ocurrió “la bendita idea” de ponerse de pie, cuadrarse militarmente, levantar una copa y brindar por el primer cumpleaños de la hija del Führer.
Acto seguido, se abrieron intempestivamente las puertas de la sala, ingresaron dos oficiales de las SS (Schutzstaffel o Escuadras de Protección), lo tomaron por debajo de los brazos y lo retiraron del lugar. La leyenda cuenta que habría sido fusilado, para que la lección fuera aprendida por otros que intentaran hacer algo similar.
Como fuera, Hitler y “Uschi” han sido fotografiados en un sin fin de oportunidades, y siempre, en todos los casos, su relación claramente dejaba entrever algo muy cercano y especial. Las fotos de este artículo (tomadas el 1 de mayo de 1942 en la residencia privada de Berchtesgaden, publicadas por la revista “Time”, restauradas y coloreadas por Diario26) son una pequeña muestra de esos encuentros en los que Hitler dejaba de ser el tirano dictador que todo el Mundo conocía. Tal vez fuera la pequeña Ursula, la única capaz de hacer aflorar en él, sus más caros sentimientos y algo de su humanidad.
Con los años, y tras el escape orquestado por el nazi para simular su muerte y huír hacia la Argentina en julio de 1945, no fueron pocos quienes afirman que un tiempo después de su llegada al país sudamericano, el matrimonio Hitler-Braun recibió la llegada de la pequeña Ursula mientras vivían en la Residencia “Inalco”, en Villa La Angostura, al sur de la provincia del Neuquén (a unos 20 kilómetros de Bariloche) en la Patagonia.
Varios investigadores afirman que Ursula “Uschi” Hitler, vivió en la Argentina hasta -al menos- el año 2000. Pero esa es otra historia.
Gentileza de Marcelo García para Radio Jai
Instagram: @marcelo.garcia.escritor
Twitter: @mdGarciaOficial
Nota: El artículo no expresa ideología política. Solo investigación histórica.
Fotos: revista “Time”
Fuente: Diario26.com
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