Nueva represalia en Irak y Siria

Por Ricardo López Göttig

En esta madrugada hubo una nueva represalia contra instalaciones guerrilleras en la frontera de Irak y Siria de las formaciones jihadistas de Kataib Hezbollah y Kataib Sayyid al-Shuhadda, en respuestas a ataques de esos dos grupos armados contra tropas de Estados Unidos en suelo iraquí. La primera respuesta de este año fue en febrero, al poco tiempo de que el presidente Joe Biden asumiera, buscando dar una respuesta disuasoria y clara respecto al involucramiento de Estados Unidos en la región.

Se trata de dos formaciones armadas que están respaldadas por la República Islámica de Irán, que hacen incursiones en suelo iraquí. Kataib Sayyid al-Shuhada existe desde 2013, es jihadista shiíta y se sospecha que estuvo involucrada en el uso de armas químicas de Bashar al Assad en la guerra civil, cercando a las milicias rebeldes para que no tuvieran salida. Kataib Hezbollah es más antiguo, de 2007, también shiíta y también vinculado a la Guardia Revolucionaria Islámica Iraní. Ambos luchan junto a Bashar al Assad en la guerra civil siria, son financiados por el régimen iraní y se enfrentan no sólo a las tropas estadounidenses estacionadas en Irak, sino que también han tenido una importante participación contra el ISIS.

En momentos en los que el gobierno de Estados Unidos está retirando sus tropas de Afganistán, tras veinte años; que busca retomar las negociaciones con la República Islámica de Irán para el monitoreo de su desarrollo nuclear, y que han pasado sólo diez días de que fuera electo presidente de ese país Ebrahim Raisi, un miembro del ala dura y más intransigente del régimen teocrático, son señales de los límites que pone la administración Biden. Si bien el nuevo presidente estadounidense ha dejado en claro que la prioridad global es la República Popular China, no por ello puede desatender otros escenarios conflictivos que pueden perjudicar la estrategia general.