Scholem Asch
Scholem Asch nacido en Kutno, Polonia el 1° de Noviembre de 1880 fue uno de los grandes autores en yiddish y también uno de los más prolíficos. A los diecinueve años se trasladó a Varsovia, donde en 1904 publicó una colección de prosas líricas en yiddish: Dos Shtell. (El pueblito) Después se dedicó al teatro, escribiendo varios dramas, entre los que se cuentan Moshiatts Tsatyn (la era del Mesías) (1906) y Der Got vun Nekome (El D´s de la venganza) (1907), puesto en escena en Berlín por Max Reinhardt.
Sus progenitores, el padre fue un estudioso de la Torá y su madre descendía de una familia rabínica, querían que fuese rabino y quizás hubiese llegado a serlo. “Temperamentalmente religioso desde mi más temprana juventud, siendo un niño con inclinaciones místicas solía orar fervorosa y largamente durante todo el día” recordó en un apunte autobiográfico.
Pero le molestaba la división de su alma: la calle, el campo, el bosque y el sol hicieron decaer su vocación hacia el rabinato.
Después de vivir durante algunos años en Palestina, en 1909-1910 hizo un viaje a Estados Unidos, donde se radicó definitivamente en 1914, obteniendo incluso la ciudadanía en 1920. También vivió un tiempo en Israel y tradujo algunas de sus obras al hebreo. Antes de la Primera Guerra Mundial, Sholem Asch había empezado a escribir novelas, y después también orientó a la narrativa la mayor parte de su copiosa producción, dedicada a reflejar, con un realismo rico en tonos, tanto románticos como humorísticos, los aspectos de la vida de los judíos de Europa Oriental, respecto a los cuales su obra refleja un profundo conocimiento del ambiente judío, así como de la forma de vida de los judíos inmigrantes a América. En su narrativa se aprecia invariablemente una ternura hacia los habitantes de las pequeñas comunidades judías de las aldeas de la llamada “zona de residencia” (lugar donde la mayoría de la población judía de Rusia se vio obligada a vivir). El mundo judío de la Europa oriental aparece retratado en los libros de Asch en cuadros de tipo costumbrista. Sus personajes, entrañables e inquietos, reaccionan con humor: sus desgracias, miserias y las persecuciones que sufren invariablemente los hacen más sabios y, paradójicamente, los llenan de renovadas esperanzas. Prácticamente todos sus títulos se han traducido al inglés y al castellano
Un rasgo singular de su producción es que subraya con frecuencia la común tradición cristiana y judía, lo que trasciende sus ficciones convirtiendo su obra en una compleja estructura de pensamiento filosófico y espiritual. Entre sus novelas destacan Motke el ladrón (1916), América (1918), la trilogía compuesta por San Petersburgo, Varsovia y Moscú (también traducida como Tres ciudades, 1929-1931) y El canto del valle (1938). En los ambientes judíos causaron sorpresa y alarma algunos de sus títulos de “inspiración cristiana”, tales como El nazareno (1939), El apóstol (1943) o María (1949).
Su obra estuvo siempre envuelta en la polémica, pero hubo críticos que lo consideraron un cuarto pilar dentro de la literatura yiddish, junto a Méndele Mojer Sforim, Ytzjal Leibush Peretz y Scholem Aleijem.
A pesar de sus méritos e importancia, Scholem Asch es, probablemente, la personalidad más controvertida de la literatura yiddish, pues y despertó numerosas discusiones en torno de él, de su obra y de sus procederes. Pues no es correcta la tesis tan esgrimida, por sus más grandes opositores, de que la hostilidad hacia él era una consecuencia de su trilogía sobre el cristianismo. Es incorrecta porque los ataques contra Scholem Asch y la agresividad hacia él ya eran bastante fuertes muchos años antes de que escribiera la trilogía; y el tema cristiano ya había atraído la atención creadora de Scholem Asch un cuarto de siglo antes de componer la trilogía (las primeras partes de la misma). Esto ya pudo verse durante su primer viaje a Israel (en el año 1907), y aún antes. La verdad es que el fenómeno “Scholem Asch” despertó hostilidad, y a menudo envidia, por la versatilidad de su personalidad, su ímpetu, su temperamento, su polifacetismo artístico y por la constante inquietud que bullía de él y rebosaba fuera de él. Scholem Asch falleció en Londres el 10 de julio de 1957.
Dr. Mario Burman
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