Parashat Vaetjanan
Enfoques sobre la Parashá
“Vaetjanán” (Devarim 3:23)
La palabra Vaetjanán que significa “yo imploro”, es la guematria (valor numérico) de 515. El número de horas entre la puesta del sol de Rosh Hashana y la salida del sol en Sheminí Atzéret (la última oportunidad para cambiar el decreto de Yom Kipur) es 516. En el último año de su vida, entre el comienzo de Rosh Hashana y el anochecer de Sheminí Atzéret, Moshé rezó cada hora para que Di-s lo perdone y lo deje cruzar el Rio Jordán.
Finalmente Di-s le pidió a Moshé que no continúe rezando. Esto nos enseña el enorme poder del rezo. Di-s le pidió a Moshé que pare, implicando que si continuaba rezando, Él iba a acceder a su petición.
(Escuchado del Rab Mordejai Perlman)
“Y amarás a Hashem, tu Di-s, con todo tu corazón…” (Devarim 6:5)
Los filósofos preguntan: ¿Cómo puedes ordenar amor? El amor es algo instintivo que una persona o bien siente o bien no siente.
¿Cómo se le puede ordenar a una persona que ame? La respuesta se encuentra en la propia pregunta. A partir del hecho de que Hashem nos ordenó que Lo amáramos, se desprende que debe formar parte de la naturaleza de cada judío el amor al Creador. Lo único que hace falta es despertar esa fuerza natural y darle un pellizco.
(Sfat Emet)
“Y estas palabras que Yo te ordeno hoy habrán de estar sobre tu corazón” (Devarim 6:6)
Un judío dice dos veces al día “y amaras a Hashem, tu Di-s, con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus posesiones”. Es muy fácil decir todo esto al prójimo pero no a uno mismo. Por eso inmediatamente el siguiente versículo nos viene a recordar “y estas palabras que Yo te ordeno en este día deben estar sobre tu corazón” — porque el corazón esta frecuentemente tan lejos de la boca como están los cielos de la tierra.
(Rab P’shisker)
“Y yo rogué a Hashem en ese tiempo, diciendo…” (Devarim 3:23)
La frase “en ese tiempo” nos indica una plegaria para generaciones aun no nacidas: cuando sea que el pueblo Judío se encuentre en tiempos de angustia, sin poder rezar propiamente por las opresiones del exilio, la plegaria de Moshé subirá para ellos.
Aun en la desdicha más grande, cuando el cable del rezo a los labios se ha desconectado del corazón y todo lo que pueden pronunciar son simplemente palabras, el rezo de Moshé subirá para ellos. “En ese tiempo”, cuando todo lo que podrán hacer es “decir” y no habrá ningún sentimiento en sus palabras, esta plegaria de Moshé subirá frente a Hashem.
(Rabí MiAmshenov)
“Con todo tu corazón” (Devarim 6:5)
Una idea similar se indica en la frase “con todo tu corazón” en el Shemá.
Rashi explica que la frase “con toda tu alma” significa “aun si El toma tu alma.” Así, similarmente -aun si El tomara tu corazón.
Aun cuando las dudas socavan tu corazón, aun cuando está confundido y no ve la Mano de Hashem, aun entonces, sírveLe “con todo tu corazón.
“
(Jidushei HaRim)
“Y con todos tus recursos” (Devarim 6:5)
Reb Shmelke de Ncklesburg una vez le preguntó a su Rebe, el Maguid de Mezrich, “¿Cómo puede ser posible que uno cumpla lo que nuestros sabios nos enseñan que debemos bendecir a Hashem por las cosas malas que nos pasan así como Lo bendecimos por lo bueno? ¿Cómo puede ser esto posible?”
El Maguid le respondió “Si quieres encontrar la respuesta a tu pregunta, ve al Bet Midrash y ahí encontrarás a mi talmid (alumno), Reb Zushia. De él aprenderás el significado de esta enseñanza.”
Era sabido que Reb Zushia era un hombre agobiado por todo tipo de problema y aflicción. Estaba en la pobreza y crónicamente enfermo.
Cuando Reb Shmelke le pregunto a Reb Zushia como puede bendecir a Hashem por las malas cosas así como por las buenas, el respondió “No comprendo como el Rebe te envió a mí. Solo alguien que sufre penas, momentos difíciles y aflicciones podría darte una respuesta, y, Baruj Hashem, todo en mi vida es bueno. Como puedo yo ensenarte como una persona puede aceptar malas cosas con felicidad, con simja?”
(Likutei Amaraim en Iturei Torá)
“Sube a la cima del peñasco y eleva tus ojos en dirección al oeste, al norte,… y ve con tus propios ojos, pues no cruzarás este Jordán” (Devarim 3:27)
Imagínate las ansias de Moshé mientras estaba parado en la cima del peñasco, contemplando la tierra por la que había renunciado a tanto…
Allí estaba, extendida ante él como un mapa abierto.
La Tierra de Israel. Tan cerca, y al mismo tiempo, tan lejos. Hashem sabía lo mucho que Moshé ansiaba ir a Eretz Israel… ¿Por qué lo “provocó”, mostrándole la tierra a la que sabía que jamás llegaría?
Además, nuestros Sabios nos dicen que, por medio de un concepto profético, Hashem le mostró a Moshé cada metro cuadrado de Eretz Israel, lo cual seguramente no habrá hecho más que aumentar su anhelo…
¿Cuál era el propósito de Hashem?
Cada uno de los Avot, los Patriarcas, representa una cualidad especifica: Abraham simboliza el Jésed (benevolencia); Yitzhak simboliza la Guevurá (fuerza; autocontrol); Yaakov, el Emet (verdad). La cualidad que representa Moshé es Netzaj: la Eternidad.
Todo lo que hizo Moshé fue para siempre. Hashem dio la Torá por su intermedio, porque la Torá es eterna. Si Moshé hubiera ido a la Tierra de Israel, junto con el pueblo judío, entonces su entrada hubiera sido una “entrada eterna”. Y después de esa entrada, el pueblo judío simplemente no podía irse de la Tierra. Pero Hashem sabía que el pueblo judío tendría que irse al exilio ya que no lograría mantener el alto nivel espiritual que exige la Tierra. Si no se podían ir, y no podían quedarse, entonces se encontrarían en peligro real de aniquilación.
Por eso, Moshé no podía entrar a la Tierra de Israel.
Sin embargo, Hashem hizo que la no-entrada de Moshé a la Tierra cumpliera un propósito positivo: Hashem quería implantar el recuerdo de la Tierra de Israel en la psiquis colectiva del pueblo judío. Al mostrarle a Moshé cada brizna de pasto, al llevarlo y mostrarle cada rincón de la tierra a la que jamás habría de llegar, Hashem implantó en el corazón de Moshé un ansia eterna por la Tierra de Israel.
Fijémonos en el rezo diario. Fijémonos en la bendición de después de las comidas. Nuestras peticiones a Hashem están saturadas del nombre de la Tierra a la que ansiamos retornar, como un Pueblo Santo.
A lo largo de la larga, larguísima noche del exilio, el pueblo judío jamás perdió esa misma ansia por Eretz Israel que sintió Moshé cuando se paró en la cima del peñasco y contempló la Tierra que jamás habría de pisar.
(Malbim, Rabí Yerujam Uziel Milevsky z”l)
Shabat Shalom.
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