La crisis cubana, ¿el principio del fin?
Por el Prof. Luis Fuensalida
En estos últimos días, sin duda que Cuba ha sido primera plana en las noticias, tanto en el ámbito local, regional e internacional, y la pregunta que muchos se hacen es, ¿será el principio del fin de una dictadura de algo más de seis décadas?, y en la columna de hoy, al menos intentaré dar una reseña de la historia cubana hasta la actualidad para que cada uno encuentre la respuesta a ese interrogante.
La historia de Cuba esta directamente relacionada con su situación geográfica, una línea imaginaria, pero geopolíticamente importante, que se extiende desde los Cayos de la Florida a la Guyana, y que a partir del siglo XVIII fue adquiriendo relevancia comercial y estratégica, y que la centuria siguiente, el desarrollo agrícola se manifestó primero con un breve auge cafetero, que luego dio paso al cultivo del tabaco que adquirió gran importancia a partir de mediados de siglo y finalmente, la fuente de riqueza por excelencia, la caña de azúcar, que posicionó a la isla como la productora de un tercio del suministro mundial, pero todas estas actividades estaban basadas en la explotación de la mano de obra esclava, sólo entre el 1800 y 1865, se abasteció a estas unidades económicas con el triste tráfico de más de 600.000 esclavos africanos, una esclavitud que permaneció por más tiempo en toda Latinoamérica, hasta 1886, más tiempo que en el Brasil.
En la segunda década del siglo decimonono, se dio el primer intento de independencia, la Guerra de los 10 Años, 1868/1878, cuando un grupo de nacionalistas cubanos se levantó contra la corona española, pero fracasaron, ya para la década de 1880, las inversiones y el comercio estaba dado exclusivamente con los EE.UU., que en función de sus intereses estratégicos y económicos intentó comprar la colonia española en varias ocasiones, pero siempre España se negó, aunque había elementos de la elite cubana que estaban a favor de la anexión a la creciente potencia mundial.
Entre los nacionalistas cubanos se encontraba José Martí, poeta y abogado, el líder de esa elite criolla que aspiraba a la independencia de España, que en 1878 se debió exiliar en Nueva York, desde donde exhortó al levantamiento contra la autoridad colonial española, y en 1895 se produjo una nueva revuelta, un conflicto brutal, donde los españoles hicieron uso de campos concentración para encerrar y ultimar a los revolucionarios y en ese contexto, Washington y sus intereses, no podía quedar al margen.
Si bien el presidente McKinley, hizo todo a su alcance para resistir la fuertes presiones para que se llevara a cabo una intervención armada, finalmente, en 1898, tras el sospechoso incidente de la explosión del buque de guerra estadounidense Maine, en el puerto de la La Habana, los EE.UU. le declaró la guerra al Reino de España, un conflicto que apenas duró siete meses y que con la derrota de la corona española, cayó su última colonia americana, lo que siguió fue una dudosa o al menos condicionada independencia cubana, pues si bien, en 1901 la Asamblea Nacional reunida en La Habana, redactó la primera constitución, por presión de Washington y contra la voluntad de los constituyentes cubanos de línea nacionalista, se agregó la cláusula o enmienda Platt, con la que los EE.UU. se arrogaba el derecho sobre la política internacional cubana, sobre poder intervenir en la política interior y supervisar la economía, cláusula que estuvo vigente hasta 1934, aunque hasta el presente, la Base Militar estadounidense de Guantánamo es un legado de aquella.
Lo que siguió en la historia cubana, fue un crecimiento económico, en particular la industria azucarera, con una fuerte concentración de propiedad y de tierra con inversiones estadounidenses que posibilitó un monopolio que llegó a la década de los años 50 del siglo pasado y por la estacionalidad de la explotación azucarera, dio lugar a un fenómeno social, la aparición de una clase obrera campesina o proletariado rural que se diferenciaba de las clases campesinas tradicionales, pues sus intereses eran, sus salarios y sus condiciones laborales y no la adquisición de tierras, además se entabló una fuerte relación entre esta clase obrera sui géneris y las ciudades, en particular con La Habana, donde se levantaban barriadas populares que habitaban en épocas que no eran de cosecha, caracterizadas por las privaciones y la pobreza, y este contacto entre elementos obreros, rurales y urbanos, sin duda tendrían un efecto decisivo en el devenir histórico cubano.
Entre 1934 y hasta 1959, en un marco de corrupción endémica y fraude electoral, el gobierno estuvo en manos de dos tristes personajes, Gerardo Machado y un sargento del ejército nacional, Fulgencio Batista, ambos de perfiles dictatoriales, que conformaron un cuadro de situación donde los movimientos nacionalistas cubanos eran impotentes ante la coalición de las elites, sus socios políticos, los militares y la injerencia de los EE.UU..
Todo esto cambiará con la aparición en la escena cubana de Fidel Castro, hijo de un inmigrante español, educado en una escuela jesuítica, que siguió la carrera de Derecho y donde se inició militando en los movimientos políticos estudiantiles de perfil izquierdista y revolucionario, protagonizando el 26 de julio de 1953 el ataque del cuartel de La Moncada, lo que le costó ir a juicio, durante el cual hizo una extensa declaración popularizando la frase, “la Historia me absolverá…”, pese a lo cual fue condenado, pero tanto él como su hermano Raúl, sólo pasaron 11 meses de prisión, pues fueron liberados por el dictador Batista en un gesto para ganarse la opinión pública y mejorar su imagen.
Lo que siguió, fue el exilio de los hermanos Castro en Méjico, donde entablaron su relación con el médico argentino Ernesto Che Guevara, junto a este y algo más de ochenta elementos revolucionarios se embarcaron en el Gramma hacia Cuba, era el año 1956, y tras casi tres años de accionar en una guerra de guerrilla, desde Sierra Maestra hacia el oriente de la isla, terminan con la dictadura de Batista, para dar comienzo a partir de 1959 a la dictadura comunista que hoy a 62 años, constituye la más larga del continente.
El alineamiento del régimen castrista se manifestó a partir de 1960, formando parte del bloque soviético, además nacionalizó la economía e instrumentó una política socio-económica de Socialismo de Estado, y para demoler las viejas instituciones se valió del Ejército Revolucionario y los Comités de la Revolución, y obviamente, como todo totalitarismo cooptó el Poder Judicial con jueces adeptos, es decir, los cubanos descubrieron el costo del nacionalismo con una igualdad sin libertad, a partir de entonces se pueden identificar las distintas etapas del proceso revolucionario cubano:
– Fase de la Orientación, de 1959 a 1961
– Fase de exportación de la Revolución, de 1961 a 1968
– Fase de Consolidación, de 1969 a 1975
– Fase de la dinámica Global, de 1976 a 1981
– Fase de Parálisis Parcial, de 1982 a 1991
– Fase de la Reorientación, de 1992 a la actualidad
Esta última etapa, tras la desaparición del imperio soviético, se caracteriza por la tercerización para lograr los objetivos revolucionarios, por un lado apoyando y patrocinando a organizaciones terroristas como las FARC, hoy el sector disidente, o al ELN, o a través de hacerse del Poder, valiéndose del libre juego democrático, por medio de partidos o coaliciones de izquierda o progresistas, y organizaciones sociales afines, y así, tal como lo dijo Fidel, “…destruir a las democracias liberales desde dentro…”, para una vez en el gobierno construir un régimen castrista, como ocurrió con Venezuela con Hugo Chávez y su Socialismo del Siglo XXI, con Nicaragua con Daniel Ortega, con Evo Morales en Bolivia y como lo tuvo Ecuador hasta que dejara el poder Rafael Correa, y luego, agrupar estos actores en espacios regionales, primero fue el Foro de San Pablo y desde la asunción de Andrés López Obrador en México, el llamado Grupo de Puebla, en ambos confluyen personalidades políticas e intelectuales representantes de la izquierda latinoamericana, en nuestro caso han participado, el actual presidente Alberto Fernández, el ex canciller Jorge Taiana y otros referentes del kirchnerismo, al igual que lo hacen, Luis Lula Da Silva y Dilma Rousseff, ambos ex presidentes del Brasil, o el exprimer mandatario uruguayo José Pepe Mujica, y desde estos foros se monitorean y se manejan partidos y grupos opositores a los gobiernos de centro derecha de la región, para provocar la desestabilización, graves crisis institucionales y de los valores democráticos y de esta forma lograr tomar el Poder.
Sin embargo, ese régimen monolítico castro comunista, en 1994 sufrió el primer cimbronazo, fue el 5 de agosto, el Maleconazo, la más importante manifestación contra el régimen hasta ese entonces, motivada por la aprehensión de cuatro embarcaciones por la marina castrista con cubanos que huían hacia los EE.UU., los incidentes más violentos se produjeron entre los manifestantes y la policía del régimen en La Habana Vieja, más de un centenar fueron detenidos hasta que retornó la calma, al día siguiente, el mismo Fidel se constituyó en la zona de los incidentes y dio una arenga llamando a la gente a ganar las calles y derrotar a los traidores apátridas y culpó a Washington de instigar a los revoltosos.
Pero ya sin el respaldo ideológico, económico y político militar de la desaparecida URSS, sumado a las sanciones económicas de EE.UU., el régimen se deterioró paulatinamente, y la muerte de Fidel en el 2008 representó un fuerte golpe, su sucesor, su hermano Raúl nunca tuvo el carisma del líder cubano, que más allá que se rechace su ideología y sus políticas, hay que reconocer que fue un estadista que sobrevivió a 11 presidentes estadounidenses y otros líderes mundiales, lo que no lo exime de haber sido un cruel dictador.
Ahora bien, y tratando de ser breve, siete años más tarde en el 2015, en Panamá se llevó a cabo la VII Cumbre de las Américas, que pasó a la historia por la primera intervención de Cuba, lo que significó su regreso al foro hemisférico y el encuentro entre los presidentes Barak Obama y Raúl Castro, con el restablecimiento de las relaciones diplomáticas e instrumentando Washington una política de apertura y acercamiento, que tuvo entre sus consecuencias, el desarrollo de la industria y comercio turístico que se traduce en el ingreso de dólares más allá de las clásicas remesas enviadas por los exiliados cubanos en EE.UU., la expansión de la Internet y la utilización de las redes sociales, pero también, se fue diluyendo el enemigo construido por el relato castrista.
Y el tiempo siguió su marcha, llegó el momento en que Raúl Castro dio un paso al costado para mejorar la imagen del régimen, pero también es la muestra que de aquella 1ª. generación revolucionaria se está extinguiendo y con ella, la fortaleza ideológica revolucionaria, y entonces los cuestionamientos se fueron haciendo cada vez más recurrentes e incisivos, y al mismo tiempo, el régimen sufre el efecto de la difusión del poder como consecuencia de las redes sociales, más allá de la censura y los cortes de la Internet, tal como pasó en el contexto de la mal llamada Primavera Árabe, y así fue que se formaron movimientos contestatarios, en el 2018 hizo su aparición el Movimiento San Isidro, un movimiento social e intelectual de corte político que representa la disidencia cubana, abogan por la libertad de expresión y el respeto a los DD.HH., con un discurso anticastrista y con figuras como Denis Solís, Maykel Castillo y Luis Manuel Otero Alcántara, luego surgió el 27N, un colectivo de escritores y artistas cubanos que el 27 de noviembre del 2020 hicieron sentir sus críticas y reclamos, o Las Damas de Blanco que buscan la liberación de los presos disidentes, y grupos más radicales como MSI e INSTAR, o el periódico opositor Cubanet, todo lo cual nos marca los cambios en gran parte de la sociedad cubana en los últimos 15 años, producido por el ascenso de las nuevas generaciones con identidades políticas pluralistas, que reclaman reformas que posibiliten el consenso, que se han formado en la resistencia a la legislación que coarta todo tipo de libertades en todos los espacios del quehacer humano.
En estos últimos días, las protestas y manifestaciones antigubernamentales se han incrementado, superando al Maleconazo del 94, y en la misma medida la represión, sumado al perimido discurso del actual presidente Miguel Díaz Canel, instando como lo hiciera Fidel antes, a combatir a los contrarrevolucionarios, a los apátridas, a quienes son afines a los intereses del demonizado imperialismo estadounidense, fogoneando la fragmentación de la sociedad, el “nosotros o ellos”, defendiendo una dictadura perimida y obsoleta, que lamentablemente afectó en el pasado a casi toda Latinoamérica, y que incluso hoy, algunos de sus gobiernos, como el nuestro, intentan reivindicar y callan ante la barbarie.
Finalizando mi columna, mis conclusiones son las siguientes: en Cuba hoy se ha dado una Tormenta Perfecta, por estos factores, la calamitosa situación socio-económica producto no sólo por las sanciones impuestas por los EE.UU., sino también por las causadas por el Covid 19 que ha privado de uno de los ingresos financieros más importantes, el turismo, por otro lado la pandemia en si misma y la emergencia sanitaria consecuente, la irrupción de una generación contestataria y activa, alejada del ideario castro comunista, y la desaparición cronológica de las figuras señeras del proceso revolucionario, por otra parte, ¿Cuál es y será la posición de Washington?, creo que a diferencia del pasado, asumirá una posición cerrada a la inmigración cubana, para no descomprimir la presión social sobre el gobierno de La Habana, tal como ocurrió con la crisis los balseros en época de Fidel, pero si llevará a cabo todas las acciones para ayudar a la disidencia, no olvidemos la comunidad cubana de la Florida, que es un estado clave en el colegio electoral de la presidenciales, pero no, a una intervención militar, y seguramente administrará las sanciones económicas como un giro en su estrategia hacia la isla. Por su parte, los organismos internacionales han condenado la violación a los DD.HH. y a la libertades fundamentales, como lo ha hecho el Secretario Gral. de la OEA, Luis Almagro, Michelle Bachelet, Alta Comisionada de la ONU para los DD.HH. y Eduardo Galón representante de la CIDH, sin embargo, hay algunos interrogantes en relación a las organizaciones y grupos disidentes cubanos, ¿comparten una agenda común?, ¿comparten una perspectiva como la de Solidaridad en la Polonia comunista de los 80?, ¿se perciben asimismo como antagonistas de un régimen de Socialismo de Estado y su gobierno?, ¿saben lo que quieren o sólo coinciden en lo que no quieren?, ¿son la representación del déficit de la política cubana en una etapa de transición que no se puede soslayar? y por último, ¿los recientes acontecimientos como afectará en las sociedades y en los gobiernos latinoamericanos, en particular, en los simpatizantes o alineados al Populismo, y en foros como el de San Pablo o el Grupo de Puebla?, ¿es el principio del fin de la dictadura más larga en la Historia de Latinoamérica?, en definitiva este ha sido la propuesta de mi columna, recordar, analizar, cuestionarnos y sacar cada quién sus propias conclusiones, la mía es que basta de dictaduras en América Latina y basta del silencio cómplice de gobiernos parasitarios, clientelistas y corruptos, el Pueblo de Cuba merece ser Libre, por eso entona, “ Patria y Vida”.
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