Sandra Ocaña es argentina, cordobesa, y desde hace cuatro años vive en Beirut junto a su marido y sus dos hijos
Desde la capital del Líbano, Sandra brindó un panorama sobre la situación allí, en momentos de gran inestabilidad socio económica, y cuando se cumple un año de la explosión en el puerto de Beirut.
La familia se radicó en la ciudad que fuera llamada ”la Paris de Oriente” por las funciones de su marido en las Naciones Unidas, la UNIFIL (United Nations Interim Force in Lebanon), que opera en la zona desmilitarizada entre Israel y el Líbano.
“Hace aproximadamente dos años, había comenzado una gran decadencia económica y la explosión hizo que la situación empeorara”, describe Sandra, y agrega “En estos cuatro años vimos deteriorarse la vida de manera terrible”.
En estos momentos no se consigue combustible, hay que hacer largas filas para poder obtenerlo, porque les han quitado los subsidios, se sabe que hay contrabando de combustible a Siria. Tampoco se consiguen medicamentos, ni alimentos importados, lo que es un verdadero problema, ya que el Líbano produce poco. “Se ve mucha pobreza gente pidiendo en la calle, la verdad es ‘feito’”, señala Sandra.
La situación política es complicada, no se termina de definir y armar gobierno, porque para ello, deberían poder ponerse de acuerdo entre los diferentes partidos religiosos, lo cual es casi imposible. “El egoísmo de los políticos hace que el pueblo sufra un poco más”, lamenta Ocaña.
Acerca de cómo es actualmente la sociedad libanesa, indicó que hay distintos grupos religiosos (unos 18). Los mayoritarios son los cristianos y musulmanes, quienes a su vez tienen divisiones propias, y que cada uno de ellos, quiere imponer su posición, sin importarle la gente. No hay diálogo, hay violencia: asesinatos políticos, a periodistas, a opositores, donde la Justicia no puede actuar. Eso ocurre también con lo de la explosión del puerto, no hay respuesta del gobierno sobre los responsables de la tragedia. El pasado 4 de agosto, a un año de la explosión, hubo una enorme manifestación de reclamos y nada pasó.
Sobre las teorías que circularon acerca de los responsables Sandra dijo: “Por supuesto, lo primero que surgió en mucha gente fue culpar de todo a Israel, pero sabemos que había un cargamento de nitrato de amonio en el puerto desde 2013, denunciado como extremadamente peligroso. Lo cierto es que hasta el día de hoy no se ha hecho nada. Las teorías son muchas, y cada uno maneja el tema como mejor le conviene. ¡inclusive se llegó a responsabilizar a la UNIFIL!”
Respecto de Hezbollah, su poder dentro del Líbano, y sobre cómo los ve la sociedad, Sandra indicó que hay mucha gente que los considera “salvadores del Líbano”, y que, para otros, “están al servicio de Irán, y traen problemas al país”, que todo depende del lugar de donde cada uno viva y de la religión que tenga.
A pesar del escenario terrible que describe Sandra, confesó nunca sentir miedo de vivir allí con su familia. Tampoco ha sentido temor de caminar por las calles sin luz: Por la crisis energética existente, el gobierno no suministra electricidad y para el consumo particular, la gente tiene sus propios generadores. Tampoco ve con dificultad la vida normal de una familia “occidental y liberal” en una sociedad musulmana religiosa. “La sociedad, aquí es muy abierta, ves de todo: mujeres completamente cubiertas y otras vestidas de modo occidental, ya que siempre hubo muchos extranjeros, no hay problemas”. Pero que tal vez, fuera de Beirut en comunidades más religiosas, “no te miren muy bien si llevás una pollera corta”.
Sobre si hay temor de una escalada, teniendo en cuenta que estos últimos días se han disparado misiles desde allí hacia territorio israelí, con la consecuente respuesta de Israel, opinó que no cree que eso lleve a una guerra, que solamente parecería que se tratara de algunas “idas y vueltas”, que nadie quiere una guerra.
Hace unos días, se vieron imágenes de Drusos que detenían activistas de Hezbollah. Sobre eso, Sandra lo calificó de “increíble”, pero que se especula que se trató de una maniobra de Hezbollah (el lanzamiento de misiles) para desviar la atención, porque justamente eso sucedía el día en que se recordaba la explosión, y que de ese modo se evitaría que fuera el tema central por las marchas de apoyo a las víctimas, y de repudio a las acciones del gobierno.
Sandra ve difícil que las cosas cambien para mejor en ese bello país; ve todo deteriorarse cada vez más. “Ojalá me recontra equivoque”, concluyó.
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