Kabul en poder de los Talibán
Sucedió de un modo más rápido y precipitado de lo que se había supuesto, el castillo de naipes se desmoronó en pocos días: Kabul, la capital de Afganistán, fue tomada por las guerrillas de los Talibán este fin de semana, mientras el presidente Ashraf Ghani se exilió ante la llegada de los jihadistas a la ciudad.
Escenas de pánico envolvieron a los habitantes de Kabul, que recuerdan qué fue el régimen teocrático de los Talibán y su cercenamiento de los derechos más fundamentales, sobre todo hacia las mujeres.
Los Talibán crecieron en poder de fuego en los últimos tres años, aunque nunca fueron derrotados militarmente por completo en los casi veinte años de presencia de la OTAN, y en particular de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, en suelo afgano.
Se estima que los sucesivos gobiernos de Estados Unidos desde 2002 en adelante, invirtieron 83.000 millones de dólares en modernización, entrenamiento y equipamiento del nuevo ejército afgano, que debería hacer frente a las milicias jihadistas.
Pero las denuncias de corrupción estructural y generalizada, tanto en la presidencia de Hamid Karzai como en la Ashraf Ghani, sirven para comprender hacia dónde fueron esos recursos en dos décadas. La ineficacia y la falta de legitimidad de los gobiernos centrales de Afganistán, se pusieron de manifiesto en el colapso brusco en tan pocos días.
Ya Donald Trump, en la presidencia, comenzó negociaciones con los Talibán en Doha, buscando la salida de las tropas de un escenario que se hacía cada vez más insostenible y, sobre todo, secundario en el nuevo tablero de la segunda guerra fría, en el enfrentamiento con la República Popular China.
El presidente Biden, quien ya como senador y luego vicepresidente se había ido convenciendo en su escepticismo sobre la conveniencia de mantenerse en Afganistán, puso una fecha de retirada, consciente de que fue una apuesta excesivamente larga y desgastante.
¿Qué cabe esperar del régimen de los Talibán y su Emirato Islámico, tras veinte años fuera del poder? ¿Habrán aprendido algo, después de tantos años? Es sumamente probable que Afganistán siga con su inestabilidad crónica y conflicto civil armado en los años próximos, ya que ningún gobierno llegó a ejercer plenamente el poder sobre todo el territorio. La cuestión más relevante para sus vecinos inmediatos, así como para el bloque de las democracias en Occidente, es que no se transforme nuevamente en el oasis de entrenamiento y refugio para jihadistas internacionales como Al Qaeda o similares, que utilizaron a Afganistán entre 1996 y 2001 como base de operaciones.
Un nuevo capítulo de la larga guerra civil afgana ha comenzado.
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